Manifiesto 8 de marzo 2024: patriarcado, genocidios, privilegios #SeAcabó

La mañana del 1 de febrero, en Barcelona, una mujer de 78 años, una de tantas, fue desahuciada
de la casa en la que llevaba viviendo más de medio siglo. Después de suplicar que la dejaran quedarse,
la mujer se arregló y se colocó debajo del abrigo un pañuelo blanco y negro que de lejos parecía un
pañuelo palestino. Dio dos vueltas a la llave y dejó un beso en la imagen que adornaba la puerta, que
decía: Dios bendiga cada rincón de esta casa. Escoltada por la policía se echó al bolsillo la llave de la
casa a la que no va a volver. Guardó la llave como lo hicieron las judías sefardíes, las moriscas o las
gitanas a las que expulsamos de este reino de España que siempre se ha querido puro y blanco a
cualquier precio; como la guardan las familias saharauis en el desierto y las mujeres palestinas que
llevan sesenta años expulsadas de sus casas y que hoy son bombardeadas y privadas de alimento y
agua. ¿Qué mundo es este?

Decía un poema de Bertolt Brecht en 1938: ¿”Qué tiempos son estos en los que hablar de árboles
parece un crimen, porque implica silenciar tanta injusticia”? Hoy, como entonces, vivimos un genocidio
en directo, en Palestina, y otros genocidios más, silenciados, en otros lugares, como en la República
Democrática del Congo, donde se extermina para comerciar con los minerales que hacen funcionar
nuestros coches eléctricos y nuestros teléfonos móviles. Y, sin embargo, responde en otro poema
Adrienne Rich, “es necesario hablar de árboles” porque sabemos “quiénes quieren hacerlos desaparecer”.

En los espacios verdes y en las calles de la Comunidad de Madrid se están talando cientos de árboles
de manera gratuita e indiscriminada, con una indiferencia cruel por el pasado y por el futuro. Es necesario
hablar de árboles. Hablar de árboles es hablar de que la sequía acecha y nuestro aire se contamina; es
hablar de pobreza energética, de que las familias de la Cañada Real siguen sin luz desde hace ya cuatro
años, de que la brecha entre lo rural y lo urbano se hace cada vez más insoportable, de que la
especulación incontrolada con los bienes de primera necesidad nos precariza a todas y todes.

Hablar de árboles es hablar de extractivismo, de que el Norte global consume la mayoría de los
recursos disponibles; es denunciar el exterminio de los pueblos originarios y el deterioro de las
condiciones vitales de la mayoría del planeta; es hablar de que la población migrante, desplazada y
refugiada aumenta de manera exponencial. No olvidamos a las mujeres de la nación mapuche, en Argentina
y Chile, asesinadas por defender su territorio. No olvidamos a las personas hacinadas en Barajas, en
condiciones inhumanas, a la espera de que acepten su solicitud de asilo. El pasado año, 6.618
personas, 18 personas al día, han muerto tratando de llegar a España por mar, entre ellas 363 mujeres
y 384 criaturas. Las feministas decimos SE ACABÓ: nuestro bienestar precario no puede sostenerse
sobre la explotación y la miseria de nuestras vecinas, de otros pueblos y de otras vidas. Se acabaron
los privilegios.

Hablamos de árboles porque cuando talan árboles revelan su absoluto desprecio por la vida, mientras
nosotras sobrevivimos en un sistema que nos agota, enferma y asesina; un sistema que no duda en
encerrar en residencias, psiquiátricos, CIES o cárceles a las personas que molestan, que estorban, que
sobran, a las que no producen ni rentan. Recordamos que en la Comunidad de Madrid 7.291 personas
fueron condenadas a una muerte indigna en las residencias de la tercera edad, que María Jesús murió
sola mientras trabajaba limpiando un colegio de Móstoles a 40 grados a la sombra, que Samba Martine
murió encerrada en un CIE sin recibir atención médica, que en España se suicidan 11 personas al día.

SE ACABÓ.

Vamos a recuperar una sanidad pública, universal, accesible y de calidad, que nos cuide de forma
integral en lugar de psiquiatrizarnos; que reconozca las enfermedades profesionales de los cuerpos
rotos de las trabajadoras del hogar; una sanidad donde podamos ejercer nuestro derecho a la
interrupción del embarazo sin acoso ni cuestionamientos, sin trabas ni prejuicios, con o sin papeles, en
nuestro hospital público de referencia. Vamos a hacer barrios y pueblos inclusivos, con apoyos y
oportunidades para que tengamos una vida digna y que merezca la alegría de ser vivida. Hablar de
árboles es reivindicar el derecho universal a la belleza, a una existencia plena y disfrutona, a la salud, la
felicidad y el deseo. El derecho a maternar sin temor, a crecer sin temor, a envejecer sin temor; a
respetarnos, cuidarnos y querernos. Reivindicamos el derecho de las mujeres chinas a trabajar sin
temor, en sus comercios, sus bazares, sus restaurantes; a estudiar sin temor, a ir al médico sin temor.

Las feministas decimos SE ACABÓ. Se acabó esa libertad cínica que solo beneficia al dinero y a los
cuerpos privilegiados. Se acabaron los privilegios. Nuestra libertad no mata.

Abrazamos a nuestras compañeras argentinas, que se enfrentan a una escalada de retrocesos y a una
política homicida. Abrazamos a nuestras compañeras ecuatorianas, a nuestras compañeras latinoamericanas,
que luchan contra los feminicidios, la militarización de su sociedad y la represión de sus comunidades.

Abrazamos a las familias disidentes de nuestras compañeras italianas. Las ideologías de la extrema
derecha amenazan nuestras vidas y libertades en todo el mundo. La Unión Europea acaba de aprobar
un pacto sobre migración y asilo que impone aún más obstáculos para acceder al procedimiento de
asilo y conlleva la vulneración de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y las infancias.

En la Comunidad de Madrid, la derogación de parte de las leyes trans y LGTBI es el penúltimo ejemplo
de la ofensiva reaccionaria y neoliberal de un gobierno que asume los postulados de la derecha más
rancia. Denunciamos el señalamiento racista a la infancia migrante, el boicot constante a la educación
pública, a la educación igualitaria y a la educación afectivo-sexual. Denunciamos el recorte de las
prestaciones sociales mientras que la brecha salarial y de las pensiones no se cierra. En un año en el
que todos los indicadores de violencia han aumentado, denunciamos el cuestionamiento de la violencia
de género, de las mujeres que la sufren y de las profesionales de las redes que las atienden, así como el
desmantelamiento de los recursos existentes.

Eso que llaman reacción antifeminista es un intento más de reprimir la potencia imparable del movimiento
feminista. No olvidamos a las mujeres represaliadas y silenciadas por el franquismo. Siempre presentes
todas las mujeres que nos precedieron: sindicalistas, sufragistas, activistas de todos los frentes, seguimos
vuestra lucha. Con vosotras y por vosotras lo volvemos a decir: Se acabó el patriarcado, SE ACABÓ. Si
tocan a una, respondemos todas.

El feminismo es plural y diverso, defiende la justicia social y la igualdad radical. El feminismo se nutre
de las luchas de todas las mujeres: de las mujeres cis y de las mujeres trans; transforma y emancipa
desde la diversidad y las circunstancias de cada comunidad, de cada colectiva. Exigimos la derogación
inmediata de la Ley Mordaza que criminaliza el derecho a la protesta y castiga especialmente a las
prostitutas. Exigimos la regularización ya de las personas migrantes en el Estado español: papeles para
todas o todas sin papeles. Exigimos la derogación de la Ley de Extranjería, que permite la explotación
de cientos de miles de mujeres en trabajos invisibilizados y mal pagados, que les impide el ejercicio de
sus derechos y que las deja a merced de todo tipo de violencias, incluyendo la trata.

Se acabó la impunidad. Se acabó el pacto de silencio eclesiástico. Se acabó la violencia contra las
mujeres, las infancias y las personas disidentes. Recordamos a las mujeres y criaturas asesinadas por
la violencia machista. Recordamos a las 21 jornaleras secuestradas en Sevilla; a Sarah y a Ángela
Marcelo, jornaleras fallecidas en accidentes de autobús en Almonte y en Lorca; a Belén López Díaz, kelly
fallecida en su puesto de trabajo en Tenerife; a las mujeres ucranianas, afganas, iraníes; a las madres
protectoras, a todas las mujeres que se enfrentan a la violencia sexual, la denuncien o no; a las niñas
del colegio de San Ildefonso, a Jenni Hermoso y a quienes sufren acoso y violencia en el entorno laboral,
educativo y familiar; en las redes, en las casas y en las calles. Se acabó el patriarcado, SE ACABÓ, se va
a caer.

Las feministas decimos: SE ACABÓ el colonialismo militarizado, racista y genocida. Junto a las
mujeres palestinas y a todas las que trabajan activamente por la paz y la justicia y que luchan contra las
acciones de sus gobiernos en Israel, en Estados Unidos y en todos los países, exigimos que cese
inmediatamente el castigo colectivo contra la población palestina.

Patriarcado, genocidios, privilegios… Las feministas gritamos:

SE ACABÓ. NUESTRO MUNDO ES OTRO.



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