Más del 4 % de los jóvenes españoles padecen algún trastorno de la conducta alimentaria

La experta Cristina Argüeso, psicóloga sanitaria y subdirectora del Hospital de Día Retiro RECURRA GINSO, aborda las causas, consecuencias y mitos que rodean a los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), destacando la necesidad de concienciar sobre la importancia de prevenir, detectar y tratar estos trastornos

En España, más del 4 % de los adolescentes de entre 12 y 21 años padecen algún Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), siendo una de las patologías psiquiátricas con mayor nivel de mortalidad directa. Con motivo del Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios (30 de noviembre), los expertos de RECURRA-GINSO quieren sensibilizar a la sociedad y a los profesionales de la salud sobre la importancia de la prevención, detección temprana y tratamiento efectivo de estos trastornos.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son problemas que afectan a la alimentación, los hábitos alimenticios y la percepción del propio cuerpo de algunas personas. Los tipos más frecuentes de TCA son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por restricción de la ingesta “Este tipo de trastornos pueden tener consecuencias significativas para la salud física y mental de quienes los padecen. A nivel físico, pueden causar complicaciones somáticas como problemas cardiovasculares, gastrointestinales, deterioro del sistema inmune, disfunciones cognitivas, disminución del volumen cerebral, o complicaciones músculo-esqueléticas, entre otros. Mientras que emocionalmente se relacionan con la afectación del autoconcepto, la autoestima y trastornos psiquiátricos”, explica la experta Cristina Argüeso, psicóloga sanitaria y subdirectora del Hospital de Día Retiro RECURRA GINSO.

La psicóloga Argüeso destaca que durante la adolescencia existen diversos riesgos que aumentan la probabilidad de desarrollar TCA, incluyendo factores bipolares como la impulsividad-compulsividad, búsqueda de sensaciones, anhedonia, depresión de tipo anaclítico, depresión de introyección, así como la alexitimia y la expresividad de emociones. Asimismo, enfatiza la importancia de desmitificar algunos conceptos erróneos relacionados con los TCA para prevenirlos y detectarlos a tiempo, como por ejemplo:

  • “Siempre que alguien sufre un TCA, debe estar muy delgado”. En muchos casos la apariencia física de la persona que sufre un TCA está dentro de unos baremos de peso normal. Creer erróneamente que todo el mundo que sufre un TCA es delgado puede dificultar la detección de este.
  • “Alguien que sufre un TCA lo tiene porque lo ha buscado”. Los TCA son trastornos mentales que nadie elige sufrir. Esta enfermedad provoca un intenso sufrimiento tanto a la persona afectada como a su entorno familiar, y siempre tienen un origen multicausal de tipo individual, familiar o social.
  • “Los TCA son cosa sólo de chicas jóvenes”. Es importante destacar que los TCA no son exclusivos de chicas jóvenes, ya que afectan a ambos sexos y se diagnostican en personas de todas las edades. La adolescencia es la etapa de mayor riesgo, pero los casos en edades tempranas también son cada vez más frecuentes.
  • “Los atracones propios de la bulimia y el trastorno por atracón son un problema de fuerza de voluntad”. La bulimia y el trastorno por atracón son patologías mentales que se definen por la incapacidad de la persona afectada para gestionar y controlar su ingesta, superando los límites de la voluntad individual.
  • “El abuso de laxantes ayuda en la pérdida de peso”. Los laxantes son medicamentos que producen un aumento del ritmo intestinal y un mayor número de deposiciones. Su abuso provoca una pérdida rápida de agua y minerales, pero no se pierden los nutrientes, por lo que no tiene ningún efecto en la pérdida de peso.

Otro aspecto destacable es la influencia de las redes sociales, la industria de la moda y los estándares de belleza en la percepción del cuerpo y la alimentación de los adolescentes, ya que aunque la moda siempre ha influido en los estándares de belleza, su impacto se magnifica con las redes sociales. “La práctica de exaltar el aspecto físico genera una considerable presión, fomentando obsesiones y, en muchos casos, una búsqueda desenfrenada del estereotipo deseado mediante prácticas agresivas como intervenciones quirúrgicas, ejercicio extenuante o restricción alimentaria. A menudo, estos comportamientos se minimizan como prácticas “aparentemente simples de seguir y adecuadas para todos”, pero su dificultad o incumplimiento se convierte en un desafío significativo para quienes se comprometen con estas conductas”, enfatiza la psicóloga.

Para poder prevenir y detectar los Trastornos de la Conducta Alimentaria en adolescentes, es fundamental que padres, educadores y amigos estén atentos a señales como el miedo o rechazo a un peso normal, el uso excesivo de la báscula, conductas peculiares relacionadas con la alimentación, cambios abruptos en el peso, comentarios despectivos sobre el propio cuerpo y un aumento significativo del tiempo dedicado a las redes sociales con contenido vinculado al fitness y las dietas. Además de tener en cuenta las señales anteriores, los profesores pueden desempeñar un papel activo observando indicadores como visitas frecuentes al baño, cambios en el rendimiento académico, alteraciones en el estado de ánimo, aislamiento social y aumento repentino de la actividad física con el propósito de bajar de peso.

La intervención precoz y la implementación de un tratamiento adecuado son clave para lograr una mejora significativa de la enfermedad, -aproximadamente más del 50 % de las personas con TCA lo supera, un 30 % presenta mejoría parcial y un 20% presenta síntomas crónicos-. “En medio de estos desafíos, es importante recordar que los TCA tienen cura y que aquellos que enfrentan estos trastornos pueden buscar ayuda terapéutica para iniciar un tratamiento efectivo. En este camino hacia la recuperación, es fundamental brindar apoyo sin juzgar ni culpabilizar, comprendiendo que los TCA no son una elección, sino una enfermedad”, concluye Cristina Argüeso.


Sobre GINSO

La Asociación para la Gestión de la Integración Social GINSO nace en 2001 con el objetivo de promover e impulsar la integración social creando oportunidades para menores y jóvenes. En este tiempo, la asociación ha atendido a más de 40.000 jóvenes en sus centros de internamiento de Menores Infractores y centros de medio abierto, salud mental y de día, con el apoyo de un equipo especializado de más de 850 profesionales, convirtiéndolo en un referente a nivel nacional que colabora de forma habitual con distintas Administraciones Públicas. GINSO desarrolla programas innovadores de prevención e intervención desde la actividad de investigación y desarrollo de estudios, para ejercer una labor social de manera responsable y teniendo como primer criterio de actuación “el interés superior del menor”. Su prioridad es promover sociedades seguras, inclusivas y en igualdad de oportunidades.

Desde GINSO gestionan recursos destinados al proceso de reeducación e inserción social y laboral en distintas Comunidades Autónomas, atendiendo de forma integral todas las necesidades a nivel formativo, asistencial, ocupacional y de ocio. Además, dan respuesta al cuidado de la salud mental infanto-juvenil a través de su programa especializado Recurra Ginso: atención ambulatoria, hospital de día y residencial. También trabajan la prevención en el ámbito educativo fomentando el respeto, la empatía y la aceptación propia y la del otro, en los centros escolares.



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