Cómo ver la alcalinidad del agua

Imagen de Daniel Perrig (Pixabay)

La alcalinidad en exceso del agua de las piscinas puede ser la causa de que aumente sin control su pH, convirtiéndose así en agua turbia y ocasionando a la vez problemas para la salud humana, como irritaciones de ojos, garganta y oídos. Igualmente, tanto la alta como la baja alcalinidad puede producir descamaciones en las paredes y corrosiones en los accesorios de la piscina, sobre todo los metálicos en contacto directo con el agua, deteriorándolos y provocando que no funcionen correctamente.

Otro perjuicio de la baja alcalinidad es que da lugar, por sus efectos, a que el equipo de filtrado y depuración del agua tenga que realizar esfuerzos extras para mantenerla limpia, pudiendo ocasionarse un mayor desgaste del mismo e, incluso, averías que, de encontrarse el agua en niveles óptimos, no se producirían.

Problemas ocasionados por un pH inadecuado

Del mismo modo, un pH alto afecta negativamente a la eficacia del cloro, disminuyendo su efectividad, así como la de otros tratamientos desinfectantes del agua, con el riesgo que ello supone asimismo para la salud de los usuarios de las piscinas, sobre todo si las afectadas por el problema fueran grandes piscinas de uso público.

Es muy importante por lo tanto para poder  disfrutar del baño sin preocupaciones poder ver y controlar la alcalinidad piscina con el fin de anticiparnos y prevenir incidencias de salud y deterioros de equipos de mantenimiento de las piscinsa debido a dicho exceso de alcalinidad. Ahora bien, ¿de qué estamos hablando en realidad? ¿cómo controlarla?

Alcalinidad versus pH

La alcalinidad es la cantidad de carbonatos, bicarbonatos e hidróxicos, esto es, componentes alcalinos, que contiene el agua de la piscina. No obstante, aunque la alcalinidad afecta al pH del agua, a diferencia de éste, pone de manifiesto la cantidad de ácido que el agua de piscina puede absorber sin que se modifique el correspondiente nivel de pH.

Es decir, la “alcalinidad del agua” y el “agua con pH alcalino” son conceptos diferentes. Ese último hace alusión a que el agua continene un pH mayor o igual a 7, mientras que la alcalinidad del agua en sí misma tiene que ver con la concentración de carbonato de calcio que posee.

Una vez diferenciados ambos términos, conviene saber que el nivel de alcalinidad en el agua recomendado oscila entre 125 y 150 partes por millón (ppm), según los últimos estudios de expertos, que consideran que las aguas poseen una alcalinidad baja si tiene menos de 100 ppm, mientras que los valores de una alcalinidad alta, para que se considere como tal, estarían por encima de las 175 ppm.

Cómo subir y bajar la alcalinidad

Para incrementar la alcalinidad o, lo que es lo mismo, corregir una alcalinidad baja, el producto principal a utilizar a tal fin es el bicarbonato de sodio, también conocido como incrementador de alcalinidad. Para usarlo correctamente, conviene seguir las instrucciones del fabricante en cuanto a la cantidad óptima del producto a diluir en el agua para subir la alcalinidad.

La alcalinidad alta del agua de la piscina se corrige principalmente con compuestos ácidos, debiendo tenerse en cuenta que, como los valores altos de alcalinidad producen aumentos del nivel del pH, es preciso usar a la vez un minorador del mismo, que lo corrija. De esta forma y con estos tratamientos se conseguirán resultados exitosos y será posible bañarse en la piscina con absoluta tranquilidad.



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