La conducción temeraria es una de las principales causas de los accidentes de tráfico con fallecidos y heridos graves

Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante el año 2020 fallecieron en España en accidentes de tráfico cerca de 900 personas, que se vieron involucradas en casi 800 siniestros, mientras que resultaron heridas, teniendo que ser ingresadas hospitalariamente, casi 3.500 personas. Las cifras ponen sobre el tapete descensos del 21% en lo que respecta al número de accidentes registrados comparativamente con el año anterior y de un 22% en lo que se refiere al número de heridos graves que se produjeron tomando como referencia el año precedente.

De hecho, se trata de las cifras de muertos y heridos en carretera más bajas de la historia, siendo además 2020 el primer año en el que el número de fallecidos en accidentes que tuvieron lugar en vías interurbanas se sitúa por debajo de 1.000. Una realidad que se atribuye fundamentalmente al contexto derivado de la pandemia ocasionada por el Covid-19, con las consiguientes limitaciones a la movilidad decretadas al respecto por las autoridades para frenar o mitigar los contagios, que supusieron una reducción de los desplazamientos interurbanos de aproximadamente un 25 %, disminuyendo a la vez con ello la siniestralidad vial.

Pese a ello, para las personas que trabajan en el Ministerio del Interior, institución que tiene las competencias en seguridad vial, y en concreto para quienes lo hacen en la Dirección General de Tráfico, son cifras inaceptables porque consideran que estas pérdidas de vidas humanas y el que se produzcan tantos miles de lesiones y heridas en siniestros en carreteras es algo completamente evitable.

Y es que, según informa la propia DGT, la velocidad excesiva o inadecuada continúa siendo una de las principales causas de estos accidentes, asociándose por otra parte ese exceso de velocidad a la conducción temeraria y/o peligrosa, que se debe en principio a la falta de conciencia sobre las consecuencias de un accidente, al consumo de drogas y alcohol y a la utilización de teléfonos móviles mientras se conduce, según estudios realizados conjuntamente por Goodyear y la Asociación Europea de Autoescuelas (EFA, por sus siglas en inglés).

La conducción temeraria de un vehículo es conducirlo sabiendo que se está poniendo en riesgo o peligro la vida e integridad no solo del propio conductor sino también la del resto de personas, acompañantes u otros usuarios de la carretera. Constituye por ello un delito contra la seguridad vial, estando castigadas las causas que se establecen como principales motivos de la conducción temeraria, mientras no se pongan en riesgo vidas humanas, con multas y sanciones económicas y con penas de prisión de seis meses a dos años y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por un tiempo superior a un año y hasta un total de seis años.

En todo caso, quienes hayan incurrido en la circunstancia de conducir temerariamente causando siniestros graves o incluso aunque solo hayan sido multados por exceso de velocidad u otras causas encontrándose al volante de un vehículo a motor, pero sobre todo si han puesto en peligro la vida o la integridad física de personas, es completamente aconsejable que se pongan en manos de letrados expertos en infracciones y delitos de tráfico, especialmente la conducción temeraria, como JR Abogados.

Y es que poner en riesgo la vida de terceros por conducción temeraria o, lo que es lo mismo, conducir con manifiesto desprecio por la vida de los demás, implica un agravamiento de la pena, pudiendo ser castigados quienes incurran en ese delito con penas de prisión de dos a cinco años, multa de doce a 24 meses y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante un período de seis a diez años.

En todo caso, tras la inmensa mayoría de accidentes de tráfico existe una responsabilidad, lo que ha llevado a muchos afectados y víctimas de dichos accidentes a calificar la siniestralidad vial como “delincuencia vial”, acudiendo en buena medida a los tribunales para resarcirse por los daños y el dolor sufridos, y llegando a solicitar las acusaciones particulares que se impongan las máximas penas a los presuntos conductores temerarios. Es aquí donde juegan un papel fundamental en su defensa los abogados especialistas en delitos penales y, sobre todo, delitos contra la seguridad vial.



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