El imperio de la luz: cuando lo cotidiano se convierte en extraordinario

El imperio de la luz dirigida por Sam Mendes se estrenó en cines españoles el día 31 de marzo. La cinta presenta un reparto estelar encabezado por la ganadora del Premio de la Academia Olivia Colman, el ganador del Bafta, Micheal Ward, y el ganador del Premio de la Academia, Colin Firth

Micheal Ward y Olivia Colman / Foto: Twentieth Century Studios España

Sinopsis:

Ambientada en una ciudad costera inglesa a principios de la década de 1980, El imperio de la luz es una poderosa y conmovedora historia sobre la conexión humana y la magia del cine de la mano del director y guionista ganador del Premio de la Academia Sam Mendes. (Twentieth Century Studios España)

Crítica:

La chispa del cine clásico, de ese que nunca muere, es plasmada de una manera muy bella por el cineasta británico Sam Mendes. El director de American Beauty, Revolutionary Road o 1917, realiza un retrato casi perfecto en el que vuelve a encender la magia del cine. Hablamos de un preciosista filme en el que lo cotidiano se convierte en algo excepcional a través de un relato sencillo, sutil y muy emocional.

El imperio de la luz refleja un período de agitación política en el Reino Unido, con políticas raciales muy incendiarias, pero al mismo tiempo, fue un período mágico para la música y la cultura en general. Fue una época muy creativa, muy politizada y repleta de energía. Hilary y Stephen son los personajes que entretejen una historia que explora algunos de los lazos que nos unen a todos: la música, el cine y las amistades laborales que nos ayudan a salir adelante. El meollo del filme es la relación de estos dos personajes que aunque parecen muy distintos, encuentran un terreno común en un rito de iniciación que ofrece a ambos algo de felicidad.

Tanto Hilary como Stephen encuentran un sentido de pertenencia a través de su extraña y tierna relación y llegan a experimentar el poder curativo de la música, del cine y del sentido de comunidad. Mientras ella es rechazada por sus problemas de salud mental, él lo es por el color de su piel. Y en medio de todo esto aparece la sala de cine como el círculo concéntrico por el que se mueven los demás personajes. Además, observamos cómo funciona la maquinaria de una sala de cine de manera parecida a como en La camarista veíamos como era el engranaje del día a día de un hotel de lujo. La sala de cine es otro personaje con entidad propia: emociones, deseos y anhelos a través de las películas que se emiten en el Empire.

Olivia Colman / Foto: Twentieth Century Studios España

Olivia Colman, nominada por este papel en la temporada de premios, está brillante como siempre. Hilary, su personaje, sufre acoso laboral y sexual además de lidiar con su propio trastorno bipolar. Hablamos de un personaje complejo, pero a la vez sencillo de comprender. Hilary es una mujer de mediana edad que vive sola en la costa y trabaja en el cine desde hace unos años. Su vida da un vuelco cuando aparece Stephen, un chico muy sincero y amable pero aún muy joven, que también va a trabajar en el cine como recepcionista. Un personaje desgarrador interpretado de manera talentosa por Micheal Ward. El tercero en discordia es el gerente del cine interpretado de manera notable por Colin Firth: un tipo sin escrúpulos que se aprovecha de la debilidad del personaje de Hilary.

Las canciones que pueblan la película son la banda sonora de la vida del propio Mendes y una parte clave del filme. La música instrumental es obra de Reznor y Atticus Ross, que colaboran por primera vez con Mendes. Soberbia banda sonora que se basa en gran medida en el piano, pero eso solo cuenta la mitad de la historia. Además de las composiciones para piano, hay voces, cuerdas y otros instrumentos, que proporcionan un marco en el que se asiente el piano y logre la emoción necesaria para que el relato funcione. La película se ha rodado en localizaciones de Margate, una ciudad en la costa norte de Kent.

Y allí estaba Dreamland: un antiguo cine y salón de baile con un impresionante exterior art déco al lado de un parque de atracciones junto al mar. El equipo de producción sometió a la localización, que había conocido días mejores, a una enorme transformación. El auditorio del cine, que se había transformado en una sala de bingo, se convirtió en el espléndido cine Empire: todo el interior, desde los asientos hasta el material de las paredes y el arco del proscenio se instaló de nuevo. También se renovaron otros aspectos del edificio: el salón de baile se sometió a un lavado de cara muy necesario y se reconstruyeron los baños art déco de señoras. Después los decorados se envejecieron para que fueran apropiados para la época que retrata la película.

Micheal Ward y Olivia Colman / Foto: Twentieth Century Studios España

El imperio de la luz me ha parecido una obra capital para los amantes del cine. Estos templos del séptimo arte representan la evasión de la vida real. Es decir, hablamos de una necesidad humana en la que dejamos volar nuestra imaginación para ir al encuentro de nosotros mismos. Los cines clásicos o los nuevos cines boutique son templos para vivir esos sueños iluminados, esos hechizos con los que nos hipnotizan los realizadores. Son un faro y un lugar que une a la gente: eso es lo que el cine siempre debería ser. Las películas son una forma de encontrar en el arte esa felicidad que proporciona vivir una experiencia junto a otras personas en un ambiente de comunidad. Sam Mendes logra que desde un filme sencillo, sutil y elegante encontremos en lo cotidiano algo extraordinario.


Nota: 9/10.

Nacionalidad: Reino Unido

Título original: Empire of Light

Género: Drama romántico

Dirección: Sam Mendes

Guión: Sam Mendes

Fotografía: Roger Deakins

Música: Trent Reznor, Atticus Ross

Duración: 115 minutos

Reparto: Olivia Colman, Micheal Ward, Colin Firth,  Toby Jones, Tanya Moodie, Crystal Clarke, Tom Brooke



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