El yoga, una de las prácticas más eficaces para lograr la salud integral

Foto: Ana Flavia

Entre las últimas tendencias en los hábitos relacionados con la consecución de la salud integral que en los últimos años se están imponiendo, destaca la práctica del yoga, en cuyo desarrollo participan el cuerpo, la mente y el espíritu. De hecho, el yoga es un trabajo espiritual que parte desde el cuerpo y genera múltiples beneficios en los planos físico, mental y emocional, el principal de ellos la consecución de la armonía entre los diferentes planos.

La base fundamental en la que se sustenta la práctica del yoga es la meditación, siendo el Hatha Yoga la forma más tradicional de las técnicas del yoga físico. En este proceso es muy importante ejercitarse con disciplina y escuchar nuestro interior para conocernos a nosotros mismos y poder alcanzar la plenitud física y mental.

El Hatha Yoga, también denominado yoga del equilibrio y cuyo significado es “yoga de la fuerza”, une la energía femenina (Ha) y la energía masculina (Tha), y combina al mismo tiempo fortaleza y ligereza, expansión y recogimiento, actividad y sosiego. En definitiva, une nuestros dos hemisferios cerebrales, derecho e izquierdo, y a la vez nuestros lados izquierdo y derecho del cuerpo, conectando éste con nuestra mente y otorgándonos equilibrio. Con ello podemos disfrutar mucho más de la vida, de forma más consciente y en todas sus dimensiones.

Una sesión de Hatha Yoga conlleva la práctica de ejercicio físico suave mediante asanas (posturas), ejercicios de respiración y un trabajo de meditación cuyo fin último es conseguir una relajación, una calma interior, un bienestar y un aquietamiento de la mente que nos conduzca al despertar de la conciencia.

Con este sistema lograremos una mejor condición física, obtendremos una mayor flexibilidad y fortaleza corporal, liberaremos estrés y tensiones, mejoraremos nuestro sistema inmunitario, mantendremos una actitud saludable y de prevención de enfermedades, tendremos más energía, viviremos de manera más consciente y alcanzaremos la paz interior. En definitiva, fortaleceremos nuestra salud mental y corporal, favoreceremos nuestra evolución espiritual, aumentaremos nuestra calidad de vida y contribuiremos a prolongarla.

La meditación

Como hemos señalado anteriormente, la meditación está implícita en las técnicas de yoga. Forma parte esencial de su práctica e implica un continuado y controlado ejercicio de concentración que debe llevarnos a centrarnos en el aquí y ahora y que, a la postre, debe llegar a hacerse sin esfuerzo.

Son muchos sus beneficios, coincidentes en gran medida con los del yoga. Mejora nuestra memoria y salud emocional y, en general, nos aporta bienestar, ayudándonos a desterrar emociones negativas como la depresión y la ansiedad, y a mejorar nuestra salud en general.

Más allá de las que se ponen en práctica en las sesiones de yoga, las técnicas de meditación existentes son diversas, así como sus enfoques u objetivos que se persiguen a la hora de practicarlas. En función de éstos se clasifican sus diferentes clases. Así por ejemplo, se puede meditar prestando atención a nuestra respiración, visualizando imágenes relajantes o ideas positivas, haciendo invocaciones, pronunciando mantras, y/o dejando fluir sensaciones, emociones, pensamientos… y dejándolos ir.

Según se pretenda una u otra finalidad con la práctica meditativa y/o con el yoga, lo mejor es ponerse en manos de terapeutas profesionales con visión holística y global, que podrán valorar la situación de cada persona y orientarla de forma natural hacia unas u otras técnicas en función de sus necesidades en cada momento.



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