B. S. Pérez, autor de «El silencio del fraile»: «Mis mayores fuentes de información fueron las conversaciones en la lumbre»

Por Eva Fraile
www.lareinalectora.com

La primera novela de este escritor jumillano se fraguó en 2020, en pleno confinamiento. Una época rara y turbulenta de nuestra historia que, sin embargo, sirvió, como es su caso, para dejar volar la creatividad. Él asegura que sin su familia no lo habría conseguido. Primero su esposa, que lo «amenazó» y lo apoyó incondicionalmente para que se decidiese a escribir, y después su padre, que le sirvió de primer lector beta sin saber que estaba participando en tan crucial experimento.

Alguna vez has contado que la idea para El silencio del fraile te llegó durante el confinamiento, en 2020. Cuéntanos cómo fue.

«O escribes un libro, o esto se acaba aquí». Tenía esta cariñosa amenaza de mi mujer pendiente de cumplir desde hacía 17 años, así que, a los pocos días de pasar horas encerrado entre cuatro paredes, esquivando objetos voladores en forma de coches y peluches que iban directos a mi cabeza, lanzados con toda la inocente malicia del mundo por una niña de un año, se debió de reactivar esa tarea que tenía pendiente durante tanto tiempo y decidí que había llegado el momento.

El silencio del fraile nació en una de las salidas permitidas para hacer ejercicio. Recuerdo que, subiendo al castillo de Jumilla con mi mujer, empezaron a llegarme ideas, preguntas, respuestas a esas preguntas, recuerdos de historias que había escuchado; y, para mi sorpresa, todo empezó a encajar…

Hablando sobre el confinamiento y aquella época que nos parece ahora tan lejana, ¿no tienes la sensación de que hubiéramos vivido todos en una historia de ciencia ficción? ¿Crees que nos volvió más creativos o más miedosos?

Supongo que dependerá de cada persona, pero lo que sí creo es que nos sirvió para encontrarnos a nosotros mismos. Fue un «frenazo» que nos ofreció la vida, o una advertencia, más bien. De repente, nos vimos «encerrados» entre cuatro paredes, solos o, los más afortunados, con alguien con quien hablar; y nos reinventamos, supimos adaptarnos, porque, en contra de lo que podía parecer, comenzamos a hablar más con los nuestros, a empatizar con el vecino de enfrente, a escuchar a nuestros hijos, a estar unidos bajo un mismo objetivo.

Creo que el tiempo todo lo cura, así que creo que el confinamiento nos hizo más fuertes y mejores personas. Pasamos miedo, claro que sí, y ahora podemos y queremos olvidarlo, pero deberemos mantener lo que ganamos en aquel año difícil… Hay gente que encontró el amor de su vida, y otros muchos se lanzaron a la escritura de su primera novela, o eso dicen…

Cuentas que tu novia es la figura que te animó a escribir. Qué importante es contar con alguien que nos sirva de apoyo incondicional, ¿verdad?

Primordial. Tener a una persona a tu lado que te escucha, te entiende, te anima y, sobre todo, te valora, proporciona una vitalidad y una fuerza que en determinados momentos de la vida es crucial, y no me refiero solo a la escritura. En mi caso, mi (hace ahora 10 años) mujer ha tenido que sufrir con silenciosa paciencia un año difícil, viendo cómo su marido sufría una enfermedad grave, cuidando a una pequeña diablilla que nos daba la vida y en sus escasos ratos libres sacaba adelante un hogar, una vida, un sueño. Se lo merece todo.

Hace no mucho, la mayoría de escritores se decantaban por localizaciones exóticas para sus novelas; ahora sois cada vez más los que optáis por hacerlo en vuestros lugares de origen, ¿a qué crees que se debe esta ola de reivindicación de la patria chica en la literatura? ¿Nos estamos quitando algún tipo de complejo?

En mi caso, y creo que muchos escritores compartirán mi punto de vista, lo que yo busqué a la hora de decidirme por mi localidad fue crear algo auténtico, algo que sintiese como mío, de lo que me sintiese orgulloso, y Jumilla lo es. La riqueza histórica, arqueológica, y mágica también, que tiene la ciudad unida a la imaginación del escritor hacen que crear una historia sea un poquito más fácil, y más cuando un trocito de ti forma parte de esa historia.

No creo que nadie pueda sentirse acomplejado por su tierra, y, si lo está, quizá también pueda escribir sobre ello… Crear una historia en tu lugar de origen tiene muchas ventajas, como aprender todavía más sobre tu ciudad, ¿y a quién no le gusta pasear por las calles de una novela sintiéndose protagonista? Aunque la hayas escrito tú mismo…

Debió de ser interesante el proceso de documentarte para escribir El silencio del fraile. Cuéntanos cómo fue, qué cosas descubriste que te llamasen la atención sobre Jumilla, tu localidad natal.

La documentación puede parecer un trabajo tedioso, pero, si te apasiona la historia de tu ciudad y, por ende, la historia que estás creando, es una de las partes más gratificantes de escribir una novela. A mí me ayudó a conocer más esas leyendas que había oído, a descubrir nuevas historias que encierran las paredes del monasterio de Santa Ana o cómo era Jumilla en la Antigüedad. Descubrí lugares que ya no existen, como el convento de Las Cinco Llagas de San Francisco, o incluso un cementerio en el cerro del castillo correspondiente a la también extinta ermita de Santa María de Gracia.

Mis mayores fuentes de información fueron las conversaciones en la lumbre. Sentarme con personas de cierta edad que no dudaron un segundo en contarme sus vivencias. Vivencias que yo acogía con admiración y buena letra. Una técnica en la que todos ganábamos, me encanta.

¿Prefieres escribir de día o de noche?

De noche. Quizá por el hecho de que es el único momento «del día» donde tengo tiempo para mí. El trabajo y la familia solo me dan un respiro cuando apago el móvil y todos se van a la cama, así que, tras la cena, me aíslo en mi escritorio y abro el portátil mientras miro los libros de mi humilde biblioteca y desconecto del mundo real.

Otro hecho que avala mi respuesta es que, durante el año que estuve de baja, y por lo tanto podía elegir a qué horas escribir, probé a todas: mañanas, tardes, siestas… Escribía en todo momento, pero mi imaginación y mis dedos funcionaban más rápido por la noche.

El silencio del fraile es un thriller muy visual, muy dinámico, ¿dirías que tiene posibilidades cinematográficas?

Diría que sí, es más, me encantaría. Creo que la ciudad de Jumilla, el monte de Santa Ana y su monasterio, así como el entorno y las iglesias que aparecen en la novela serían el escenario perfecto para una película, y, en cierto modo, me haría mucha ilusión, porque para mí sería como devolverle a Jumilla un reconocimiento, merecido, por haberme inspirado.

Varios lectores, sobre todo jumillanos, me decían: «La historia es una maravilla, si hiciesen la película, sería “un peliculón”. Mira a ver si lo consigues…». Así, como si yo tuviese el teléfono de Amenábar.

PD: Alejandro, si estás leyendo esto, llámame.

¿Tienes intención de buscar una editorial o prefieres autopublicarte?

La autopublicación tiene sus ventajas, un mayor control, mejores regalías, crear el libro decidiendo hasta el último detalle…, y Amazon son todo facilidades, pero no voy a negar que publicar en una gran editorial sería encontrar el premio que El silencio del fraile se merece, haciendo que llegase más lejos todavía. Hoy día todavía hay lectores que, si no ven el sello de una editorial en la portada, creen que el libro no merece la pena, porque nadie con criterio lo ha «revisado», y no es así. Hay autopublicados que son verdaderas «joyas», y me da lástima que esos lectores no tengan la oportunidad de leerlos. El silencio del fraile es un libro con muchísimo trabajo en su interior. Los comentarios, las reseñas y las buenas palabras que estoy recibiendo así lo demuestran, por ello pienso que encontrarle «hogar» sería la mayor recompensa.

¿Alguna anécdota especial que te haya sucedido durante el proceso de escritura de El silencio del fraile?

Podría contaros mi experiencia con mi primer beta reader, que fue, ni más ni menos, que la persona menos crítica y menos objetiva posible: mi padre. Pero tiene su explicación…

Desde que tengo uso de razón, día sí y día también, veía, y veo, a mi padre con un libro en la mano, por lo que tenía a mi primer crítico en casa, así que lo que hice fue decirle que un compañero de trabajo había probado a escribir unas páginas y que yo con el trabajo no tenía tiempo para echarle algo más que un vistazo, y como la historia transcurría en Jumilla, le pregunté si quería leerlo. Recuerdo que le dije: «Si no vale para esto, dímelo, que tengo confianza para decirle que se deje de tonterías y se busque un trabajo normal». A la mañana siguiente, me llamó. Estas fueron sus palabras: «Nene, dile a tu compañero que siga, que está muy bien. Esta mañana estaba enganchado cuando me ha dicho el Kindle “Libro completo” y me he acordado de que me enviaste una muestra. Tengo que saber cómo acaba la historia, dile que siga, que está muy pero que muy bien».

¿Cuál te gustaría que fuese tu sello personal como escritor, aquel que te hiciese reconocible para el público?

Me encanta volver loco a lector con giros inesperados, pistas falsas o personajes que parecen ocultar algo. Me divierte muchísimo mientras escribo, y, tras oír los comentarios de mis lectores, creo sinceramente que serían capaces de reconocer una novela mía sin saber previamente quién era el autor. Alguien que escribe lo necesario, sin relleno, directo, donde cada acción o incluso cada pensamiento es crucial para que el lector intente averiguar quién es el asesino o asesina y que no permite descanso, que, tras finalizar un capítulo, te obliga a comenzar el siguiente.



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