El crecimiento de Madrid, en boca de todos

DISCURSO DE LA PRESIDENTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID EN DESAYUNO DE ELDEBATE.COM

Isabel Díaz Ayuso

La Comunidad de Madrid se ha convertido en un ejemplo para toda España por una razón muy sencilla: hemos demostrado con hechos que nuestra política es distinta y es mejor que la de la izquierda.

En el Gobierno de la Comunidad de Madrid somos conscientes de que tenemos una especial responsabilidad porque nos hemos convertido en el ejemplo más claro de que otra forma de hacer política es posible.

Sin inventos: Madrid es España. Hablar de Madrid como si de una isla se tratara es faltar a la historia y a la verdad. Sería ser desleales con nuestro país y con las nuevas generaciones. Sería fabricar una identidad que no existe y olvidar la universalidad de nuestra región y su papel capital para el conjunto del país.

Sería negar por qué somos capital desde hace cinco siglos y por qué hablar de Madrid es hablar de unidad y Monarquía, lo que ha ido de la mano durante cientos de años.

Y por tanto sería no entender el carácter de la sociedad madrileña, que no viene de ahora, ni sus raíces mestizas, abiertas y vanguardistas.

Por todo esto y mucho más, no me pueden pedir como presidenta de la Comunidad de Madrid que no hable siempre y a la vez, de España.

Nada de lo que ocurre en el resto de país nos es ajeno y mucho menos puede serlo para los presidentes autonómicos, que somos los representantes de un conjunto: el Estado.

Madrid es el motor económico nacional, el principal destino de las inversiones extranjeras y el referente en eventos, innovación, emprendimiento y políticas públicas.

También, somos esa España con ganas que muestra al resto del país el camino de la convivencia, el respeto y la libertad.

Decía Ramón Gómez de la Serna que a Madrid había que atraer al talento joven para que lo comprendiera casi todo. Porque Madrid tiene algo de artista genial. Y al mismo tiempo lo disimula con su aire de barrio y de pueblo. Madrid consigue que todas las cosas tengan el regusto de sí mismas: la autenticidad. Madrid se aprovecha de la luz y de la vida. Y aún hay en él ecos vivos del solo vivir.

En definitiva, Madrid es libertad. Es el lugar donde las cosas ocurren. Y ocurren porque los ciudadanos aquí trabajan mucho, son generosos y siempre plantean con ganas un futuro mejor.

El 45 % de los que viven en Madrid no son de aquí. Llevamos en nuestro ADN ser madrileños desde el primer día.

Aquí también hay peculiaridades que llaman la atención a los que nos visitan por primera vez. Vivimos juntos, cómodamente incómodos en el tumulto. Al primer rayo de sol estamos todos en la calle. Tertulias de mujeres mayores desayunando juntas en cualquier cafetería. Simpatía y generosidad con el que nos pregunta una calle. Ganas de llenar bares y terrazas de lunes a domingo incluso tras una larga jornada de trabajo.

Colas en los museos, colas en el cine, colas hasta en los semáforos de la Gran Vía.

Todos en Madrid, además, tienen una inmensa curiosidad por lo que ocurre en cualquier lugar del planeta. Somos grandes viajeros y comensales. De cuanto más lejos viene uno, mejor. Vivimos entre contrastes, con exigencia e intensidad.

No fabricamos identidades ni inventamos ser otra cosa.

Pero esto no sólo es propio de los ciudadanos en Madrid. La inmensa mayoría de los españoles saben que pertenecen a uno de los países más ricos y diversos del mundo y no quieren enfrentarse a nadie por cuestiones políticas. Somos igualmente diferentes. Las tradiciones, el folklore, la cultura de cada rincón son únicos y complementarios.

Como ocurre en Madrid. Porque Madrid, insisto, es España.

Algunos han decidido que no les gusta España y pretenden, para dominar el futuro, borrar el pasado y fabricar literalmente un nuevo país. Que no se conozca nuestro papel en el mundo, nuestra influencia grecorromana, nuestras conquistas.

El carácter español, generoso, desprendido y valiente está siendo dominado por aquellos que le quieren temeroso, desincentivado y dependiente.

Por el contrario, yo creo en la cultura del esfuerzo, el mérito y el trabajo. Se ha demostrado la capaz de levantar un país y hacerlo prosperar.

Del mismo modo creo en un Estado de bienestar y unas instituciones fuertes que se pagan con unos impuestos que han de ser justos y una burocracia eficaz pero limitada.

Sin embargo, el pensamiento único está inculcando la idea de que sólo se puede asegurar el estado de bienestar con más gasto público, más impuestos, más control de la vida de las personas y regulación. Pasando de gestionar una burocracia a gestionar proyectos y decisiones personales. Intentando gestionar hasta los sentimientos y las emociones. Quizá porque es el camino fácil del político incapaz.

En Madrid hemos demostrado que lejos de eso, las ideas liberales funcionan.

Se ha visto claramente que bajando impuestos se recauda más y se acaba con la economía sumergida. Que como todo en la vida, eliminando trabas crece el estímulo y el incentivo. Y que de esto se benefician todos los ciudadanos, no sólo los que nos dan soporte con su voto.

Tratar a los ciudadanos como a adultos nos ha traído hasta aquí. Llevamos 18 años defendiendo la misma política fiscal. Durante la pandemia entendimos que el único enemigo a eliminar era el virus y no la prosperidad de los madrileños. Y hoy Madrid es reconocida por todo el mundo por ello. Una vez más, ha hecho historia con su carácter valiente, peleón y solidario.

Aquí no se enfrentan hombres a mujeres, a barrios con distritos, ni a empresarios con trabajadores, ni a lo público con lo privado.

La Comunidad de Madrid tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, con 53 hospitales públicos, 3 de ellos entre los 10 mejores de España, y con 49 privados.

Y lo mismo sucede en la educación. En un sistema donde conviven pública, privada y concertada, donde la primera no ha hecho más que crecer y convertirse en una referencia desde que Madrid asumió sus competencias.

En el año 2000 había 986 centros de educación pública en la Comunidad de Madrid. Actualmente hay el doble: 1.880. Hemos crecido sin renunciar a principios básicos fundamentales para nosotros: la calidad de la enseñanza y la libertad de las familias para elegir modelo educativo y colegio.

La mitad de la oferta pública educativa es, además, en inglés, bilingüe. Hoy hay padres en pequeños municipios por toda la región que ven cómo sus hijos, sin tener que abandonar su pueblo, hablan perfectamente en inglés, una barrera para generaciones anteriores.

Por otro lado, hemos pasado de tener 250.000 alumnos universitarios en 1995 a casi 315.000 hoy.

La Formación Profesional ofertaba por entonces poco más de 43.000 plazas, 100.000 cuando comenzó mi gobierno y este curso nos acercamos a las 137.000.

Lo mismo ha sucedido con uno de los mejores Metros del mundo, de los más extensos, con los servicios sociales o con nuestro tejido empresarial.

El crecimiento de Madrid está en boca de todos. Pero este sería mucho mayor con otra política económica y fiscal y la colaboración del Gobierno de Sánchez, que por el contrario, ha decidido que la Comunidad de Madrid es su enemigo. Algo que por cierto no ocurre en ningún lugar del mundo.

Aparte de todo lo sucedido durante la pandemia, y que todos recordarán:

  • Somos la cuarta región que menos inversión por habitante recibimos en los Presupuestos Generales del Estado 2022: apenas 171 euros por madrileño, frente a 288 en Cataluña o a 239 en la Comunidad Valenciana.
  • También seremos los que menos financiación por habitante recibiremos de los Fondos Europeos: 174 euros por persona, 32 menos que Cataluña.
  • Tenemos un déficit de 2.500 policías y guardias civiles que el Gobierno se niega a cubrir y, de hecho, no ha querido firmar el convenio que con el que facilitar el acceso de los agentes a viviendas públicas sufragadas íntegramente por la Comunidad.
  • Las aportaciones al sistema de transporte público llevan congeladas desde 2016. En una región que ha crecido enormemente en población en los últimos años. Aún seguimos esperando el plan de inversiones en Cercanías, dotado de 5.000 millones de euros, que aprobó el gobierno de Mariano Rajoy.
  • Está poniendo en peligro el abastecimiento de agua de 1 millón 700.000 madrileños al obligar a que se conceda autorización previa cuando se quiera derivar agua del Alberche al embalse de Valmayor. Este tipo de autorización no se ha dado nunca dentro de una misma concesión.
  • Ha dejado fuera de las ayudas por los daños de Filomena a los agricultores de la región frente a otros de provincias limítrofes.
  • Madrid ha sido marginada en el diseño de los currículos de la Ley Celaá.
  • Y se han redactado normas educativas especialmente diseñadas contra la Comunidad.

En la Ley Celaá se liquida la zona educativa única, que impide la libertad de elección de centro. Y del mismo modo, se prohíbe la cesión de suelo público para la construcción de centros concertados. (Aunque para todo esto estamos consiguiendo alternativas. No vamos a mirar para otro lado lamentándonos).

  • Además, el Gobierno de Sánchez no cumple con la ley de dependencia: La Ley de Dependencia establece una cofinanciación al 50% entre el Estado y las autonomías. La Comunidad de Madrid aporta el 85%.
  • Por no hablar de la descapitalización de Madrid por motivos políticos. Lo que no conlleva puestos de trabajo a ninguna región y sí muchas dificultades burocráticas para la administración del Estado, que como en todos los países, funciona como un engranaje y en España se asienta en su capital por esto mismo.
  • Y sin olvidar las acusaciones de dumping fiscal y señalamiento a una política impositiva que en todo momento ha sido respetuosa con el bolsillo del contribuyente, cosa que no ocurre en otras regiones. Todo con el fin de alimentar agravios y justificar por qué hay que subir forzosamente los impuestos a los madrileños. Una auténtica irresponsabilidad. Valientes con Madrid y cómplices cobardes con los nacionalistas.

Madrid es la autonomía que más aporta a la caja común y lo hemos hecho posible apretando el cinturón de la administración y del gasto público.

Pero además de un modelo de gestión aquí chocan principios e ideas fundamentales. A lo largo de los años la izquierda ha ido imponiendo grandes transformaciones ideológicas que nos negamos a aceptar y a dar por irrelevantes, porque no lo son, así como un lenguaje perverso y una agenda política con la que han pretendido dividir en identidades para dirigir a los ciudadanos. Es el nuevo colectivismo.

Pero las cosas como son: todas sus banderas en Madrid se han quedado sin mástil.

La izquierda no es la opción preferida en la mayoría del territorio autonómico, empezando por los municipios que consideraban “suyos” pero a los que pretendían quitar el derecho a trabajar durante la pandemia bajo su afán de subvencionar la pobreza en lugar de acabar con ella.

Ocurre lo mismo con el feminismo machista que tratan de imponernos a las mujeres, lejos de las luchas y logros de tantas que con su ejemplo derribaron barreras. Hoy, los verdaderos problemas de las mujeres no están en las agendas 2030 ni mucho menos: la principal brecha que perjudica a la mujer en el ámbito laboral es la conciliación. Por eso nosotros hemos presentado el plan de Natalidad, maternidad y paternidad más ambicioso y nos hemos centrado en conseguir el mercado más paritario de España.

Pero, ¿para qué hablar del invierno demográfico que está asolando Occidente con todo el agraviado profesional al que hay que atender en estos momentos?

En materia de medioambiente, lo mismo. Los datos demuestran que somos la región con más espacio protegido y con las políticas en cuidado de la naturaleza más avanzadas y además, respetuosas con el empleo.

Seguimos trabajando por una infancia y una juventud con futuro: lejos de las drogas y otras adicciones como las nuevas tecnologías, la pornografía en Internet y las redes sociales, que están destrozando a generaciones enteras cada vez más solas, con menos contacto físico con amigos y menos familia…

Tememos que la salud mental se convierta en objeto de campaña política según se suceden datos preocupantes de suicidios o depresiones, sobre todo tras la pandemia. El gobierno de la Comunidad de Madrid ha trabajado desde el primer día en un Plan de Salud Mental y Adicciones, dotado con 45 millones de euros y que pronto será ampliado en un segundo.

Les anuncio que el mes que viene se abrirá el Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones en el Hospital Santa Cristina.

El equipo profesional constará de un psiquiatra de niño y adolescente; un psiquiatra de adulto; un psicólogo clínico, una enfermera especialista en salud mental y un trabajador social.

Esto se suma a la contratación de 370 profesionales, de los cuales 259 se incorporan este mismo año a los 4 nuevos hospitales de día infanto-juveniles, a los 21 equipos de prevención del suicidio y a los 14 equipos de atención intensiva a domicilio para niños y adolescentes con problemas complejos.

Pero los problemas de las nuevas generaciones hay que afrontarlos desde el comienzo.

Queremos cultivar su interés por conocer la verdad, por ser personas con inquietudes y fortalezas, que sepan arriesgar, emprender y luchar por conquistar nuevas metas. Que tengan ilusiones que les protejan de decisiones erróneas y del colectivismo y el individualismo que hoy lo invade todo.

Que sepan que del respeto al profesor y el estudio vendrán las oportunidades. Que tener una medalla o un suspenso, importa. Que las jerarquías, también.

Buscamos un sistema educativo que premie y deje volar alto al que se esfuerza y necesita estímulo, pero que acompañe al que se queda rezagado o tiene dificultades especiales.

Porque para nosotros, la libertad es todo. Una persona presa de las adicciones no es libre. Si no tiene una formación adecuada, tampoco. Y si ha perdido las riendas de su vida o no es capaz de salir por sí misma del circuito de la ayuda estatal, lo mismo.

Las personas somos únicas e insustituibles. La vida cuenta hasta el último suspiro. Y afortunadamente, cada vez viviremos más. Por eso queremos, un sistema sanitario fuerte, centrado en las necesidades de cada paciente y que afronte las enfermedades del futuro, aparejadas a la edad, como parte de los retos de una sanidad de vanguardia como la de la Comunidad de Madrid.

La telemedicina, que ya permite que el médico especialista y el de cabecera nos cuiden cuando no podemos movernos de casa, es uno de los nuevos avances. Además, estamos incorporando a más de 5.000 profesionales en áreas prioritarias, disminuyendo la eventualidad en las plantillas y trabajando para que el personal fijo llegue a representar el 83% de la plantilla del SERMAS.

Y nos hemos puesto como objetivo de volver este año a los 45 días de tiempo de espera que teníamos antes de la pandemia y en pocos años, conseguir reducirla a 30 días, siendo la región con menor lista de espera de toda España.

Por último, queremos hacer una llamada de atención ante la situación económica que estamos atravesando y que, según numerosos organismos, casi todos excepto el gobierno, irá a peor por distintos motivos.

La inflación y la subida de los tipos de interés están provocando que, por primera vez, la clase media española no pueda llegar a fin de mes ni siquiera teniendo un empleo.

Por nuestra parte hemos reducido las tasas universitarias, ampliado las becas en distintos tramos educativos y mantenemos congeladas la tarifa del agua y de los transportes. Pero queremos hacer más dentro de nuestras competencias.

Por eso les anuncio que la Comunidad de Madrid va a deflactar todos los tramos del impuesto sobre la renta para el año que viene.

De manera que si una familia ingresa más ese año, su tramo de renta será ajustado para que siga pagando los mismos impuestos y no pierda su poder adquisitivo por culpa de la inflación.

Es decir, si no hacemos nada, lo que provocaría sería una subida de impuestos que queremos evitar, sería una subida de impuestos encubierta que lo único que hace es dificultar aún más el acceso de las familias a un coste de la vida que está en permanente crecimiento por todo lo expuesto.

Esta es una propuesta del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, y que se une al modelo económico que tanto ha beneficiado a Madrid en los últimos años.

Un liderazgo que llega en el momento más necesario para España. Un nuevo equipo con el que estamos seguros, nuestro país volverá pronto al lugar que le corresponde.

Mientras, seguiremos trabajando con las mismas ganas desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid bajo las políticas que mayores cuotas de libertad y prosperidad han dado a la región.

Una comunidad mestiza, abierta, trabajadora, orgullosa y libre que acoge a la compañía tecnológica más puntera y al obrero que además quiere ser un autónomo y tener su taller, su comercio o su empresa.

Queridos amigos:

Hoy comienza una nueva etapa en el Partido Popular de Madrid y durante este decimoséptimo congreso en el que tuve el honor de ser elegida presidenta, fui clara:

Al equipo que acaba de nacer le pedí estar a la altura de las circunstancias. Madrid está por encima de nuestro proyecto político. Si no somos útiles, nos tendremos que apartar.

Y si no anteponemos los problemas de los demás a los nuestros, también.

Y tenemos que entender qué significa Madrid en España, qué papel fundamental le ha otorgado la historia y ahora, los avatares del presente. Sin regionalismo ni terruño, con ambición universal como la tuvieron los que durante siglos dejaron su tierra atrás para construir esta sociedad que ha sorprendido al mundo.

Humildad, compromiso, valentía, creatividad, sin egos y muchas ganas de trabajar. No sólo para gestionar los mejores servicios públicos para el administrado más exigente, sino para defender nuestras ideas, los valores constitucionales, nuestra cultura y contribuir con el ejemplo a levantar de nuevo un país que necesita ilusión, esperanzas y alternativa.

Y quiero demostrar que el 4 de mayo del año pasado no fue flor de un día, sino el sentir mayoritario de una sociedad que entorno a la libertad y la prosperidad acudió a las urnas para defender lo de todos.

No les vamos a defraudar.


Por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid



Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*