Vacuna, sí, vacuna no: Cómo adaptarnos al cambio constante y poder convivir con la incertidumbre

La suma de nuestras propias características de personalidad, de las experiencias vitales, y también de nuestras circunstancias de vida influyen en que un determinado cambio nos afecte o no, o lo haga con mayor o menor intensidad

Como seres humanos y pensantes, tratamos de buscar la racionalidad, el orden y el control incluso en aquello que se escapa de nuestras manos, y en este punto entra en juego la incertidumbre. ¿Cómo mantengo el control si no entiendo, si no sé? ¿Tendremos vacuna dentro de unos meses? ¿Cuántos tendrán acceso? ¿Volveremos a vivir un confinamiento como el de marzo? ¿Podré ver a mis familiares en Navidad?…

Según TherapyChat, plataforma líder en psicología online, la realidad es que emplear nuestras energías en tratar de controlar lo incontrolable va quemando nuestras fuerzas a base de usar demasiados recursos físicos y mentales que pasan factura con el tiempo. Podríamos decir que tanto a nivel físico como mental a nuestro cuerpo le sucede algo parecido a la sensación de correr una maratón, solo que peor aún; no sabemos ni dónde está la meta, ni cuánto tardaremos en cruzarla.

A lo largo de los años hemos vivido diferentes situaciones de incertidumbre y cambios como sociedad, y una vez más, se repite la historia. En fechas que comienzan a ser señaladas durante las próximas semanas, y con noticias de una futura vacuna tomando el protagonismo de las conversaciones, ahora más que nunca es momento de apostar por adaptarnos al cambio constante. Esto implica no agarrarse al pasado, y tampoco querer anticiparnos al futuro. De nada sirve anticiparnos a circunstancias sobre la vacuna o nuevos posibles confinamientos, ya que no encontraremos respuestas. La clave está en fluir con el presente.

Es por ello que TherapyChat recopila 5 consejos útiles para abrazar el cambio en general, aceptar que vivimos en una situación de incertidumbre, y desechar sentimientos de miedo, ansiedad o tristeza constante, de forma que podamos mantenernos positivos:

  1. Una de las claves vivir en el presente, poniendo mucha atención al momento y trayendo la mente de vuelta cuando se vaya a otros lugares que nos traen ansiedad, miedo, culpa, tristeza, etc. En este punto nos puede ayudar a ejercitar esta capacidad el hacer ejercicios de meditación.
  2. Si te asaltan miedos y ansiedades, date un momento para pensar cuáles son esos eventos tan terribles que estás imaginando, y reflexiona sobre si serían tan horribles realmente o si por el contrario contarías con herramientas para capear las situaciones. También reflexiona sobre la probabilidad de que dichos eventos sucedan. Imagina otras alternativas más realistas sobre el devenir.
  3. Los sentimientos no se desechan, sino que se escuchan, se les pone nombre y se les pregunta qué nos están pidiendo. Evitarlos, no aceptarlos, ir contra ellos y ocultarlos solo nos daña. No veas a los sentimientos, incluso el miedo, la ansiedad o la tristeza, como enemigos, ya que están para pedirte algo. Por ejemplo, que te cuides, que bajes el ritmo y la autoexigencia, que no controles hasta lo incontrolable, o que pidas ayuda a un profesional.
  4. Busca llenar tu vida con alternativas positivas y reconfortantes que llenen los vacíos que han ido dejando aquellas cosas que ahora no puedes hacer o no tan cómodamente como antes. Ante la pérdida de reforzadores positivos, notaremos que estamos faltos de estímulos, así que es hora de movernos y buscarlos.
  5. Busca el contacto con los demás del modo que sea. Pídeles ayuda, comunícate, escúchales… en definitiva, comparte tus miedos e inseguridades y ayuda al resto con las suyas. Te ayudará a ver tu realidad de otra manera.

Aida Rubio, coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, asegura: “siempre, en cualquier situación social, es recomendable vivir día a día, porque lo único verdaderamente existente es el presente. El pasado ya no es, y el futuro no sabemos si será en la manera en que lo anticipamos. Es por eso que no es recomendable especular o comenzar a hacer cábalas con la idea de la futura vacuna o nuevos confinamientos. Muchas veces nos perdemos en imaginar desgracias futuras que nunca llegan, y esto se debe a procesos de pensamiento distorsionados. Planificar está bien, pero siempre ateniéndose a la realidad de la situación presente”.



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