Los adoradores de la playa/mar

No podemos negar el hecho de ir a la playa y al mar, se ha convertido en una especie de rito anual, si es posible varias veces, en las sociedades occidentales actuales.

Nadie piense que voy a criticar esta realidad. Todo lo humano tiene aspectos positivos y negativos, y, el saber actual humano, no es capaz de ponderar y valorar todo y todos los aspectos negativos y todos los positivos y las interrelaciones y las funciones entre ellos.

Y, tampoco soy tan ignorante de no entender, que el bienestar de nuestra sociedad y país, a nivel económico está en muchos sentidos y grados en que millones, docenas de millones de personas, nacionales y europeas e internacionales vengan a nuestras playas. En una parte importante y esencial vivimos de las arenas de la mar, de las aguas saladas, y de quienes se pasean por ellas, con poca ropa… Esa es nuestra realidad…

Ya Eugenio D´Ors para muchos olvidado actualmente, o casi, por razones sociopolíticas, pero para los muchos saboreadores del articulismo, es uno de los grandes en este género, sin entrar en sus ideologías o concepciones o en sus realidades políticas. En un artículo que tituló: La mística del baño del mar, que si mis datos son ciertos publicó en La Vanguardia del 23 del 08 de 1944, planteaba temas en relación al mar, que ya no era un deporte, sino que se estaba transformando en un modo de vida o de vivir o una costumbre o un hecho…

De todas formas ya se indicaba a principios del siglo XX o, incluso a finales del anterior, los famosos “baños de ola” en Santander. Con lo cual, no tengo datos, pero cuando la playa vino a los corazones de los hispanos del siglo veinte, me temo que ya estaba extendido en mayor o menor medida por otros trozos de Europa y Norteamérica.

De convertirse diríamos en un pasatiempo para las personas que vivían en sus alrededores, después, ser un deporte en mayor o menor escala, para determinadas elites, luego una fase de turismo para determinados estratos sociales, y, al final, convertirse en una procesión masiva de millones de personas, que al principio solo era en verano, y, después, en la medida de lo posible, algunos fines de semana. También es cierto que en algunos casos, si el bienestar aumenta y crece, el ideal era y es, para muchos, segunda residencia a un kilómetro como máximo de alguna playa…

Cosa curiosas han ido los ríos de personas hacia el Mediterráneo estando el Atlántico a la misma distancia o similar. Será cosas de países y de política, dicen, de aguas más frías o más calientes, de un idioma o de otro, de una división de la Iberia de hace siglos, de y de…

Se dice en las tascas y mentideros, que las parejas liberales, de clase media, -aunque nunca he sabido que es eso de las clases media, si alta media o baja media o media-media-. Se dice que la clase media, a determinada edad, cuándo los adornos físicos van disminuyendo, los conyugues van convenciendo a la media naranja-limón-pomelo-aguacate, que en vez tanto mar, se vayan hacia turismo de interior, hacia viajes al extranjero.

Se dice en las cantinas y mentideros, como decíamos ayer, como Fray Luis de León, que esta tendencia se debe, a que a los cuarenta o cincuenta años, personas y parejas y matrimonios de la clase y estratos medios, ya no pueden competir con veinteañeros y algo, tanto sean de un género o sean de otro, tengan más protuberancias en un lugar o en otro, que eso son los caracteres sexuales primarios –que ahora tan poco se habla de ello, aunque si se miran, y, tanto de la autoidentidad sexual…-.

Pero no podemos negar la realidad, los viajes a las playas, en estos últimos años, al extranjero, personas que no han ido a visitar los grandes museos del mundo, con razón o sin ella.  Por su gusto, se marchan en viajes de novios a playas del Caribe o quién sabe si del Pacífico… Y, allí pues miran las lunas y las estrellas y los ojos. Allí, se preparan para la vida de vuelta, que será, en la mayoría de los casos, como casi las de todos, llenas de obligaciones y deberes y trabajos y sudores, y, algunas alegrías y felicidades o muchas… ¡Pero eso es la vida real…!

No podemos negar el hecho-realidad, que millones, decenas de millones de personas, todos los años, se trasladan un día o dos o cinco o diez, una vez o dos o tres, a un lugar lleno de arena, artificial o natural, dónde se exponen al sol, a miradas, a deseos, a pasiones, a descansos, a silencios, a estar y ser, a ser vistos y a ser queridos y estimados y… Y, cada uno según sus circunstancias, a mil razones y mil causas.

Unos huyen de la ciudad o gran ciudad, otros huyen de alguna realidad, algunos quieren olvidar, otros quieren tener experiencias nuevas, aquellos quieren recordar, estos van la primera vez, otros ya han ido cien… Pero nadie puede negar, que ir a la playa y tumbarse es como una nueva religión, solo faltan los popes y algunos textos escritos casi sagrados…


Jesús Millán Muñoz – https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (29 may-07junio 23 cr).



Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*