Proponen que se le dé el nombre de Benito Pérez Galdós a algún edificio público, plaza o calle en Boadilla del Monte

Benito Pérez Galdós

El 4 de enero de 1920 moría en Madrid el autor de algunas de las grandes obras consideradas como tesoros de la literatura española. En este centenario de su fallecimiento algunos ayuntamientos han querido rendir homenaje al escritor, y en este contexto el PSOE de Boadilla del Monte ha presentado una propuesta para que se le de el nombre de Benito Pérez Galdós a algún edificio público, plaza o calle en Boadilla del Monte.  

Novelista, dramaturgo, cronista y político español,  está considerado uno de los más importantes autores en lengua española junto a Cervantes.

La colección de tópicos que se han generado sobre el personaje, quizá ayude a entender la indiferencia oficial y editorial con que se ha llegado al centenario de la muerte de Benito Pérez Gal­dós (1843–1920), pero resulta que su obra se lee discreta y espontáneamente más de lo que cabría suponer, y el interés generado por el centenario,  ha obligado a improvisar pro­gra­ma­cio­nes  para conmemorarlo.

Yolanda Arencibia filóloga española,  que dirige la cátedra Benito Pérez Galdós en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, comenta la faceta política del escritor que fue ampliamente criticada, diciendo que “nunca fue un republicano, ni siquiera cuando entra en las filas del republicanismo” a partir de 1907, y asegura que: «Él ante todo fue un gran liberal»

Gal­dós lamentó  la bipo­la­ri­za­ción ideológica de las dos Espa­ñas, según afirma el historiador Ricardo García Cárcel en su novela “La herencia del pasado”, que ilustra con un fragmento del primer Episodio de la segunda serie, El equipaje del rey José.  Galdós con este Episodio novela el periodo entre 1814 y 1833, durante el reinado de Fernando VII.

Para escenificar esta etapa el autor recurre al simbolismo que reflejará el enfrentamiento entre una España y la otra. Dos visiones de aquella historia, la España de las Cortes de Cádiz y la monarquía absoluta de Fernando VII. A la vez, los franceses se retiran de España con su botín, después de haberla saqueado. Y así de esta manera,  pasamos del enfrentamiento de un pueblo contra el invasor, a la lucha fratricida de las dos visiones de España, todavía larvada, y que se simboliza en la última parte del Episodio en un duelo salvaje, inmisericorde, entre dos hermanos, a los que todo les separa, menos la sangre.



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