A 4 de cada 5 padres españoles les preocupa el despertar sexual de la adolescencia en vacaciones

Para poder enseñarles a encontrar su momento, esperar y respetarse, hay que dejarles espacio, esperarlos y respetarlos, según Coaching Club

Con la llegada del verano, cada vez son más los padres y madres que se acercan a las consultas de coaching y terapias preocupados por el debut  sexual de su hijo. En verano aumentan estas visitas un 45%, y es que según datos de Coaching Club, 4 de cada 5 padres con adolescentes se preocupan por el despertar sexual en vacaciones: viajes de amigos, amores veraniegos, y nuevas amistades en entornos como festivales, excursiones, campamentos o incluso en el extranjero hacen que el control sobre este tema sea una incertidumbre para ellos.

Verónica Rodríguez Orellana, terapeuta y Directora de Coaching club explica, “Lo primero que los padres me suelen comentar es que ya han llevado a su hija al ginecológico o, si es varón, que ya han hablado del preservativo. Sin embargo, veremos que con esto solo no alcanza. El proceso comienza por descubrir qué saben nuestros hijos o qué deberían saber antes de esa primera vez. En realidad, no existe una única  respuesta, por más que se nos demanden soluciones generalizadas y universales  para calmar la ansiedad inicial de una primera consulta. Lo  importante es trabajar en un par de líneas de reflexión que ayuden a orientar y a acercar a  padres e hijos en este tema”.

Lo primero que uno tiene que entender es que hablar del preservativo resulta de todo punto insuficiente. Los adolescentes ya tienen el tema incorporado a su acervo a través de los medios, por lo que no creo que sea la información que más urgentemente necesitan de sus padres, ya que es redundantemente accesible a través de internet, del ginecólogo, la escuela, la televisión, la radio, carteles de la calle, etc., etc., sin embargo constituye una formación totalmente precaria.

Hay dos cuestiones fundamentales que los padres necesitan comprender para poder trasmitir a sus hijos.

La primera es la que tiene que ver con enseñar la importancia que tiene el hecho de  poder respetar sus propios límites antes de actuar. Es decir, invitar a sus hijos a una previa reflexión antes de cada hecho. Poder darse un tiempo de espera y elaboración de la situación y  que no sea una simple e inopinada actuación sin mucho sentido de la que luego se arrepientan.

 “En la consulta de coaching, ya sea en forma individual o grupal,  escuchamos y encontramos a muchos adolescentes  sorprendidos cuando su compañero de experiencia sexual  no le ha dado la misma importancia que ellos al momento vivido, entonces sobreviene un nivel alto de frustración y amargura” explica Verónica Rodríguez Orellana.

“Enseñar el valor del darse tiempo es una de las claves”, explican desde Coaching Club. Aprender a estar seguros de que van a ser cuidados y que no van a hacer nada que no les guste o no dejarse hacer nada que no les guste por el solo hecho de ser aceptados es una de las claves. Apoyarlos en esa búsqueda de su seguridad ayuda a que  puedan confiar en ellos mismos y  la persona elegida para vivir sanamente la  experiencia.

La segunda cuestión sería acercarles preguntas a nuestros hijos para que ellos puedan deducir sus propias respuestas, lo que posibilitará  que consigan darle el valor debido a esa primera experiencia.

“Preguntas sobre  el porqué dar ese paso e iniciarse en una relación sexual: ¿es simple curiosidad?, ¿es para demostrarse que ya no son niños?, ¿es para que no los dejen? , ¿es para no ser rechazados en un grupo?, y nunca hay que olvidarse de una respuesta a una pregunta bastante organizadora que es : ¿cómo piensan que van a sentirse después?”, explica Rodríguez Orellana.

Acercar  a los hijos estas preguntas para que  las respondan a ellos mismos en su interior es facilitar un aprendizaje  emocionalmente necesario.

En definitiva, creo que los padres pueden ayudar a sus hijos  a que puedan darse un tiempo de espera hasta estar más maduros para poder iniciarse sexualmente y que esto tenga un sentido valioso en sus vidas, ya que esa “primera vez” los marcará mucho, dándole un significado a la  sexualidad en su vida, al menos por bastante tiempo. Por eso es importante acompañarlos en el proceso de valoración de  la experiencia y que puedan  diferenciarla de una práctica de descarga o un acto de arrojo para poder pertenecer al mundo de los iniciados.

Desde hace un tiempo, el despertar sexual adolescente se ha reducido a la única cuestión del cuidado anticonceptivo o a un tema de profilaxis, sin embargo, la falta  en el  seguimiento de los adolescentes, por parte sus padres tiene una incidencia directa en la manera en que, esos adolescentes podrán darse el tiempo que necesitan para madurar lo suficiente y asumir, a su tiempo, el inicio a la sexualidad como otra parte de su existencia, como será descubrir su vocación y su rol social. Saber qué quieren y qué les gusta les llevará tiempo, para eso tienen que poder conocerse, y para poder conocerse sin miedos necesitan a sus padres cerca emocionalmente… que no es lo mismo que cerca físicamente.

Para poder enseñarles a encontrar su momento, esperar y respetarse, hay que  dejarles espacio, esperarlos y respetarlos. En  este caso,  ayuda mucho que los adultos puedan disfrutar su madurez sin sentirse amenazados  por la agitación del crecimiento de sus  adolescentes. En otras palabras, aquellos adultos que comprendan la crisis adolescente sin cuestionarla virulentamente serían adultos que sabrían disfrutar sin rivalidades ni ataduras de su propia madurez.



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