¿Somos libres?

Foto: Matthew Bowde

La humanidad, cada sociedad que ha ido conformando esos pasos de la historia, cada colectivo o grupo, cada individuo, se pregunta, una o mil veces, en su existencia y en la existencia, si somos libres, y cuándo y cuánto y cómo somos libres. Es obvio y evidente, que en un modesto artículo de mil palabras no se puede abordar este enorme problema, pero si quizás, incluir algunos aspectos, para posteriormente el lector aumente su información, si el lector lo desea, al menos, para reflexionar.

– Parece una paradoja y una contradicción, que “ideologías y colectivos, que defienden, con todos los matices que se quiera, que el ser humano, no es libre, o tiene una libertad muy mermada, después le exijan al individuo, que tenga altos grados de responsabilidad, moralidad, solidaridad, justicia, etc.”.

Olvidando, que las grandes cuestiones morales, sociopolíticas y de todos los demás aspectos de esa coordinación entre ser humano y sociedad y cultura y naturaleza y metafísica, en todos esos aspectos, es esencial, el concepto de libertad. Sin afirmar el concepto-práctica de libertad, sin negar todos los matices y todos los condicionamientos, en gran parte, el edificio humano, se cae o se tambalea, porque entonces, ya no seríamos “sociedades libres, o limitadamente libres”, sino seríamos más similares-parecidos a “sociedades de superorganismos, como termitas evolucionadas”.

– La voluntad o querer humano, como potencia-facultad-función del ser humano, se encamina hacia lo que considera que es el bien o su bien, y por tanto, exige libertad, porque al ser humano, en casi cualquier situación, siempre se le ofrece varias posibilidades de opción, tanto de pensar o teórica, como varias posibilidades y opciones de acción o acto o de hacer, y entre esas combinaciones de “concepto y de acto”, se incardina o materializa la voluntad y el querer y la libertad humana. Cada acto posible de esa situación, las diversas opciones de actos posibles, están en una escala, diríamos de cero o a diez, de mal a bien. Mal o bien, según eficiencia o racionalidad en sí, bien o mal, según racionalidad moral…

El bien al que aspira el ser humano, puede ser limitado o puede ser erróneo, o puede ser un bien, como diría el Aquinate, menor, que olvida el bien mayor.
Pero todo ser humano, en mayor o menor grado, sin negar los condicionamientos internos y externos, siente que tiene un grado de libertad, no tiene un grado Absoluto de Libertad, que eso solo sería aplicable y explicable en el Ser Supremo.

– Un perro está en una habitación, y tiene bastante hambre y se le pone un trozo de carne en el extremo contrario, y tiene dos opciones, irremediables, irá hacia ella, y comerá toda o una parte, o irá hacia ella, y comerá alguna parte, y otra, otra la guardará debajo de la tierra, si es un lobo en particular o esconderá.

Un ser humano está en la misma situación, tiene mucha hambre, y en el otro extremo hay pasteles y tartas y comida, y tiene varias opciones, comerá parte o no, la guardará, no la degustará por si está en mal estado, está en ayunas y la guardará porque está haciendo un sacrificio por cuestiones personales, o no comerá porque tiene que prepararse en una operación quirúrgica, o la repartirá con sus hijos, o sus hermanos, o venderá en parte dichos alimentos, o…

Es decir, si el animal tiene dos opciones, y las dos interrelacionadas, el lobo o el perro, a no ser, que haya comido mucho, la guardará, o la consumirá. El ser humano tiene tres o cinco o diez opciones, según la situación y el tema, etc.
En todo esto entra un conjunto de funciones-finalidades-realidades-entidades-conceptos-prácticas que combinan la voluntad-querer, la libertad, el pensar, etc.

– Antes de un acto, por lo general, el ser humano, si se sienta a pensar, a reflexionar, puede analizar las diversas opciones que tiene, teniendo en cuenta sus conceptos o ideas o mentalidad, e incluso sus intereses y fines y metas, pero también, diríamos analizar sus pasiones y emociones y sentimientos e impulsos e instintos y líbidos.

El ser humano realiza cientos de actos cada día, tanto de pensamiento, de deseo, de acción en si mismo, de palabras, etc. Y en muchos, o en casi todos, sigue una rutina o unas pautas ya normativizadas, y no en cada acto, se detiene a pensar, de dónde surgen esas posibilidades de actos, o de palabras o de deseos, etc. Pero en otros, en la mayoría si lo hace, y en los que no lo hace ahora, ha hecho ese ejercicio en otra ocasión, y ya sabe, como tiene que obrar, ya lleva implícita la libertad.

Un ser humano, sabe por ejemplo que tiene que controlar su lengua, ya ha hecho esa opción de libertad, por lo cual, en cada situación, intenta llevarlo a la práctica, no tiene que estar pensando, en cada situación de hablar, cómo tiene que obrar cada día, porque ya parte de una opción anterior, o no habla de nadie, o habla limitadamente, o según cuestión y tema y todas las combinaciones posibles…

– Todo ser humano, en general, al realizar un acto, sea de palabra, sea de acción, sea de emoción o sentimiento, puede pensar-sentir, las consecuencias de ese acto, si no totalmente, si limitadamente, tanto para él, para las personas implicadas, para el resto de la sociedad-humanidad. Por lo cual, conoce moralmente, si ese acto, es bueno o malo, no solo en su eficiencia, del tema concreto del que se alude, por ejemplo, hacer o no hacer bien un trabajo, arreglar bien o no arreglar bien una rueda, sino las consecuencias morales y materiales que puede traer a otros individuos, no arreglar bien una rueda.

Podríamos para concluir y resumir, que el ser humano, siente que tiene pruebas suficientes y razonables, a nivel metafísico, psicológico, moral, social, espiritual de que “todo ser humano, tiene libertad, una libertad limitada, con ciertos condicionamientos y limitaciones, pero libertad”. Puede que en algún caso, que esa libertad sea muy limitada y restringida, porque sean opciones muy limitadas, o situaciones enormemente complejas, por todos los condicionamientos y variables que intervienen…

Pero en general, el ser humano, siente en casi todos su actos, palabras, deseos, pasiones, pulsiones, instintos, etc., que “puede modularlos, de alguna manera, condicionarlos y limitarlos”, o dicho de otro modo, en ese juego de la racionalidad y la irracionalidad, el ser humano, puede autogestionar, de forma correcta, su voluntad-libertad-desear-querer…


Autor: Jesús Millán Muñoz – http://twitter.com/jmmcaminero   © jmm caminero (27 diciembre 2017-23 febrero 2018 cr)



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