El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón rinde este lunes homenaje a Miguel Ángel Blanco

Bajo el lema "Ni podemos ni queremos olvidar"

El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón rendirá homenaje este lunes 10 de julio a Miguel Ángel Blanco en el XXVI aniversario de su secuestro y asesinato por parte de la banda terrorista ETA, habiendo acuñado para este acto conmemorativo en toda España la Fundación que lleva el nombre de la víctima el lema “Ni podemos ni queremos olvidar”.

Presidirá el acto la alcaldesa, Paloma Tejero, junto a la presidenta de la Fundación Miguel Angel Blanco, María del Mar Blanco, a quienes acompañarán miembros de la Corporación Municipal.

Precisamente hay en el municipio de Pozuelo una plaza dedicada a Miguel Ángel en reconocimiento joven asesinado hace 26 años.

Reproducimos a continuación el Manifiesto promovido por la Fundación Miguel Ángel Blanco para este aniversario.


MANIFIESTO

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“Ningún día os borrará de la Memoria del tiempo”, Virgilio

En la entrada del Museo del 11S, en Nueva York, se puede leer una
frase de la Eneida de Virgilio: “Ningún día os borrará de la Memoria del
tiempo”. Esta frase aparece rodeada de 2.983 cartulinas azules, una por
cada víctima mortal de los ataques terroristas que sufrió EE. UU. aquel día.
Un mar de recuerdos imborrables que cambió la historia, la percepción que
el mundo tenía sobre el terrorismo.

Nuestro país tiene un largo historial de sufrimiento terrorista: 1.451
víctimas mortales, cerca de 5.000 heridos, 167 secuestros terroristas,
decenas de miles de extorsionados, exiliados y una dimensión de la
amenaza que ha condicionado nuestra historia reciente durante cinco
décadas.

La organización terrorista ETA ha sido el principal causante de este
mal absoluto, injustificable y totalitario, desde la primera víctima hasta la
última. Todas las víctimas del terrorismo son héroes de la democracia
porque su asesinato fue injusto. Lo que une a las víctimas no es su propia
historia personal o lo que opinaban. Lo que une a todas las víctimas del
terrorismo es la voluntad fanática de sus asesinos de perturbar la
convivencia para obtener el poder a través de la intimidación y el asesinato.

Todas las víctimas del terrorismo son inocentes, y es un deber moral
y político rendirles homenaje, reconocer su valía y defender su significación
social. La democracia española se ha asentado paralelamente a la ofensiva
terrorista, en especial la de ETA, y las víctimas han tenido un
comportamiento ejemplar, han parado la espiral de la violencia y del odio y
han contribuido destacadamente a cimentar el Estado de derecho que
disfrutamos. Olvidar o manipular esta historia, minusvalorar, relativizar o
blanquear el terrorismo es pervertir la esencia de la democracia
constitucional que nos ampara y representa como ciudadanos. Es humillar
y revictimizar a las propias víctimas y adulterar el marco de convivencia que
hemos construido.

Miguel Ángel Blanco, un hombre joven, una persona de bien, un
ciudadano comprometido fue torturado durante 48 horas y asesinado por
ETA, a pesar de los millones de españoles que exigimos su liberación sin
condiciones. Miguel Ángel Blanco se ha convertido en un símbolo de
Libertad y Concordia frente a la barbarie. En estos días nos reunimos en
calles y plazas de toda España pare defender la Memoria de Miguel
Ángel frente al olvido interesado, frente al desistimiento, frente a la
distorsión de su historia como estrategia para la consecución de objetivos
ilegítimos.

Es una anomalía democrática que partidos que legitiman a ETA en sus
fines y medios, que no la condenan, que llevan terroristas con delitos de
sangre en sus listas electorales, que no han realizado la más mínima
autocrítica, hayan sido decisivos en la gobernabilidad de España. Es inmoral
el poder político que se les ha regalo a aquellos que todavía hoy no
reprueban el crimen de Miguel Ángel Blanco y de todas las víctimas del
terrorismo.

Esto ha ocurrido porque la línea divisoria que se trazó con Miguel
Ángel Blanco entre demócratas y ETA se ha difuminado, porque no se ha
exigido a su entorno político una regeneración moral por su responsabilidad
de complicidad terrorista, porque se ha cedido a sus pretensiones de
escribir la historia del terrorismo, porque se ha trasladado a los asesinos de
Miguel Ángel Blanco al País Vasco sin la exigencia de arrepentimiento. Este
es el balance de una legislatura que será recordada como infame para la
dignidad de la Memoria de Miguel Ángel Blanco.

En este aniversario exigimos al próximo gobierno de nuestro país que
la dignidad de las víctimas del terrorismo sea una prioridad, que se legisle
para evitar más humillaciones, que no se pacte con los que no condenan el
asesinato de Miguel Ángel Blanco ni ningún otro.

Defender la Memoria de Miguel Ángel Blanco contra el olvido es
defender el Estado de derecho, propugnar la centralidad de las víctimas del
terrorismo, reconocer nuestra pluralidad, cuidar nuestros acuerdos de
convivencia libre y democrática en donde no deben tener cabida las
ideologías legitimadoras de la violencia terrorista, por respeto a nosotros
mismos y al orden constitucional.

Como ha escrito para la Fundación Miguel Ángel Blanco Fernando
Savater: El terrorismo es un oficio práctico que uno puede dejar
de practicar cuando las circunstancias lo aconsejen o logre los
objetivos que antes persiguió con la violencia por medios
menos arriesgados. Pero haber matado a un semejante no es
una tarea circunstancial que un día se ejerce y a la semana
siguiente se abandona como cambiarse de traje: ser asesino te
marca para siempre, te convierte en un ser humano distinto. El
terrorismo puede dejarse atrás, incluso pretender olvidarse:
pero el crimen siempre te acompaña, está a tu lado como el
primer día. Y el crimen de la Mafia (o de ETA, que es lo que más
se parece a la Mafia) no es nunca un gesto individual sino la
culminación de un proyecto colectivo: asesino el ejecutor, pero
también quien ordenó el crimen, quien informó de las
costumbres de la víctima, quien ayudó a cometer la fechoría o
encubrió al ejecutor. No apelo exclusivamente a las víctimas
individuales sino a los españoles, porque la gran víctima de los
asesinos de ETA fue y sigue siendo la España democrática. Y los
asesinos, fuera cual fuese la fecha de su fechoría, no tienen
derecho a querer ahora rentabilizar democráticamente el botín
de su crimen”.

PORQUE NI PODEMOS NI QUEREMOS OLVIDAR,

Miguel Ángel Blanco es nuestro referente y es nuestro deber transmitir a los
jóvenes su historia, que es parte fundamental de la historia de la España
democrática.



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