Cervantes o Quevedo, Unamuno u Ortega

Cervantes

Dicen, sin nombrar, que toda la literatura española se divide entre los que son quevedistas o son cervantinos, yo añadiría, además entre los que son orteguianos o unamunianos.

Se piensa que toda la literatura española, incluido otras facetas artísticas, incluidas el cine, o son o somos quevedianos o cervantinos, según repetía el maestro Umbral, después se añade lo de orteguianos o unamunianos. Pero la realidad es que también habría que incluir si somos lopeanos de Lope, o somos gongorianos o gongorinos de Góngora, o calderonianos de Calderón

Puede que en algunas etapas históricas sobresalen más unas influencias que en otras, pero pienso, al menos yo, aplicado a mi mismo, que somos todo y de todos. Lo que sucede es que no queremos decirlo muy claramente, para que no se note la influencia que tenemos. Citamos a algunos, por ejemplo, en el siglo veinte se citaba como precedentes a los del 27, pero muy poco a Ortega y a Unamuno, se citaba a D´Ors pero no a Ortega y a Unamuno, y, la realidad, es que creo que en España, por una necesidad interna psicológica, social y colectiva e individual, somos una paella y un cocido y una ensalada de muchos elementos. Hemos estado toda la Edad Media con las tres culturas, y, creo que tenemos en el inconsciente colectivo, la necesidad que tenemos que para vivir y sobrevivir tomar de todos, de cada uno algo o de algunos mucho…

En la cultura humanística, padecemos un enorme mal, y llamo humanística a la filosofía, artes, literatura, teología, cultura en general, todos tomamos de todos y de todas. Pero no queremos indicarlo claramente, algo citamos, pero no mucho, para así pasar como más original, más creativo, más innovador. Tomamos una idea, consciente o no, de otro y de otros, una definición, un concepto o un enunciado o una metáfora y la cambiamos, para que parezca que es nuestra. Otra cosa es que una idea haya pasado a formar parte de tu andamiaje interior, y, ya es y está dentro de ti. Ya no sabes cuándo llegaste a esa idea, o cuándo la tomaste de algún pozo cultural o autor o corriente o ideología…

Sucede también otra realidad, que en filosofía, ensayo, ciencias sociales está a la orden del día, se toma un concepto o idea o argumento o término de un autor o una corriente, y, lo que hago para que no se note, es que invento otro vocablo, y, después, tomo la misma idea, pero la matizo, con otras palabras. Si lo hago con una treintena de nuevas palabras y nuevos conceptos de ese modo, y, le doy un nombre a la corriente, ya tengo una nueva tendencia literaria, artística, cultural, filosófica, teológica, humanística. Porque así, pienso que he creado una marca estética y conceptual e ideológica, y, personal. Y, así creo que paso a la historia o puedo hacerlo –y, a veces, sucede, que la persona, que de verdad ha descubierto un camino nuevo, duerme en los sueños del olvido, pero de esto hablaremos en otra ocasión…-.

Por tanto, soy, personalmente, he tomado de todos los españoles, en todas las lenguas, pero también de todos los de la lengua española aunque no sean españoles. Pero ahora, también todos hemos tomado de todas las lenguas de Europa, y, de autores de todas las lenguas no europeas. Queramos o no, ya no somos y no solo bebemos de las fuentes de nuestras sociedades y Estados, sino de todos los continentes culturales y geográficos. Al final, usted está conduciendo un vehículo que se ha podido fabricar a cinco mil kilómetros, no es extraño que tenga ideas y argumentos de sociedades que respiran el aire de cinco millones de metros de distancia.

En la medida que se pudiese y se recordase con buena voluntad, habría que citar a quién se merece la autoría de la frase o de la idea o el argumento o el símbolo o la metáfora. Es o sería un justo reconocimiento, un justo dar valor a otras personas, es agradecer que otros hayan llegado a una idea o expresión o metáfora o enunciado. No nos quitamos nada a nosotros mismos, y, damos mérito y valor a otras personas.

Quizás, solo han tenido ese descubrimiento y nadie se lo reconoce. Quizás duermen en un rincón de algún barrio de una gran ciudad o en un pueblo de una meseta olvidado, quizás debe y se le debe ese pequeño homenaje, y, quizás llegue a enterarse, que un Nobel le ha citado a él o a ella, que lucha con las palabras y las ideas todos los días, en el desierto del olvido, solo pasan y vienen y devienen las arrugas y los hielos y los silencios… Unamuno, siempre lo recuerdo, decía, que en España se copiaba mucho, se plagiaba mucho, ideas y palabras y conceptos y descripciones, sin dar el mérito a quién lo tenga, si es que de verdad se recuerda…

Acabemos el artículo con ochocientas palabras, yo, soy de la estirpe de Quevedo, de Góngora, de Cervantes, de Calderón, de Tirso de Molina, de y de… también de Unamuno, Ortega, D´Ors y de cientos otros y otras. Cierto que de unos más que de otros, sobre todo en algunos periodos de mi existir… ¿Y, usted, es más quevediano o más cervantino, aunque no escriba, todos los españoles o somos más quevedianos o más cervantinos, quizás por carácter psicológico o moral o social o cultural o económico o…? ¿O más unamunianos o más orteguianos, algunos dirían me he olvidado de Machado, Antonio, pero no, no me he olvidado es que no puedo citar a todos y a todas…? ¡Ya, ya me he pasado de ochocientas palabras de este artículo…!


http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm  © jmm caminero (30 dic. 23-08enero 2024 cr).



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