Crítica: La historia de Jan

La perseverancia no es una carrera larga; son muchas carreras cortas, una tras otra. -Walter Elliot.

La historia: Bernardo, el padre de Jan, tras el nacimiento de su hijo con síndrome de Down, decide crear un blog y con el apoyo de Mónica, la mamá de Jan, también comienza a grabar a su hijo en la primera etapa de su vida. Después de casi seis años de grabaciones y con el apoyo de una campaña de crowdfunding en las redes sociales, lo que empezó siendo una acto de superación y de compartir sus miedos y anhelos en la crianza de su hijo, se ha convertido en una película documental, que tras inaugurar el pasado Festival de Cine de Málaga, llega ahora y coincidiendo con el séptimo cumpleaños de Jan a las salas de cine en España. ¡Felicidades Jan!

La crítica: “Me lo puedo perder llorando y no me lo quiero perder llorando”. Esta frase pronunciada por la madre de Jan cuando aún era un bebé, marca un punto de inflexión tanto en la película, como en la vida de estos afortunados padres por tener una criatura tan especial como Jan. Y es que la cinta nos habla de un modo sincero, roto, pero lleno de sensibilidad, de cómo es la acogida de la noticia y el posterior recibimiento de un bebé con el síndrome de Down. Una vez aceptado el hecho, que al principio es doloroso por la incertidumbre que produce, ya solo queda ponerse a navegar y construir por el bien del recién nacido y por el bien de los propios afectos de la pareja.

Narrada desde una sensibilidad especial tras la cámara, Bernardo Moll demuestra en esta su ópera prima en el cine, que independientemente del cariño inestimable por su hijo, tiene talento para desarrollar una historia, que cumple perfectamente las expectativas de una cinematografía tan complicada como es la del cine documental. Es más, el apellido documental suena incluso fuera de lugar, pues de lo que hablamos es de cine con mayúsculas, hay guión y un montaje preciso que sin duda ayudan a acercar la historia al espectador.

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La cinta arranca con la ecografía real del bebé y con su primer baño, a partir de ahí, la madre va presentando como narradora las distintas entradas del blog, con un inteligente ritmo que además se acompaña de diversas imágenes de la ciudad de Madrid. Fotogramas a veces evocadores y otras veces duros como los de los hospitales que sus padres tienen que visitar para el cuidado de Jan. Mención especial para el Hospital Univesitario Infantil Niño Jesús y la Fundación Jiménez Díaz, por la labor desarrollada con los más pequeños y por permitir la filmación de las imágenes. Doy fe personalmente de la magnífica atención sanitaria de ambos centros hospitalarios.

El fútbol es utilizado como otro factor temporal con el que se nos acerca la historia, el director lo usa como medio para medir el transcurso del tiempo, y nos lleva desde cuando la selección española ganó el mundial de Sudáfrica (cuando Jan aún era un bebé) hasta cuando nuestro amigo visita el estadio Vicente Calderón. Momento cumbre y alegre de la cinta al ritmo de la música de Joaquín Sabina y su popular himno dedicado al Club Atlético de Madrid. Jan ya es todo un hombrecito, habiendo pasado por una ingente cantidad de problemas pero con la sonrisa siempre por bandera.

Pero de lo que realmente habla esta cinta es de superación personal y no precisamente desde la posición de un libro de auto-ayuda, nos cuenta, nos inquiere, nos avasalla, nos desmonta con la capacidad de lucha y el sacrificio no solo del trío protagonista, sino del ingente trabajo de fisioterapeutas, educadores y profesionales que en todo momento sirven como apoyo y estímulo para la familia. Un conjunto de héroes anónimos que el cineasta retrata con una franqueza y firmeza.

La historia de Jan

Técnicamente la cinta transcurre de menos a más, pues las primeras secuencias están grabadas en vídeo casero hasta que Bernardo decide comprar una cámara más profesional y dar un paso al frente. Habría que aclarar que en la actualidad, las proyecciones en digital hacen que la diferencia entre las cámaras de los grandes estudios y las utilizadas por los cortometrajistas o los cineastas dedicados al cine experimental, no encuentran una gran diferencia de calidad en la sala de cine. La escena final con cierre preciosista, sirve para contrastar y medir un proyecto que empezó con unas tomas caseras y evoluciona hasta convertiste en una película de una belleza cinematográfica de altos vuelos.

En conclusión, el mensaje es claro y directo: lo que para unos padres en principio es recibido con miedo, dudas e incertidumbre, poco después se convierte en algo tan extraordinario; que la noticia de recibir a un bebé con sindrome de Down invita a otras personas en la misma situación a afrontarlo con firmeza y alegría. Es un claro ejemplo de cómo darle la vuelta a una situación y convertirla en un hecho amoroso y recíproco, en el que los padres son los verdaderamente afortunados por haber tenido a un ser tan entrañable y adorable como Jan.

Un ejemplo de vida grabado en tiempo real durante casi seis años y que invita a dentro de otros seis años a ver las evoluciones de Jan y su familia; si hubiera segunda parte estaría justificada plenamente y sería un gusto de visionar. En cualquier caso, nos encontramos ante una propuesta en el que el concepto de amor profundo encuentra su verdadero significado.

Nota: 9/10.

P.D. Os dejo con el enlace del blog de ‘La historia de Jan’ (www.lahistoriadejan.com) así como un enlace médico científico explicando las causas del síndrome de Down (https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000997.htm)

Nacionalidad: España.

Dirección y guión: Bernardo Moll.

Música: Mayor Tom y Guille Mostaza.

Fotografía: Alfonso Postigo.

Narración: Mónica Vic.

Duración: 94 minutos.

Estreno España: 4 de noviembre de 2016 (Entre los cines donde se proyectará figuran Cines Zoco Majadahonda, con pases de la cinta del 4 al 10 de noviembre, ambos días inclusive, a las 17:30 h)



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