Exposición de pintura erótica de Bengt Landin en Navacerrada

Una de las pinturas de Bengt Landin

Por Armando Saez

En estos días está teniendo lugar, en la Casa de la Cultura de Navacerrada, una exposición del pintor sueco BENGTT LANDIN, inaugurada  el pasado 29 de abril, la cual estará abierta hasta el 21 de Mayo.

Bengtt Landin nació en Estocolmo en 1946, donde estudió en la Escuela de  Bellas Artes, y se formó en fotografía, llevando una vida azarosa en la que realizó distintos trabajos para sobrevivir, entre ellos, cocinero en buques de carga.

A finales de la década de los 90 llegó a Madrid donde se instala y podemos decir, donde ha realizado la mayor parte de su obra pictórica.

Si tenemos que definir a Bengt de alguna manera, diríamos que es un alma libre, independiente, ajeno a cualquier convencionalismo o exigencia externa a su forma de estar en el mundo o a los requerimientos de lo que los demás le exijan. Es en este punto donde la vida y la obra de Bengt Landin se unen inexorablemente, donde una explica la otra y viceversa pues ambas deben ser entendidas como un todo, igual que ocurre con muchos otros artistas.

Encontramos en la pintura de Bengt algunos paisajes urbanos, con cierto aire naif, en los que él intercala sus propios guiños divertidos y sarcásticos, aunque nos muestra que sabe hacerlo de otra forma, y también algún autorretrato donde ocupa su lugar la ironía.

Pero la obra de este pintor es fundamentalmente erótica, si entendemos por erotismo la atracción placentera que algo  ejerce sobre una persona, y es más que evidente que en el caso que nos ocupa esta atracción la despierta esencialmente el cuerpo desnudo de la mujer.

Bengt pinta incansablemente desnudos femeninos en cualquier postura, en grupos o individualmente, y si algo podemos extraer de estos cuerpos es su belleza, la sensualidad que transmiten y la admiración de quién los pinta,  que va desde el “autogozo” de una mujer consigo misma hasta la exhibición explícita del sexo femenino, pasando por un amplio abanico de “relatos” pictóricos como son la realidad de las prostitutas de la Casa de Campo o las conversaciones mantenidas con la modelo a la que posteriormente pinta.

Si tuviéramos que definir la pintura de Bengt, diríamos sin duda que es expresionismo puro, con colores intensos y líneas firmes, pintadas con la soltura y frescura que solo puede plasmar alguien que sabe muy bien lo que hace. Pinturas a veces solo insinuadas, bien delimitadas o incluso superpuestas, pero siempre expresivas, impactantes y sugerentes, pues la realidad ya sea fiel a lo que observa, ya sea distorsionada o deformada, para Bengt, como buen expresionista, siempre es subjetiva, y en su mundo y su pintura solo manda él, convertido en el capitán de su propio barco, de su imaginario consciente e inconsciente, provocador, esperpéntico o bello. En pocas palabras, aquello que define a un artista y su obra.

Encontramos los cuadros de Bengt pintados sobre cualquier soporte y siempre con acrílico: papel de estraza, una cortina o un estor, la puerta de un armario o una tabla, y también algún lienzo, los menos, lo cual también nos da una idea de su versatilidad e imaginación.

Además, utiliza el poliespán para esculpir tanto una figura de Marilyn como la de una pantera inclasificable, o una figura enorme de una de sus modelos tallada en bajorrelieve.

Hombre tan peculiar como su obra, hastiado e invadido por la soledad y la incomprensión (no vendió ni un solo cuadro durante sus más de 20 años en Madrid) a finales  de 2019 tomó lo que él llama “la solución final”, que consistió en exponer en el suelo toda su obra en la plaza Salvador Dalí de Goya, y que los que por allí pasasen cogiesen y se llevasen lo que quisieran; con la idea de que lo que quedase lo iba a destruir, pues le afecta profundamente la sensación de ser un pintor “maldito”.  A continuación se iría a Gambia a vivir, con billete de ida pero no de vuelta.

Dicho y hecho, a principios de 2020 se fue a Gambia, donde vive desde hace tres años, aunque, afortunadamente para nosotros, su obra fue rescatada por Javier Astarloa, pintor amigo y comisario de la exposición que nos ocupa, que pudo convencerlo de que no la destruyera y gracias a lo cual, hoy podemos disfrutar de esta provocadora, interesante y magnífica exposición, que está teniendo un gran éxito de público y crítica, en la que” UN SUECO PINTA EN MADRID” y, nosotros como espectadores tenemos el privilegio de disfrutarla y constatar que así lo hizo.



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