El control activo del asma, la acción más eficaz para evitar las crisis

Máscara nebulizadora / Autor foto: Ángel Norris

El asma, enfermedad crónica de los pulmones que provoca la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, se caracteriza por síntomas como la presencia de tos, sensación de ahogo por dificultades respiratorias, presión en el pecho y presencia asimismo de pitidos al respirar o sibilancias. Afecta a uno de cada 10 españoles y a personas de todas las edades, situándose su comienzo mayoritariamente en la infancia.

Ocasiona a quienes la sufren, según los expertos, una restricción de unos 20 días al año y, en los niños, alrededor de 10 días de pérdida de clases. Además si no se maneja bien la enfermedad y no se trata adecuadamente, o debido a condiciones ambientales adversas, puede derivar en crisis asmáticas de distintos niveles de gravedad, pudiéndose presentar desde episodios leves a severos. Éstos en determinados casos pueden provocar incluso la muerte.

Las crisis asmáticas, que en esencia suponen un empeoramiento repentino e incluso progresivo de los síntomas descritos, tienen un predominio estacional. Son más frecuentes en otoño e invierno en aquellas personas alérgicas a los ácaros, ya que están expuestas en estas épocas del año a infecciones catarrales y virales, mientras que las personas alérgicas a los pólenes son más propensas a sufrir crisis de asma en primavera.

Estas crisis suponen entre un 1% y un 2% de las visitas que se realizan en nuestro país a los servicios de urgencias médicas. El 25% de las mismas requieren ingresos hospitalarios y el 0,25% precisan el ingreso de los afectados en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Su tratamiento comprende como principales acciones la oxigenoterapia a través de dispositivos de administración de oxígeno, con la que suelen responder favorablemente el 85% de pacientes, y la toma de medicamentos broncodilatadores de acción corta (normalmente inhalaciones de salbutamol o terbutalina) y/o temprana (corticoides orales).

En todo caso y dado que la infantil es la población más sensible a sufrir empeoramientos de los síntomas de esta enfermedad, los neumólogos y especialistas médicos recomiendan sobre todo a los padres que, guiados por los facultativos, dispongan de un plan de acción y además lo  tengan por escrito para actuar inmediatamente con sus hijos asmáticos en cuanto se presente una crisis. Eso sí, manteniendo en la medida de lo posible la calma y la tranquilidad, deben iniciar ya en casa la administración de la medicación, sin aguardar a que la crisis ceda sola, y esperar una respuesta a los medicamentos (que debe producirse en el plazo de una hora), llevando después a los niños al médico en caso necesario e, inclusive, a Urgencias.

En la actualidad, debido a los conocimientos y tratamientos que se tienen sobre la enfermedad, la mayoría de las personas con asma, tengan síntomas leves o más severos, pueden controlarla bien, pudiendo vivir con calidad de vida y descansar durante la noche sin interrupciones causadas por la afección.

Para controlar activamente la enfermedad, es importante que quienes la padecen formen equipo con su médico, con otros profesionales sanitarios y familiares y, en el caso de los niños, es muy importante hacer partícipes también de dicho equipo a los maestros y personal del colegio, así como a las personas que interactúen con ellos en otros ámbitos, como entrenadores o educadores que trabajen con los pequeños realizando actividades complementarias. De este modo el tratamiento a recibir por los asmáticos y, en esencia, el control de la enfermedad, resultará todo un éxito, y los afectados podrán tener una vida normal.



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