Madresierra nace con Jorge Pardo en Moralzarzal

Jorge Pardo

Madresierra es la nueva promotora cultural de la sierra madrileña. Nace con la voluntad de programar espectáculos de primer nivel, invitando a respirar cultura.

Comienza su viaje por pueblos serranos con una leyenda de la música, Jorge Pardo.

El músico madrileño, figura de la fusión entre el jazz y el flamenco, actuará acompañado de Melón Jiménez a la guitarra y Bandolero a la percusión, llevando a los asistentes a un trance flamenco sin precedentes.

Será en el Teatro de Moralzarzal (Avda. Salvador Sanchez Frascuelo nº 26) el sábado 11 de diciembre a las 20:00 horas. Las entradas tienen un precio de 16,5€ anticipada (sin gastos de gestión) y 19€ en taquilla y están a la venta en www.madresierra.es y en www.entradium.com.


Gracias Jorge por Gabriel Urciouli

El primer instrumento que el ser humano inventó fue una flauta hecha del hueso de un animal con la que invocar a los dioses, con la que interrogar a lo misterioso.

Cuando Jorge Pardo toca su flauta, no toca su flauta: toca aquella primera flauta sagrada, ancestral, única. Porque entre aquella flauta y la de Jorge hay un puente directo, un lazo de tiempo y memoria de especie.

Uno escucha la primera nota que sale de su flauta y uno se estremece hasta el tuétano. Entonces uno se deja llevar de su mano y las palabras terminan, porque es la música de Jorge la que, sin palabras, habla. Habla la historia de los gitanos, gritando, gimiendo, doliéndose, levantándose. Habla también la historia de los negros esclavizados, la de los genios europeos, la historia de India y la historia de África. Habla de la historia de la especie.

Y así, cuando Jorge Pardo toca su música, no toca su música: toca la música de todos. Se convierte en el medium que nos conecta con lo más recóndito de nosotros mismos.

Es un privilegio que él tiene. Un privilegio que ha ganado entregando gran parte de su vida, así que cuando él toca, nos está dando esa parte de su vida y, aunque su música a veces duela, por encima de todo consuela, alegra y emociona.

Es un auténtico privilegio recibir su regalo sagrado, más que con admiración y respeto, con cariño, consciencia y gratitud.



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