La escalada, uno de los deportes con más beneficios si se practica de manera segura

Foto: Thiago Rezende

La escalada como práctica deportiva es una actividad cada vez más en auge debido a sus múltiples beneficios físicos y psicológicos y porque, aunque no lo parezca, cualquier persona puede practicarla, ya sea al aire libre o en un rocódromo. Como todo deporte que a priori nos puede parecer sumamente peligroso y/o de una gran exigencia física y mental, sobre todo si se hace en montaña, la escalada, aunque no está exenta de riesgos, no es más peligrosa que otros deportes. Ahora bien, debe siempre realizarse con suma prudencia, ejercitándose previamente para dotarse de la técnica apropiada y aprendiendo las habilidades que se requieren para garantizar la seguridad y poder manejar cualquier peligro potencial que pudiera surgir repentinamente.

Uno de los mayores enemigos de los escaladores es el denominado popularmente “mal de altura” o mal agudo de montaña (MAM), definido como la inadaptación del organismo a la falta de oxígeno (hipoxia) de la altitud. Se trata de un trastorno que puede llegar a ser muy grave, pudiendo provocar un edema pulmonar o cerebral y a la postre incluso la muerte, si se produce a una altitud muy elevada y se ha subido a gran velocidad, siendo recomendable para paliar dichos síntomas llevar consigo equipos de oxigenoterapia en las escaladas de grandes picos, aunque entre los alpinistas de verdad no suele aceptarse la utilización de oxígeno artificial en ninguna montaña, excepto en la más alta del mundo: el mítico Everest, coronado por escaladores que en su inmensa mayoría (el 95%) han utilizado botellas de oxígeno durante el ascenso.

Otro peligro de la escalada en roca o de montaña es la caída de piedras que, en su recorrido, alcanzan velocidades tan grandes que pueden herir hasta mortalmente a los alpinistas. Por eso es aconsejable llevar casco para proteger la cabeza de dichos “proyectiles”, aunque el resto del cuerpo quede expuesto, lo cual siempre es un mal menor.

La climatología adversa es otra posible causa de accidentes en la montaña. Para evitar que cambios climatológicos bruscos nos sorprendan es conveniente planificar muy bien previamente la actividad y ser muy prudentes, comenzando por ejemplo la misma al amanecer y concluyéndola a mediodía. También es recomendable evitar la lluvia, el frío, la humedad, el calor y la sobreexposición al sol.

Informarse bien previamente asimismo de la fauna y flora de la zona donde se va a hacer alpinismo puede también prevenir situaciones desagradables que, a su vez, pueden provocar accidentes, como picaduras de plantas y serpientes venenosas e incluso de insectos.

No hay que olvidar por último revisar en cada uso el equipo de escalada y desechar aquellos elementos en mal estado o desgastados (eslingas, mosquetones, perchas giratorias, pernos…), lo que prevendrá posibles caídas.

Bien manejados todos los aspectos anteriormente mencionados, el practicante de escalada puede disfrutar enormemente de una práctica que proporciona un desarrollo integral, favorece una postura corporal sana y correcta, mejora la resistencia y masa muscular, aumenta la capacidad cardiopulmonar, mejora la fexibilidad, fortalece y desarrolla la coordinación y la movilidad, además de quemar considerable número de calorías en función de la intensidad del esfuerzo que se lleve a cabo.

Asimismo y entre otros muchos beneficios, la escalada potencia y promueve las relaciones sociales, el compañerismo, la paciencia y el espíritu de equipo, ayuda a desarrollar al máximo la mente, mejora la capacidad de concentración, favorece la atención y refuerza la seguridad en uno mismo.



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