Su Majestad la Reina ha entregado ayer los galardones del Premio a la Acción Magistral 2017, convocado por la FAD, la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO y BBVA. El proyecto “Tutoría de atención a la diversidad sexual y de género (Tutoría LGBTI+H)”, presentado por José Joaquín Álvarez del IES Duque de Rivas, de Rivas Vaciamadrid, ha sido mención de honor en la categoría B (Secundaria y Bachillerato).
El objetivo del Premio es galardonar y dar a conocer proyectos educativos de promoción de valores sociales desarrollados en centros educativos españoles. En definitiva, apoyar a través del Premio a docentes emprendedores que cambian vidas desde las aulas.
Su Majestad la Reina ha estado acompañada en el acto por el presidente de la FAD, Ignacio Bayón; el presidente de BBVA, Francisco González; y el secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, entre otras personalidades relevantes del ámbito educativo.
Durante el acto, el presidente de la FAD, Ignacio Bayón, ha afirmado que “el Premio a la Acción Magistral tiene un valor especial: permite visibilizar una realidad incontestable, la del numerosísimo grupo de profesores y profesoras que, ahora más que nunca y, pese a todo, son conscientes de su decisiva labor educativa y trabajan por crear mejores personas, ciudadanos activos y comprometidos”.
Según Bayón, la principal apuesta de la FAD “es mantener el compromiso y seguir apoyando al profesorado que educa en valores porque estamos convencidos de que no solo forman y enseñan magistralmente a su alumnado: nos enseñan e inspiran a todos”. Por último ha querido agradecer a los docentes su labor, “que lo sean, que hayan aceptado serlo, que quieran seguir siéndolo” porque “de ellos depende buena parte de nuestro futuro”, ha concluido.
Francisco González, destacó que “para BBVA, la educación es un eje prioritario para el desarrollo de la sociedad, por ello, además de esta colaboración con la FAD, en 2016 dedicamos el 41% de nuestra inversión en programas sociales, unos 40 millones de euros, a iniciativas educativas relacionadas con el acceso a la educación, la formación en capacidades financieras y el apoyo a emprendedores”. “BBVA tiene el propósito de poner al alcance de todos las oportunidades de esta nueva era. No nos cabe duda de que el Premio y la Comunidad Acción Magistral son las mejores herramientas para generar oportunidades a las generaciones venideras”, subrayó Francisco González.
Más de la mitad de los menores LGTB sufre acoso escolar en las aulas. De ellos, el 43% ha ideado alguna vez el suicidio, el 35% lo ha preparado con algún detalle y el 17% incluso lo ha intentado, según datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales.
Éstas son las trágicas cifras que motivaron que, hace ya doce años, el IES Duque de Rivas pusiera en marcha un proyecto pionero de lucha contra el acoso escolar por orientación sexual e identidad y expresión de género entre los alumnos del centro escolar. De la mano del docente José Joaquín Álvarez, y con el apoyo expreso de la asociación de madres y padres de alumnos, se marcó un objetivo claro: “crear un espacio para la convivencia desde el respeto y la empatía”.
Desde entonces, cientos de alumnos han pasado por el proyecto “Tutorías de atención a la diversidad sexual y de género (Tutoría LGTBI+H)” para, en palabras de José Joaquín Álvarez: “ayudarles a que los adolescentes encuentren herramientas para quererse, aceptarse y empoderarse. Además de visibilizar el sufrimiento por el que pasan muchos adolescentes LGTBI. Queremos que se sientan iguales entre iguales”.
Así nació el proyecto La tutoría de atención a la diversidad sexual y de género (también llamada tutoría LGBTI+H) nació para dar respuesta a la demanda invisibilizada de adolescentes homosexuales y transexuales, muchos de los cuales sufren acoso en las aulas por su orientación sexual. Doce años de trabajo han dado sus frutos. El instituto es hoy un referente de innovación educativa en la convivencia, cuenta con distintos reconocimientos como el que le otorgó hace unos meses la Organización de Estados Iberoamericanos por la promoción de los Derechos Humanos, y es, sobre todo, un espacio mucho más seguro para los estudiantes y profesores que deciden expresar su afectividad libremente.
El proyecto trabaja en tres vertientes:
- Atención a adolescentes LGBTI y sus familias. Ofrece recursos educativos que ayudan a resolver
las dudas que se puedan plantear. Así mismo se facilita, a los estudiantes que lo demanden,
información rigurosa, precisa y veraz sobre diversidad sexual y de género. También, herramientas
para que aprendan a desarrollar una correcta socialización, a través de un trabajo de
acompañamiento y asesoría. - Atención al profesorado. Se informa sobre los materiales educativos que pueden utilizar para
introducir transversalmente, si lo consideran oportuno, estos contenidos en sus respectivas clases
y se les invita a participar en la organización de las actividades de sensibilización programadas a
lo largo del curso escolar. Se pone un especial énfasis en el protocolo que se ha de seguir cuando
en el aula hay un alumno transexual para que éste se sienta plenamente integrado en la vida del
instituto, reconociéndole en todos los actos académicos por su sexo sentido. - Campañas de concienciación escolar sobre los perniciosos efectos de la homofobia a edades tan
tempranas que permitan eliminar prejuicios y desterrar los comportamientos discriminatorios. Se
organizan charlas, talleres y conferencias que se imparten en todos los cursos de un mismo nivel
formativo, de acuerdo con el grado de madurez del alumnado y las necesidades detectadas.
Para el autor y promotor de este proyecto, José Joaquín Álvarez: “La educación en la diversidad sexual y
de género es la mejor vacuna contra la homofobia y debería introducirse en todas las etapas del currículo
escolar, de acuerdo con el nivel de maduración de los propios estudiantes, tal como se hace con otras
disciplinas. El prejuicio y el miedo alimentan la sinrazón. Los alumnos llegan, en general, muy
prejuiciados a la Educación Secundaria, y ya sabemos que eliminar un prejuicio es mucho más difícil que
mover una presa de hormigón. Esta situación evidencia, al menos en parte, que nuestras escuelas no se
acomodan con sus planes formativos a las demandas reales de un alumnado que se desarrolla también
en ambientes diversos, con nuevos modelos de familia distintos al tradicional, y que exige de la
administración educativa el reconocimiento de su especificidad y una especial protección, por ser
también los más vulnerables”.
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