Gastrocultura: Huevos estrellados o rotos madrileños

Tradicionalmente han sido los huevos fritos, insertándoles patatas y jamón. Posiblemente sea uno de los platos más antiguos, por la simplicidad y la rapidez y lo económico.

Actualmente denominados huevos rotos, huevos estrellados, huevos fritos formados, evidentemente por huevos, y se les añade patatas, jamón, aceite, sal, y, como siempre aire, fuego y un recipiente sartén para construirlo, y, un plato para presentarlo y exhibirlo y exponerlo y degustarlo…

Hay autores que le dan una autoría hacia 1980 en Madrid, pero otros especialistas indican que este alimento debió de ser muy antiguo por la simpleza y la simplicidad de los ingredientes, especialmente, en el campo, cuándo se tenía que valer de lo mínimo existente. Incluso, algunos piensan que es anterior a la tortilla de patatas, porque es obvio y evidente, que aceite y huevos están con nosotros los europeos milenios, pero las patatas desde el descubrimiento de América.

Eso no quita darle el mérito a la receta o variedad o al marketing de la década de 1980 en la capital de España. Pero no cabe duda, el gran mérito de elevar a categoría casi internacional una comida o plato, posiblemente tradicional y de siglos, a una ranking de plato de gran gurmet, de gran sabor, de gran color, de gran olor… No puede irse usted de Madrid, si está por esos lances y lares unos días, sin probar este plato exquisito en su simplicidad y en su elaboración. No puede volver a Australia o a la Patagonia o a Alaska sin haber consumido una vez este plato…

Suponemos, que como otros animales, el ser humano durante cientos de miles de años, tomarían y recogería huevos del paisaje, y, se los comería crudos… Cuándo se inventó el fuego o se descubrió o se aprovechó el fuego, empezaron a utilizar ese fin e instrumento, para la comida entre otras finalidades –como el calentarse, el ahuyentar a los animales peligrosos, el ver por la noche…-.

Quizás, quizás muchos antes, en fuegos esporádicos algunos nidos se quemaron y de alguna manera, los huevos permanecieron, y, antes de saber utilizar el fuego, ya degustaron huevos “quemados”. –Imaginemos que es bueno en un artículo de opinión, y, también, en historia para abrir horizontes a posibilidades de hipótesis-.

Un plato es como una escultura que se va deshaciendo. Te lo presentan con una forma y manera y textura y color y organización. Y, mientras lo vas degustando, vas cambiando las partes, unas, como es lógico van faltando, otras que estaban debajo aparecen, otras se van mezclando y combinando. Algunos colores se entremezclan, se combinan los alimentos y las formas y los colores. Quizás, no son cambios radicales, pero de alguna manera, es como ir abriendo un horizonte de sedimentos en una cata arqueológica. Vas degustando desde arriba hacia abajo.

A veces, pienso, que dentro de una rama, real o hipotética del futuro, que me gusta pensar que podría denominarse psicogastronomía, o gastropsicología, podríamos estudiar y analizar, si hay diferencias en las personas, si estas degustan los platos muy deprisa o muy despacio, siempre que tengan tiempo, si comen desde el centro hacia los lados, o, si por el contrario empiezan comiendo el guiso, en este caso los huevos, desde arriba o desde un lado o desde otro.

Si van quitando capas a capas. Si van mezclando los alimentos en su boca y lengua y papilas gustativas, según un orden u otro. En este caso, degusta primero las patatas o las patatas con el huevo, o, solo el huevo, qué cantidad de pan, y cómo, al principio antes del huevo o mezclado o haciendo catas… si las cucharadas, en este caso, los trozos con el tenedor, podremos inventar un neologismo: “tenedoradas” copiando a cucharadas. Si las tenedoradas son grandes o pequeñas, si comen como pajarillos probando trocitos.

Si ampliamos el tema de la psique y psicología aplicado al acto de comer, si va muy deprisa, si mira a la persona que está a su lado. Si habla mucho en ese acto. Si va muy despacio y tiene la mirada fija en algún punto del establecimiento. Si se le ve preocupado en ideas y, o, en recuerdos. Si tiene un rostro alegre. Si mira la televisión o la ignora. Si busca el silencio…

La mayoría de personas diferencian en el acto de alimentarse, si lo hacen en su casa o familia, si lo hacen fuera de ella. Si van a un establecimiento con ese fin o finalidad, o, tiene que alimentarse por viajero obligado, en el lugar que más le convenga, pero sin haber seleccionado antes el espacio, sino lo que le permiten las circunstancias…

Si ese acto de degustar lo hace, en silencio o con música de fondo, o, se ve obligado a oír la televisión o la radio para las noticias. O, ahora, con los móviles en los ojos, al lado de la comida. Hubo un tiempo que se está olvidando, cuándo en todos los bares y restaurantes existían periódicos de papel, que las personas en algún momento de la comida, leían el periódico o lo repasaban, quizás para descansar, quizás para hacer tiempo…

Por eso, les he aconsejado a los grandes medios de comunicación, que oferten tablets a los establecimientos públicos, para que puedan leer los clientes su periódico, y, solo el suyo, sería una manera, de aumentar las ventas, ahora que están en tanta crisis, al final, este texto es un artículo pensado para un periódico, y, ese será su fin o su finalidad, terminar en las costas de arena de sol de las palabras de un medio digital.

La vida trae alegrías y penas. Degustar un huevo frito con patatas, sea denominado estrellado o roto, en todas sus conformaciones posibles, es una de las pequeñas alegrías, que debemos disfrutar de ella y con ella. Mi homenaje a la humildad del huevo y de la patata y del jamoncito y del aceite y de la sonrisa de quién te lo sirva y de quién lo paga. Paz y bien…01


Jesús Millán Muñoz – http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm  © jmm caminero (07-31 octubre 2023 cr).



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