Condenado a pagar más de 19.000 euros un cazador furtivo por abatir dos venados en una finca de Ciudad Real

Fundación Artemisan celebra la sentencia y espera que sirva de ejemplo para erradicar conductas tan indeseables

El Juzgado de lo Penal Nº 2 de Ciudad Real ha condenado a un furtivo como autor de un delito contra la fauna previsto y penado en el art. 335.2 del Código Penal a la pena de seis meses de multa (con una cuota diaria de 10 euros y una responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas insatisfechas), inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de cazar por tiempo de 20 meses, al pago de las costas procesales y a que en concepto de responsabilidad civil indemnice al propietario de la finca con una cuantía de 17.156,64 euros por los dos ciervos abatidos.

Fundación Artemisan, institución que promueve la investigación y la comunicación de la caza y trabaja para afrontar los retos del sector cinegético en España, celebra la sentencia y espera que sirva de ejemplo para erradicar la práctica del furtivismo, actividad tan indeseable como delictiva.

Para Luis Fernando Villanueva, director de Fundación Artemisan, “el furtivismo debe ser perseguido con todos los medios posibles hasta su erradicación de nuestra sociedad y esperamos que esta sentencia se convierta en un importante precedente judicial para la lucha contra esta lacra. El perjuicio de estas conductas debe ser penado por el daño que realizan a las propias especies, a las fincas y a la imagen y reputación de los cazadores”.

La sentencia estima que ha quedado probado que el condenado acudió a un coto de caza privado “con ánimo de obtener un aprovechamiento cinegético no autorizado por el titular del coto de caza y con el consiguiente perjuicio para éste, se adentró en la finca y abatió dos machos de ciervo de 6 y 8 años, respectivamente, a los que decapitó, dejando el cuerpo en el lugar de abatimiento y, portando ambas cabezas y el rifle terciado, emprendió la huida”

En su resolución, el Juez reprocha duramente la conducta del condenado, afirmando que: “en esta ocasión lo único que se pretendía eran los trofeos de caza, dejando abandonados los cuerpos de los animales y, por tanto, destrozando no solo el propio animal, sino las perspectivas de procreación de los mismos”.



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