El pasado 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental con un importante descubrimiento científico del equipo dirigido por el doctor José Luis Carrasco. Tras realizar una serie de investigaciones con 53 pacientes diagnosticados con Trastorno Límite de la Personalidad o TLP, los autores concluyeron que los pacientes presentaban niveles plasmáticos de oxitocina significativamente más bajos que los individuos sanos que se utilizaron como controles. Identificar este problema es de gran importancia para entender los problemas de relación interpersonal que tienen los pacientes con TLP, dado que la oxitocina desempeña un papel fundamental en la interacción social de las personas. Estos hallazgos pueden abrir nuevas vías para el desarrrollo de tratamientos farmacológicos y psicológicos innovadores.
Los pacientes, entre 18 y 55 años, que participaron en el estudio, presentaban un Trastorno Límite de la Personalidad con severidad de moderada a alta, con una disfunción psicosocial significativa.
El Trastorno Límite de la Personalidad, también llamado TLP, que afecta en torno al 4% de la población y se caracteriza por un cuadro de reacciones afectivas intensas con déficits cognitivos sociales e interpersonales. El Dr. Carrasco insiste en que “el trastorno límite de la personalidad no es una forma de ser, sino un estado puntual. El paciente no es un TLP, tiene TLP”. “Y por esta razón -afirma – “al igual que otras enfermedades, el TLP no tiene por qué durar toda la vida y puede curarse con un buen tratamiento farmacológico y psicológico.”
Finalmente, el Dr. Carrasco apuntilla: “Un paciente con TLP, con un buen tratamiento integral y personalizado, puede llevar una vida normal, como otra persona cualquiera. El 50% de los pacientes con TLP graves y un porcentaje mayor de los casos leves se curan totalmente. Otros pacientes más graves se curarán parcialmente, pero la mejoría será marcada y además la familia aprenderá a manejar mejor el trastorno.”
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