Líderes: ¿nacen, se hacen o qué?

David Somoza

Cuántas veces no hemos escuchado la pregunta: ¿Los líderes nacen o se hacen? En mi caso puedo decir que unas cuantas, sobre todo en estos tiempos en los que se espera no pocas cosas de un líder: que sea capaz, por ejemplo, de contribuir a proporcionar estabilidad y adopte las decisiones pensando en el bien común.

Guiar en tiempos turbulentos no es tarea fácil, se requieren competencias específicas, además de las cualidades ya conocidas, y tener muy en cuenta que el liderazgo no es una aptitud innata ni una característica hereditaria.

Si bien hay personas que cuentan con una personalidad que puede influir en los demás, en realidad se trata de una habilidad que ha sido adquirida y debe ser entrenada. Por lo tanto, las personas no nacen sabiendo ser líderes, se forman para ello y cultivan sus cualidades.

En el mundo de los negocios, ser un buen líder empresarial va más allá de llevar una empresa a la cúspide de su mercado, de contar con los mejores equipos de trabajo o de tener una excelente imagen y reputación dentro de su rango.

Ser líder significa también tener la capacidad de comandar la compañía a buen puerto, ser empático con los trabajadores, así como darle al consumidor final los mejores bienes y servicios.

Además, no hay que perder de vista que el encargado de liderar una empresa siempre estará en la mira. Será el ejemplo a seguir, por lo cual su comportamiento debe ser intachable, enmarcado dentro de la ética y los valores.

Y aunque no existe un patrón, hay características que están asociadas con un líder y que no está de más recordar algunas:

Innovador. Siempre buscará nuevas y mejores maneras de hacer las cosas, tomando en cuenta que estamos en un mundo globalizado y altamente competitivo.

Informado. Una de las principales características del líder es conocer a profundidad la realidad del negocio y de su entorno. Debe saber cómo se procesa la información, interpretarla y utilizarla.

Delegar. Estar a la cabeza de una empresa no significa que se tenga que tener el control de todo. Es necesario que como parte de ese liderazgo sepa cuándo es hora de soltar una de las riendas. Aquí también es importante la capacidad que tenga para asumir errores y corregirlos a fin de que la productividad se mantenga.

Comunicación. Es conveniente que mantenga canales de comunicación a lo interno de la empresa y hacia el exterior. En este último caso para escuchar las opiniones de clientes y consumidores, estudiarlas y reflexionar sobre cualquier observación que puedan hacerle a las marcas y productos que comercializa.

Así que los líderes se hacen y no nacen. Y en estos momentos turbulentos, el papel que desempeñen es cada vez más importante no solo para las empresas, sino para la sociedad en general.


David Somoza Mosquera



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