El Museo ICO acoge la exposición ‘Sáenz de Oíza. Artes y oficios’, una muestra del lado más personal del artista

Sáenz de Oíza

Nos encontramos en la recta final de la exposición Sáenz de Oíza. Artes y Oficios. La muestra, que se inauguró el pasado 6 de febrero y se vio interrumpida por el estado de alarma, coincide con el 20 aniversario de la muerte del artista y podrá visitarse hasta el 23 de agosto en el Museo ICO (C/Zorrilla,3 de Madrid). Recorre la vida y la obra del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza a través de 400 planos, bocetos y dibujos (la mayoría inéditos) que invitan a realizar un viaje por las ciudades españolas donde este artista polifacético e inconformista desarrolló su actividad. La exposición incluye además obras relacionadas con otros grandes artistas y personalidades con los que confluyó y colaboró durante su carrera profesional. Entre ellos, Eduardo Chillida, Lucio Muñoz, Pablo Palazuelo, Antonio López o José Antonio Sistiaga.

El Museo ICO cumple todas las medidas de seguridad y desinfección para proporcionar una visita agradable y segura. Entrada gratuita.

Con esta exposición el Museo ICO se ha sumado a las actividades de conmemoración del centenario del nacimiento del polifacético arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza. Corrobora así su compromiso con la divulgación de la obra de las grandes figuras de la arquitectura.

La muestra incluye, además, obras relacionadas con otros grandes artistas y personalidades con los que confluyó durante su carrera profesional. Entre ellos, Eduardo Chillida, Lucio Muñoz, Pablo Palazuelo, Antonio López o José Antonio Sistiaga. Los comisarios de la exposición son tres de sus siete hijos -Javier, Vicente y Marisa Sáenz Guerra-, también arquitectos y que personalmente se han hecho cargo de dar forma y sentido a la exposición con el apoyo del Museo ICO.

La mayor parte de las piezas expuestas son inéditas. La exposición presenta el mundo personal de Sáenz de Oíza junto a su obra arquitectónica y recoge un repertorio de planos, cuadros, esculturas, maquetas, cerámicas y objetos personales. Oíza ensayaba mucho sobre plano y, por ello, se han conservado cientos de papeles que no han visto la luz. Además, realizaba proyectos singulares muy variados de manera simultánea, de ahí que existan tantos bocetos.

Cinco ‘oficios’ de Sáenz de Oíza

El espacio se divide en cinco oficios, en referencia a cinco estados de conocimiento del autor, que se van interrelacionando entre sí. El recorrido se inicia en el espacio denominado ‘El oficio de aprender / El arte de enseñar’, una miscelánea de objetos y piezas que recrean los orígenes de Oíza, la inspiración encontrada en su pueblo natal, Cáseda, en su aventura americana, y en la Universidad donde fue catedrático y director de la Escuela de Arquitectura. Fruto de aquella época fueron las construcciones de las Escuelas de Batán en Madrid, la Facultad de Ciencias en Córdoba, o la Universidad Pública de Navarra.

Sáenz de Oíza se definía como “un hombre de segueta”. Su extraordinaria habilidad manual le servía para elaborar sus propias maquetas de madera, corcho o cartulina, de gran capacidad sintetizadora, pero también para reparar y transformar cualquier cosa que cayera en sus manos para darle nuevas aplicaciones, o para construir juegos mentales de matemática o geometría, áreas por las que siempre tuvo gran interés, al igual que la poesía, literatura, filosofía y otras lecturas que se pueden ver en la muestra.

‘El oficio de habitar / El arte de construir, el segundo espacio de la exposición, reúne algunas de las construcciones que realizó el arquitecto. Para Saénz de Oíza, la construcción de ‘La Casa’ era el papel principal del arquitecto. Las casas eran más que edificios donde vivir, simbolizaban espacios íntimos, lugares de protección donde cada persona potencia su mundo interior, un espacio íntimo y cerrado. “La casa -decía – es el habitáculo para dormir de un hombre que produce, trabaja, vive y se relaciona en una dilatación de espacio en la que se mueve a lo largo de las 24 horas. Es decir, que la significación del contenedor en sí queda relegada a un segundo nivel.”

En este espacio se pueden ver algunas casas proyectadas y construidas por encargo como la de Lucas Prieto (Talavera de la Reina, 1960), la de Arturo Echevarría en la urbanización La Florida (Madrid, 1972) y la Villa Fabriciano en Torrelodones (Madrid, 1987).

Dos pequeñas casas en Mallorca, donde transcurren los veraneos de Oíza y su familia, explican cómo es el Oficio de Habitar de este arquitecto en una casa hecha por otro y la relación que toda arquitectura debe tener con el lugar, la tradición, las costumbres y los oficios locales.

Oíza también dedicó una parte de los años 50 a la construcción de viviendas sociales en Madrid (Entrevías, Fuencarral, Batán…) mano a mano con los vecinos, tratando de dar una solución al problema del alojamiento de miles de emigrantes que llegaban a las ciudades. De ello son ejemplos su propuesta (no construida) junto al río Manzanares, deseando compararse con su maestro Le Corbusier, y el complejo de viviendas de realojamiento junto a la M-30 en Madrid (1986) conocido como El Ruedo.



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