La relación causa – efecto

Faltaban los muertos en el conflicto catalán

Imagen de archivo tomada ante el Parlamento de Catalunya / Foto: Guillaume DArribau

Como español, me siento moralmente corresponsable de esta muerte que la sin razón, violencia, incendiarios y salvajismo sin límites, han alentado a un suceso que ha tenido como víctima inocente a un ciudadano francés, según el diario ABC.

En estos momentos, no tiene ningún tipo de justificación la situación de riesgo en la que se encontraba, ya que la fatalidad subyacía agazapada en los hechos tumultuarios acaecidos y lamentablemente no suficientemente resueltos para no haber llegado a esta situación.

Mi primera pregunta como Columnista, iría dirigida a la GENERALITAT CATALANA, y subsidiariamente a la Estatal.

Como Gobernantes, deberían haber asumido aquello, de que la violencia genera más violencia, sin adoptar actitudes farisaicas. Una democracia no es un producto “top manta”. No se manosea.

La segunda, dirigida a la sociedad catalana. Esto tienen que detenerlo. No se puede caminar mirando hacia el suelo, ausentándose o prestando conformidad pasiva a lo que sucede alrededor.

He vivido algunos años en Barcelona y siempre han tenido dentro de sus peculiaridades, comportamiento respetuoso al resto de nacionales.

Aparten aquellos deseos o ínsulas conflictiva verbales o violentas de hechos, procedentes de  aquellos dirigentes que se arrogan estas realidades dañinas entre iguales.

En un artículo anterior, ESPAÑA SE QUIEBRA ANTE LO DESCONOCIDO, muy por delante del inicio de estas espirales catastrofistas, hacíamos nuestra una expresión de MARCO AURELIO: ¡por qué hacen esto!

Me gustaría ofrecer una respuesta que no encuentro al pueblo francés…


Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Doctor en Derecho (Cum Laude)
Diplomado en Estudios Avanzados U.E.
Caballero de Mérito por Real Orden Noruega
www.modificadosobraspublicas.com



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