Isaac Becerra, ascensos inolvidables y un Campeonato de Europa excepcional

Isaac Becerra

Con muchas experiencias vividas al más alto nivel, Isaac Becerra Alguacil (Badalona, Barcelona, 18 de junio de 1988) es uno de los guardametas participantes en esta edición XXVI de Sesiones AFE. Con 33 años, tiene una edad perfecta para continuar jugando y demostrando su categoría.

Formado en las categorías inferiores del F.C. Barcelona, hasta Infantil (primer año), su formación se consolidó en la Damm y la Fundación Ferrán Martorell, en las categorías Infantil, Cadete y Juvenil. En su segundo año de Juvenil da un salto importante al firmar por el Espanyol, “algo que costó un poco porque el Villarreal también estaba interesado”, recuerda.

En el club blanquiazul coincidió con Carlos Kameni, que ha formado parte del grupo de futbolistas participantes de la pasada edición de Sesiones AFE. “Subí alguna vez a entrenar con el primer equipo y coincidí con él más de una vez. Son experiencias que te ayudan a ir creciendo”, reconoce.

El guardameta catalán recibe una oferta del Panionios de Grecia tras ascender con el Espanyol B a Segunda B. Isaac explica que “mi representante me transmitió que era una buena opción fichar por un equipo de la máxima categoría, que me ayudaría para formarme como profesional y persona. Fue una decisión arriesgada, pero acertada, ya que me ayudó a madurar a todos los niveles. Sí es verdad que la cesión no fue como yo esperaba porque jugué poco, además de que estuve tres meses de baja por una lesión en una clavícula. Eso sí, repito que me ayudó a madurar con más rapidez”.

Al regresar a España, el Espanyol le comunica que no va a tener ficha con el primer equipo, “lo estipulado en mi contrato, y me dicen que regrese al filial, por lo que decido rescindir el contrato” y de Barcelona da el salto a la capital para formar parte de la plantilla del equipo filial del Real Madrid.

Tras ser protagonista del ascenso a Segunda División del Castilla, abandona el Real Madrid y se plantea la posibilidad de colgar las botas, “ponerme a trabajar para ganarme la vida”. Vive momentos complicados, hasta que llama a Rubi -actual entrenador del Almería-, “al que había conocido en el Espanyol. Le comenté mi situación, que tras haber ascendido con el filial no me llegan ofertas. Me transmitió que contarían conmigo en el Girona, aunque debería aceptar el rol que me tocara”.

Una medalla, un tesoro

En su primera temporada juega poco, pero en el ‘play off’ de ascenso agarra la titularidad, iniciando una buena etapa. “En el Girona es donde más he jugado y he tenido más regularidad”, reconoce.

A partir de ahí inicia un periplo que le lleva al Valladolid -con ascenso a Primera incluido-, Nástic de Tarragona en Segunda División, “aunque no salió el año como esperaba y descendimos”, y Córdoba.

Un episodio que le marcó tuvo lugar en 2007, cuando se proclamó campeón de Europa Sub-19. Estaba entrenando con el primer equipo del Espanyol y el delegado le comunicó que se había lesionado un portero de la Selección Española y por ello debe viajar de inmediato a Austria para sustituirlo. “Sólo faltaba jugar la final y me fui directo allí. Fue una aventura porque en un aeropuerto de Austria no me dejaron meter las botas por tener tacos de aluminio”, evoca, “perdiendo un vuelo” que le debía llevar al lugar de concentración del equipo. Finalmente, un empleado de UEFA le llevó en coche. “Fue una bonita experiencia que jamás olvidaré, ya que ganamos a Grecia la final con un gol de Dani Parejo”, apunta. Guarda como un tesoro la medalla de oro y tiene enmarcada la camiseta.

Ahora afronta estas Sesiones AFE con ilusión, dejando claro que “me encuentro muy bien, he seguido entrenando las últimas semanas, cuidándome y trabajando a tope para encontrar equipo. Estoy aquí para rodarme, hacer una buena pretemporada con el objetivo de llegar con las mejores garantías a un club”.



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