Uno de cada cinco niños podría tener un problema visual no detectado, mientras que el 77,2% de los padres ni lo sospecha

DATOS OBTENIDOS DEL ESTUDIO “EL ESTADO DE LA VISIÓN INFANTIL EN ESPAÑA” PROMOVIDO POR LA INICIATIVA "VER PARA APRENDER" Y REALIZADO POR LA ASOCIACIÓN "VISIÓN Y VIDA"

“Casi dos de cada diez niños afirma que no ve bien ni de lejos ni de cerca (18,8%), difra que aumenta a uno de cada tres en aquellos con peor resultado académico” según desprende el estudio “El estado de la salud visual infantil en España” realizado en todo el país por la asociación Visión y Vida. Las conclusiones de este estudio se presentaron esta mañana en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con motivo del Día Universal del Niño.

El estudio surge de la iniciativa Ver para Aprender, puesta en marcha por la asociación en 525 municipios españoles, en los que más de 1.500 ópticos-optometristas voluntarios han puesto al servicio de los niños de entre 6 y 12 años de más de 5.000 colegios su actividad profesional, ofreciendo revisiones gratuitas y charlas informativas que buscan concienciar y educar en la necesidad de revisar periódicamente la salud visual de los más pequeños.

En palabras de Salvador Alsina, Presidente de la asociación, “mientras continúan las revisiones en los centros educativos, este estudio preliminar, elaborado con una muestra de 3.700 revisiones de niños de todas las comunidades autónomas, busca mostrar una foto fija sobre cuál es el estado real de la salud visual de los más pequeños. Visión y Vida lleva años exponiendo la necesidad de que se realicen en España iniciativas que busquen educar y concienciar en la necesidad de realizar un cuidado preventivo de la visión, en todas las etapas de la vida, para minimizar el alto coste social que estos problemas pueden generar en nuestro país: problemas educativos (fracaso escolar y bajo desarrollo académico), falta de competitividad (mal desarrollo profesional), accidentes y enfermedades en la etapa adulta (problemas retinianos, glaucoma, DMAE, cataratas, etc.)”.

Por ello, Visión y Vida insta a las autoridades sanitarias a trabajar de la mano de las entidades del tercer sector para poner en marcha un Plan Nacional de Cuidado Preventivo de la Salud Visual, ya que, acorde con los datos que emanan de este estudio, uno de cada dos niños sometidos a las revisiones no ha superado con éxito las pruebas de screening. Además, aquellos cuyo rendimiento escolar es menor presentan mayores problemas visuales que el resto, lo que confirma la relación directa existente entre fracaso escolar y problemas de visión.

La nueva pandemia europea

Alsina insiste “estamos viendo como existe una gran despreocupación por el cuidado de la visión, no solo en España, sino en toda Europa. En un momento en el que problemas como la miopía comienzan a considerarse la ´nueva pandemia europea´, ya que cerca de la mitad (47%) de los jóvenes de entre 25 y 29 son miopes y que las tasas de problemas visuales han aumentado drásticamente en una única generación (Escandinavia ha pasado de un 10% a un 50%) debido al desarrollo de nuevas tecnologías y la disminución de actividades en el exterior, observamos cómo -a pesar de que 8 de cada 10 familias coincide en la necesidad de que los menores acudan periódicamente a sus revisiones visuales- únicamente 3 de cada 10 niños menores de 7 años ha sido sometido a un examen visual.

Esta despreocupación puede ser la causa de algunos de los alarmantes datos que se reflejan en el estudio, ya que, para Visión y Vida es muy alarmante que un 72,2% cree que sus hijos ven correctamente; es decir, uno de cada cinco niños puede tener un problema visual no resuelto, mientras que solo uno de cada cuatro familias llega a sospechar de esta situación. Además, solo uno de cada dos niños ha superado con éxito las cinco pruebas de este screening visual.

Casi la mitad de la muestra (49,3%) ha fallado, como mínimo, una prueba

Asimismo, se constata que cuando se pregunta a los propios menores, casi dos de cada diez niños afirma que no ve bien ni de lejos ni de cerca (18,8%), cifra que aumenta a uno de cada 3 en aquellos con peor resultado académico. “Visión  y Vida, que habilitó una línea telefónica de apoyo a las familias, descubrió que en numerosas ocasiones, a pesar de las sospechas de un problema, no se había acudido a revisión por dos motivos: en primer lugar, porque la familia espera que sea en la revisión pediátrica en donde se detecte el problema y se ofrezca la solución  y, en segundo lugar, muchas familias han lamentado la falta de información proveniente del sistema nacional de salud y su desconocimiento sobre la posibilidad de acudir a un centro óptico para solucionar sus problema”, explica Alsina.

Estas pruebas de screening visual están diseñadas para que permitan sospechar de la existencia o no de un problema visual, pudiendo diagnosticar hasta el 95% de los problemas. Si un menor ha fallado en uno de los cinco aspectos valorados, existen grandes posibilidades de que cuente con un problema que interfiera en su desarrollo; por lo que debería someterse a un examen visual completo. Casi la mitad (49,3%) de la muestra ha fallado en mínimo, una prueba, siendo dos de cada 10 niños (20,3%) los que han fallado en dos o más.

“Las pruebas señalan que casi uno de cada cinco menores (19,8%) tiene problemas para ver bien la pizarra y casi uno de cada tres (26,7%) tiene problemas asociados a las tareas en distancias cortas (lectura, escritura y uso de pantallas). Estas cifras deben considerarse muy perjudiciales, ya que estas dos cualidades son las que permiten a un menor acudir a su centro educativo y enfrentarse a su día a día con normalidad y éxito, explica Lluís Bielsa, Vicepresidente de Visión y Vida y del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Cataluña.

El 72% de los menores con problemas visuales detesta leer

España observa con temor año a año el resultado de las pruebas PISA siempre buscando nuevas soluciones para mejorar este rating, sin constatar que, quizá, haya otro tipo de problemas que lastren el desarrollo académico de un segmento de los niños. Acorde con este estudio, el 72% de los menores con problemas visuales detesta leer. Además, uno de cada dos manifiesta que se cansa al realizarlo, cuando el promedio de la muestra no alcanza el 30%.  Esta apatía puede estar causada por problemas en la coordinación de ambos ojos (problema binocular) o en la dificultad de enfoque (problema de acomodación). La gran paradoja de nuestros tiempos es que, siendo los problemas visuales de cerca, en la población infantil, una importante causa de alteraciones en la lectoescritura, en muchos casos aún se valora o se revisa la visión lejana. Este cambio de paradigma debe ser abordado en una transformación de los exámenes visuales a los que se somete el meno; acorde con Lluís Bielsa, “no se pueden abordar los problemas de visión como se hacía en el S.XIX. Es necesario ampliar los protocolos de examen al entorno próximo de manera universal, tratando el conflicto visual en el entorno del S.XXI, caracterizado por un continuo y a menudo desmesurado esfuerzo visual a distancias cortas”.

Finalmente, para Visión y Vida es muy relevante que en el 60% de los casos de la muestra han sido los propios menores los que manifiestan a su familia la existencia de dificultades visuales, ya que “en muchas ocasiones, el menor no tiene consciencia de lo que significa ver bien o mal, por lo que es imprescindible realizar campañas informativas que, por un lado, ayuden a educadores a aprender a detectar posibles problemas visuales en sus alumnos y, por otro lado, eduquen a las familias en la necesidad de realizar revisiones visuales periódicas, para evitar lastrar el desarrollo formativo de los menores en sus primeros años de vida, fundamentales para toda su etapa educativa posterior”, recuerda Alsina.

 Algunos datos extraídos del estudio

Muestra: Universo sometido a la prueba.

  • 52% niñas y 48% niños
  • 18,6% menores de 6 años, 17% de 7 años y 15,9% de 8 años. Más del 50% de la muestra en los primeros años de educación primaria. Coincidente con el número de llamadas recibidas por la asociación, en su mayoría de familias de niños de entre 6 y 8 años.
  • El examen permite sospechar de la existencia o no de un problema visual, pudiendo diagnosticar hasta un 95% aproximadamente de los problemas visuales.
  • Si el niño evaluado falla en uno de los cinco aspectos, existen grandes posibilidades de que pueda tener un problema visual que interfiera en su desarrollo. Todos los que han fallado una prueba, deberían someterse a un examen visual completo.

Anamnesis: Preguntas al menor y su familia sobre su salud visual, para detectar si se presentan signos o síntomas que hagan sospechar de la existencia de un problema visual.

  • 15,7% de los menores afirma que no ve bien la pizarra y el 18,8% reconoce que tiene dificultades tanto en su visión próxima como lejana. Cifra coincidente con el porcentaje de padres que cree que su hijo tiene algún problema de visión (15,6%).
  • Lo grave de la situación es que solo una de cada cuatro familias llega a sospechar de la existencia de un problema, cuando son uno de cada dos menores los que pueden sufrir un problema visual.
  • En el caso de los menores con bajo rendimiento escolar, el 32,3% de los padres manifiesta sospechar la existencia de algún problema visual en el menor. Asimismo, uno de cada tres de estos menores reconoce sus problemas para ver bien tanto de cerca como de lejos.
  • Acorde con los padres, al 33,9% de los menores no les gusta leer, uno de los motivos podría ser que el 28,3% experimentan cansancio y picor de ojos al leer.
  • En el caso de aquellos con bajo rendimiento académico, la tasa se duplica: casi la mitad (50%) se cansa al leer. Además, el 72% de estos menores detesta la lectura. De nuevo, casi el doble que en la muestra general.
  • La apatía respecto a la lectura puede deberse a problemas de coordinación de los ojos sobre el texto (visión inocular) y de dificultad en el enfoque (acomodación).
  • Tres de cada cuatro niños con problemas académicos reconoce dificultades para realizar sus tareas, dada su necesidad de levantarse continuamente o su frecuente pérdida de atención. En muchos casos, estos problemas se confunden con TDAH o déficit de atención, cuando puede tratarse de un problema de visión próxima.
  • Casi 2 de cada 10 menores descubrió que necesitaba equipamientos ópticos en la revisión optométrica u oftalmológica y en el centro educativo. Solo en el 8,8% de los casos fueron las familias del niño y, por el contrario, en el 60% de los casos fue el propio menor el que manifestó dificultades visuales.

Agudeza visual de lejos:

  • 19,8% de la muestra tiene dificultades para ver la pizarra, es decir, casi uno de cada cinco alumnos.
  • En el caso de aquellos alumnos con bajo rendimiento escolar, la cifra de niños con problemas de visión lejana se duplica.

Visión binocular:

  • Los alumnos con bajo rendimiento académico presentan el doble de problemas en visión binocular (funcionamiento conjunto de ambos ojos, básico para la percepción tridimensional del entorno) y motilidad ocular (movimientos de fijación, saltos de punto a punto del espacio y seguimiento de objetos en movimiento).

Agudeza visual de cerca:

  • El 5,3% de la muestra tiene problemas de calidad de visión de cerca, que afecta en sus tareas de lectura y al 25,7% le duele la cabeza o pican los ojos al realizar sus tareas en visión próxima.

Punto próximo de convergencia:

  • Un 26,7% de los menores muestran problemas al realizar los movimientos de seguimiento de objetos en los diferentes ángulos de mirada.
  • El 28,3% manifiesta que se cansa al leer.

Posiciones diagnósticas de mirada y motilidad ocular:

  • Estos movimientos son los más sencillos y básicos de que sean detectados Lo corriente es un movimiento continuo, sin saltos y fluido. En la muestra, un 11,4% de los menores tiene dificultades para realizar movimientos de seguimiento en los diferentes ángulos de mirada.


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