Los beneficios emocionales y psicológicos de la medicina estética

Cuando una persona toma la decisión de acudir a una Clínica de Medicina Estética Madrid, es evidente que busca un cambio en su vida. Y en concreto, un cambio físico, porque psicológica y emocionalmente lo necesita. Precisa sentirse mejor consigo misma e incrementar su autoconfianza para seguir adelante y afrontar su día a día personal, familiar y laboral, una autoconfianza que precisamente le transmite la cirugía plástica y los tratamientos estéticos.

Con dicha autoconfianza el paciente se ve mejor ante los otros, al encajar su físico con los cánones de la sociedad establecidos, la moda y los patrones de belleza imperantes, lo que le ayuda a lograr superar por ejemplo problemas de timidez, contactar con más personas y aumentar sus relaciones sociales. Ello al mismo tiempo redunda positivamente en sus relaciones profesionales con sus jefes, sus propios compañeros de trabajo y clientes.

En ocasiones el cambio u operación estética a la que las personas se someten es fruto de haber sufrido alguna enfermedad, siniestro o accidente, lesión, etc., que les ha ocasionado limitaciones o deformaciones físicas que afectan a su calidad de vida.

En todos estos contextos, la medicina o cirugía estética conlleva un impacto positivo en el paciente en lo que se refiere a la percepción que tiene de sí mismo, contribuyendo ello a que supere rasgos negativos como la señalada falta de confianza e incapacidad de interactuar.

Unas de las intervenciones pláticas más drásticas y positivamente notorias es operarse o hacerse algún tipo de cirugía estética en la cara, figurando entre las operaciones faciales más comunes la eliminación de arrugas mediane botox, el estiramiento de mejillas, la corrección de los párpados (blefaroplastia), intervenciones para corregir el mentón y conseguir pómulos marcados o un rejuvenecimiento de la frente mediante una elevación de cejas.

Otras cirugías faciales comunes son la otoplastia (cirugía de las orejas), la ritidectomía, esto es, lifting de cara y cuello, y la rinoplastia, que es la cirugía de nariz, además de intervenciones para retocar, perfilar o reconstruir el arco de cupido o rasgo facial respecto al que se dice que la doble curva de un labio superior humano se parece al arco de Cupido, el dios romano del amor erótico.

Para recomponerlo se interviene en los labios y la boca, de manera que se llevan a cabo perfilados para recuperar y embellecer el reborde facial, utilizándose para ello el ácido hialurónico, que hidrata y recupera el color rosado de los labios secos y estropeados. En paralelo, puede realizarse un aumento del volumen de los labios finos, logrando los buenos cirujanos especialistas un efecto como si fuera completamente natural.

También puede hacerse desaparecer con ácido hialurónico de baja densidad el “código de barras”, de forma que se borran de modo natural las arrugas que, con la edad, aparecen encima del labio. Y asimismo se puede corregir la sonrisa gingival en las personas que la tienen, pudiéndose intervenir para que no se muestren las encías.

Con el bótox o Toxina Botulínica se tratan las arrugas de los ojos, la frente y el entrecejo, de manera que se corrigen, disimulan y atenúan las patas de gallo y las arrugas frontales faciales, y se mejora y dulcifica la mirada.

También se mejora la mirada interviniendo sobre las ojeras con ácido hialurónico para evitar el aspecto cansado y mejorando la coloración de las ojeras oscuras, en este caso con peeling y cosmética, y se suprimen las arrugas de los párpados utilizando vitaminas, minerales y estimuladores del colágeno en los propios párpados.

En cuanto a las intervenciones nasales, igualmente se utiliza ácido hialurónico para corregir las imperfecciones y se eliminan con láser o IPL la rojeces y venitas que se forman alrededor de la nariz.

El citado ácido hialurónico sirve también para corregir el mentón retraído y, en general, para lograr un rejuvenecimiento facial rellenando con el mismo los surcos y arrugas faciales para hacerlas desaparecer; también, para remodelar el rostro reponiendo volúmenes perdidos y redefiniendo los ángulos de la cara.

Por otra parte, la papada puede disimularse disminuyendo la grasa con sustancias lipilíticas y mejorando la flaccidez con hilos tensores o HIFU.

En definitiva, el cambio físico radical en una persona pero a la vez natural, sobre todo del rostro, suele derivar a la par en cambios de ropa o vestimenta, lo que conlleva  por ende, una tendencia a sentirse psicológica y emocionalmente bien, mucho mejor que antes. En este sentido, la medicina estética y/o cirugía plástica ayuda sobremanera a conseguir superar aspectos negativos de una vida que, en adelante, sí podrá llevarse a cabo como se soñaba o deseaba.



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