Perfectos desconocidos: Álex de la Iglesia imparable con su fábula sobre los oscuros secretos de nuestros teléfonos móviles

La historia: Tres matrimonios amigos más otro compañero desparejado, se reúnen para una cena informal en la casa de una de las parejas. Tras las típicas chanzas y bromas del momento en relación a los contactos y mensajes de sus teléfonos móviles, deciden hacer un juego prácticamente suicida, que consiste en dejar sus celulares en el centro de la mesa y leer en alto los mensajes que les van llegando a cada uno de los miembros. Además deberán responder en público a posibles llamadas comprometedoras y demostrar así que todos son leales a sus respectivas parejas. La cena está servida, pero a algunos se les va a atragantar…

La crítica: ¿Dejarías que tu pareja revisara tu teléfono móvil? ¿Le pides a tu amor que te enseñe todos sus mensajes de Whatsapp? ¿Si encuentras el celular de tu hija sin contraseña le echarías un vistazo? ¿Es delito husmear en el correo electrónico de otra persona? Y sino es delito, ¿es lícito? ¿Te atreverías a intercambiar con tu pareja los teléfonos y hacer revisión de ellos? ¿Has mandado por error un mensaje a la persona equivocada? ¿Existe la intimidad absoluta? ¿Depende de nosotros?

Toda esta batería de preguntas y algunas más, son las que me sugieren esta singular apuesta del cineasta español Álex de la Iglesia, que tras la magnífica El bar de este mismo año, vuelve a la carga con este buen remake, pero de dudosa resolución final, de la exitosa producción italiana del año 2016, Perfetti sconosciuti. 

Y es que cuando un cineasta y guionista está en estado de gracia, debe escribir hasta que le sangren los dedos como dice el maestro del terror Stephen King. Y realmente, el director vasco consigue hacer suyo completamente el remake, dándole su particular mirada y en mi opinión superando al original. En todo caso, francamente no soy partidario de los remakes y menos aún con producciones tan poco separadas en el tiempo. Pero una vez dicho esto y centrandonos en la propuesta presentada, cabe decir, que el morbo y el divertimento está más que asegurado en el transcurso de esta singular cena de amigos, que se convierte en una verdadera travesía del desierto para los personajes componentes de la misma.

En cualquier caso, la cinta cuenta con el handicap de que se desarrolla en un único espacio y esto la convierte en prácticamente una obra de teatro. Esto no es malo de por sí, de hecho hay grandes películas como La soga, Un dios salvaje (Carnage), o incluso la comedia también española Toc Toc, que han utilizado esta metodología sin menoscabar su calidad. El “truco” en todas ellas, fue ajustar el metraje al máximo a la hora y media clásica, que por cierto suele generar un mejor ritmo en las narraciones.

Álex de la Iglesia y a través de unos movimientos de la cámara de una composición impecable, consigue meter profundamente el dedo en la llaga en las relaciones de pareja y en su desgaste. Y lo hace utilizando las nuevas y rápidas tecnologías, que te contactan con decenas de personas a un golpe de Whatsapp o una notificación de Facebook. La crítica es fuerte, pero no precisamente hacia las redes sociales, sino al uso que se puedan hacer de ellas. Todo está tratado con un exquisito humor, pero sin desvelar nada de la parte final, es en la conclusión de la cinta donde encontramos la parte más surrealista y fallida de la historia. Sin llegar a caerse como un castillo de naipes, la opción que toma el cineasta para desatar el embrollo, me parece injustificable y demasiado conservadora. Otro defecto a tener en cuenta, es el incomprensible uso de los efectos visuales para crear una chapucera e infantil “luna de sangre” que va enrojeciendo por un eclipse que los protagonistas ven desde la terraza del apartamento. Esta parte de fantasía que se entrecruza también en la parte final, se siente desconectada con el conflicto narrativo y se siente más como un “ataque de director”, que como algo justificable y mucho menos necesario.

Los protagonistas de la cena

Los anfitriones: La casa donde se realiza la cena es un lujoso ático propiedad de un matrimonio de clase alta, en el que él es un cirujano plástico con crisis de identidad y ella una reputada psicóloga de comportamiento insoportable. Esta pareja compuesta por el actor Eduard Fernández y la actriz Belén Rueda realiza la mejor interpretación de la película con actuaciones punzantes, creíbles y certeras.

Los guapos: Esta pareja de tortolitos lleva apenas un año casado, son los más jóvenes, los más guays y lo más felices……en apariencia. Sus papeles están interpretados con asepsia por los atractivos Eduardo Noriega y Dafne Fernández.

Los agotados: Ernesto Alterio y Juana Acosta interpretan con gracia y acierto a una pareja que está en plena fase de descomposición. La rutina los está matando. Quizás este matrimonio sea la mejor creación del guión por el gran enredo que se provoca con ellos en la cena.

El soltero: Pepón Nieto se mete con soltura y acierto en el único desparejado de la casa. Y desde luego es el que guarda un secreto que tendrá la clave en el desarrollo de la situación.

No me voy a extender más. No es necesario, ni aconsejable. De hecho, dejo la película viva y llena de sorpresas, que es la mejor forma de descubrirla y disfrutarla. Los que ya la hayan visto, comprenderán que mi referencia a la fallida e incoherente parte final, no menoscaba el disfrute que produce ver una situación tan sugerente y divertida en pantalla. Por lo tanto, y a rasgos generales, esta fábula sobre la mentira y construida sobre unos diálogos trepidantes, cierra un año casi redondo para Álex de la Iglesia que conserva su mayor virtud en no provocar indiferencia en el espectador.

Nota: 7/10.

Nacionalidad: España.
Director: Álex de la Iglesia.
Reparto: Eduard Fernández, Belén Rueda,
Eduardo Noriega, Dafne Fernández,
Juana Acosta, Ernesto Alterio, Pepón Nieto.
Guión: Álex de la Iglesia y
Jorge Guerricaechavarría.
Fotografía: Ángél Amoros.
Música: Víctor Reyes.
Duración: 96 minutos.
Estreno en España: 1 de diciembre 2017.


Autor: Miguel Pina



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