Dos más dos cuatro

Carlos Machado

En un claro contraste con la frase dos más dos es igual a cuatro, la cual resulta obvia, pero políticamente incorrecta, deducimos que hay muchas formas de sumar y parece ser, que, quien nos gobierna suman a su capricho, interés o criterio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), pretende ayudar a algunos países a identificar los fallecidos por la COVID-19.

Lo primero que tendríamos que considerar, según la OMS, es que el CORONAVIRUS, ha provocado muertes en personas, tras ser positivos en una prueba, así como, casos sospechosos y consecuencias inmediatas posteriores. Es importante y así lo reseña el organismo, señalar que, no se deben considerar fallecidos por Covid-19 a aquellas personas cuya causa de muerte no esté relacionada con el coronavirus, como por ejemplo un accidente de coche o un cáncer, o que hayan muerto tras haberse recuperado de forma completa de la enfermedad.

En este sentido, la OMS establece que la COVID-19, debe registrarse en el certificado médico de fallecimiento, como causa de muerte en todas aquellas personas que han perdido la vida, como consecuencia de la enfermedad, o que se tenga una sospecha certera, de que la infección contribuyó a su muerte. Además, y debido la existencia de “múltiples coronavirus” que afectan a las personas, la OMS aconseja utilizar la palabra “COVID-19” en los certificados de defunción, ya que, tal y como explica en el informe, ayuda a reducir la incertidumbre generada en la clasificación de la muerte y, por ende, a controlar correctamente todos los fallecimientos relacionados con el virus. Según el informe de la OMS, si un paciente ha fallecido por síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), a causa de una neumonía provocada por la COVID-19, y que se pudiera notificar el intervalo de tiempo, desde el inicio de los síntomas hasta la muerte, la causa, sería el coronavirus. Por lo tanto, debería contabilizarse como tal.

Del mismo modo, el Organismo de Naciones Unidas recuerda que las personas con patologías crónicas (como diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o sistemas inmunes comprometidos, tienen un mayor riesgo de muerte debido a la COVID-19, por lo que destaca la necesidad de incorporar al certificado de fallecimiento, si había sospechas o estaba confirmado, de que el paciente estuviera infectado por el virus. Así mismo, la OMS contabiliza como muertes por COVID-19, a las mujeres cuyo embarazo se complicó como consecuencia de la infección y finalmente fallecieron; al igual que todos los fallecidos, pacientes con VIH e infectados por el nuevo coronavirus.

Por el contrario, la OMS invita a no contabilizar como fallecidos por el virus a las personas que, aun estando infectadas, hayan fallecido por un accidente de coche, un infarto de miocardio o un cáncer.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), confirma la manifestación de la OMS y considera como muerte por COVID-19, los casos sospechosos o probables. Ante esto, Salvador Illa, ministro de Sanidad, sigue manteniendo que el conteo que realiza su departamento (solo muertes confirmadas por una prueba PCR previa) sigue las definiciones que expone el ECDC en su reglamento, aunque en la web del Centro, se reitera la definición de la Organización Mundial de la Salud.

Para la OMS, es muy importante que se notifiquen los fallecidos infectados con la COVID19, con la mayor cantidad de detalles posibles, a partir de registros médicos o pruebas de laboratorio. En este sentido, establece dos categorías para incorporar en los informes, la “U07.1”, (clave de virus identificado, como nuevo coronavirus) y la “U07.2” (clave de virus, no identificado).

No obstante, la Organización Mundial reconoce que se necesitarán más estudios para cuantificar con una mayor precisión, la mortalidad que ha provocado la pandemia. Por eso, asegura que, los registros de exceso de mortalidad, se pueden usar para comparar las tasas de fallecimientos observadas por edad y sexo, durante la crisis sanitaria, con respecto a las tasas de mortalidad previstas en otras situaciones, como, por ejemplo, conflictos armados o desastres naturales.

Pero como decíamos al principio, aunque nuestros gobernantes han confundido la suma con la resta, ya empiezan a rectificar. Si bien, como siempre, tarde.

Según Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad: “Todos los países vamos a tener que hacer correcciones de los datos en un momento determinado para poder hacer comparaciones”. Además, especificaba que: “Es cierto que en un momento u otro tendremos que dar unos datos que sean comparables” y reconoció: “en estos momentos lo importante no son los fallecidos totales, sino el seguimiento diario de la evolución de la pandemia”. “Ahora mismo, en el ambito de cada país, lo más importante es poder detectar precozmente. Por lo tanto, los fallecidos nos van a dar una idea de la evolución a largo plazo, pero esa evolución la tenemos que dar con la mayor estabilidad posible”.

En cuanto al cambio para ajustarse a los nuevos criterios de la OMS, Simón ha señalado que el Gobierno cuenta con datos de fallecidos confirmados, “probables” y con los de exceso de mortalidad, recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). De acuerdo con estas cifras, a lo largo de este año se han producido 45.000 muertes más de las esperadas, mientras que Sanidad informa de 27.136 fallecimientos por COVID-19.

Pero lo más triste es que, en España, digan frases como: “lo importante no son los fallecidos totales” y da lo mismo en el contexto que se quiera decir. Ha muerto mucha gente sin diagnosticar, sin haber sido trasladada a hospitales y lo más importante, sin la compañía de sus seres queridos y en una absoluta soledad.


Carlos Machado
Periodista



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