La llegada del invierno abocará a los refugiados sirios a situaciones agónicas si no reciben ayuda de manera urgente

Arriba: Niños sirios refugiados / Fuente: ACNUR

A los bombardeos constantes y fuego cruzado que sigue sufriendo en la actualidad la población siria, lo que dificulta sobremanera su acceso al agua, la comida o medicinas para cubrir sus necesidades básicas, se suma ahora como dificultad añadida la próxima llegada del invierno, que afectará tanto a quienes permanecen aún en el país como a los refugiados sirios que se encuentran con sus familias en Jordania o el Líbano, territorios en los que, según los expertos en meteorología, la temperaturas pueden llegar a descender hasta los 18 grados bajo cero.

Urge por tanto conseguir que todas estas familias, que ya de por sí se encuentran en situación dramática, reciban cuanto antes material de abrigo y de aislamiento, como mantas térmicas, ropa, sacos de dormir y lonas de plástico adicionales, así como kits de refugio, kits de cocina, lámparas solares y kits de higiene para poder sobrevivir y resistir las temperaturas extremas que pronto habrá en la zona, además de necesitar también urgentemente agua y alimentos.

El problema crucial es que los recursos con los que cuentan las organizaciones de ayuda humanitaria que operan en la zona se están agotando y cada vez son más escasos. De hecho, el pasado 9 de octubre ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, hizo público un informe mediante el que se advierte de que la financiación destinada a las personas que se han visto obligadas a dejar sus hogares huyendo de guerras, hambrunas y catástrofes naturales es cada vez más reducida, cubriéndose apenas con la misma la mitad de sus necesidades en este año 2018.

Los refugiados sirios, que con la inminente bajada de temperaturas están abocados a vivir y a tratar de sobrevivir en condiciones críticas si no reciben ayudas a tiempo, tan solo cuentan con un 35% de la financiación que precisan para 2018 debido al déficit de fondos, tal y como se recoge en el informe citado.

ACNUR ha anunciado en concreto que, si no se reciben fondos de modo urgente, será imposible enviar material de invierno tan imprescindible incluso como mantas o calefactores a quienes lo necesiten e igualmente será inviable prestar asistencia médica a muchos miles de refugiados sirios especialmente vulnerables que precisan atención médica de manera permanente. En definitiva, sin fondos económicos la asistencia en efectivo se paralizará en noviembre, con los consiguientes devastadores efectos que ello tendrá para las familias refugiadas en Líbano y Jordania, que sobreviven en condiciones paupérrimas y con bienes mínimos, lo que les sitúa por debajo del umbral de la pobreza.

Hay datos además que sobrecogen: casi la mitad de refugiados sirios son menores de edad, según informa ACNUR. Menores que, víctimas exhaustas de más de 7 años de guerra en su país, se encuentran con que, cada vez que llueve, sus refugios se inundan de agua pues no están preparados para soportar el invierno. Además, los que residen en el Valle de Bekaa o en el norte del Líbano, entre otros lugares, están sufriendo ya los efectos de las heladas. Por otra parte, las tormentas de nieve cubrirán el suelo de blanco muy pronto, con el riesgo de perder la vida por congelación de quienes allí habitan sin disponer de pertrechos para contrarrestar las adversidades climatológicas extremas vaticinadas por los expertos. Evitar este horror y garantizar a los refugiados y desplazados que huyen de los contextos de guerra los servicios básicos, evitando la vulneración de sus más elementales derechos humanos, es una obligación de la Comunidad Internacional y es misión de todos.



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