Jaime Pérez de Sevilla, autor de ‘El mañana nos pertenece’: «Considero primordial impactar al lector»

Jaime Pérez de Sevilla
Por Eva Fraile
La Reina Lectora
Aunque asegura que lleva mucho tiempo escribiendo, El mañana nos pertenece es la primera novela larga de Jaime Pérez de Sevilla (Madrid, 1983). O «seria», como dice él; si bien resulta extraño imaginárselo escribiendo algo que no sea un texto serio, pues si por algo destaca esta historia es por destilar una madurez realmente impropia de una ópera prima. Su primer libro nos habla de una organización tan terrible como el Ku Klux Klan desde un punto vista más cercano, menos habitual de lo que suele frecuentar la literatura.

¿Cómo te surgió la idea para escribir El mañana nos pertenece?

La idea acerca de escribir una novela en la cual el Ku Klux Klan tuviese un peso importante me surgió a raíz de ver películas como Arde Mississipi o Tiempo de matar. Podría decir que he leído ambas novelas, pero mentiría. El caso es que, aunque ya sabía de su existencia, comencé a indagar y en mi cabeza surgió la idea, ya que me sorprende que el supremacismo blanco en los EE. UU. haya sido algo con tanto poder y seguimiento.

¿Por qué elegiste hablar de este tema?

Me llama poderosamente la atención que en EE. UU., que no deja de ser un país de reciente nacimiento y en el que conviven multitud de culturas y de personas con diferentes raíces de diversos países, haya existido y exista una corriente como el Ku Klux Klan que fue tan respetada y habitual durante tantos años a lo largo de su historia.

¿Estás de acuerdo con quienes afirman que una de las conclusiones que podemos sacar siempre que leemos literatura sobre racismo es que en el fondo somos más racistas de lo que nos gustaría admitir?

Sin duda. Quizá no sea un prejuicio hacia otras razas como tal, sino un prejuicio hacia todo lo que sea diferente, hacia lo desconocido, y que pensemos que puede suponer una amenaza a nuestras raíces y costumbres. Ya si esas personas diferentes suponen una competencia en el trabajo, por ejemplo, al prejuicio se suma el temor y desemboca en el odio. Pienso que, aunque queramos aparentar que no, lo diferente nos choca y, por lo menos al principio, nos repele. De hecho, cada vez que tenemos noticia de la comisión de un delito, por ejemplo, tengo la sensación de que si el autor es extranjero, como que agravamos la entidad de ese delito y consideramos que es típico que lo haya cometido alguien de fuera.

En El mañana nos pertenece hay escenas propias del género negro que salpican el texto. ¿Cómo de difícil es describir escenas violentas? ¿Es más importante buscar impactar al lector?

En mi caso, no me resulta difícil describir dichas escenas, dado que, como gran aficionado al cine que soy, he visto obras de directores como Sam Peckinpah o Quentin Tarantino, con secuencias violentas muy bien rodadas y muy explícitas, con lo que no me resultó lo más complicado a la hora de escribir. Si las tienes bien visualizadas en la cabeza, sólo hay que transcribirlas.

Respecto a la segunda pregunta, sí, en este tipo de novelas, considero primordial impactar al lector, para que las pueda visualizar al igual que he hecho yo. Por eso, los capítulos que contienen dichas escenas, han de ser como directos al mentón del lector.

En tu novela, el papel antagónico lo representa el Ejército de las Catorce Palabras, háblanos un poco sobre él, ¿qué papel tienen?, ¿de dónde toman ese nombre?

Es una facción del Ku Klux Klan (totalmente ficticia) que, si bien lleva inactiva desde hace años, no se ha disuelto. Los dos hermanos protagonistas forman parte de ella, siendo Gronk, uno de los líderes de dicha facción. Es un grupo de supremacistas que sigue creyendo férreamente en sus convicciones, y su fanatismo les hace creerse aún con poder para imponer sus ideas. Ya no son tan poderosos como antes, pero aspiran a volver a serlo. Pero, ojo, porque también he querido hacer ver al lector que no dejan de ser personas con sus familias, sus inseguridades, sus fuertes amistades y, hasta cierto punto, empáticas y con las que poder empatizar. Son personas como cualquier otra. He querido ir más allá y, al describir su vida fuera de ese fanatismo, que el lector pueda llegar a sentir cierta cercanía en ellos.

El nombre proviene de un lema acuñado David Lane, líder supremacista y escritor norteamericano, mencionado en la novela, que acuñó el lema de las «Catorce Palabras», las cuales son: «Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos».

Cambiando un poco de tema: ahora que ya has escrito tu primer libro, ¿qué sensaciones tienes?, ¿cómo valoras la experiencia?

No puedo estar más feliz, porque jamás pensé que llegaría a publicar una novela y menos la primera que he escrito de una manera más seria. Para mí, escribir sirve para seguir dando rienda suelta al niño que continúo siendo y que me sigue empujando a luchar por mis sueños. Soy actor de doblaje y es una profesión que me permite jugar a ser los personajes de la pantalla. Sin embargo, escribir me permite crear personajes, mundos y tramas en las páginas, como cuando jugaba de pequeño a ser esos personajes, vivir esas tramas y viajar por esos mundos. Junto con el doblaje, es una experiencia maravillosa que me llena por completo. Sólo espero no dejar jamás de hacerlo.

¿Seguirás escribiendo en el género negro o te gustaría probar a hacerlo en otro?

De hecho, he seguido escribiendo dentro de dicho género. Tengo una novela terminada que está tratando de tener la misma suerte que El mañana nos pertenece y ser publicada (gracias a mi agente, mi querida Eva) y estoy trabajando en la tercera, también dentro del género negro.

No obstante, me encantaría escribir una novela de terror (de hecho, tengo publicados dos microrrelatos y un relato) y tengo cierta idea en mente. Y, aunque no sé si llamaría la atención de los lectores, me encantaría escribir un western.

¿Qué libros dirías que te han marcado especialmente en tu vida?

Falcó de Arturo Pérez Reverte, Asesinato en el Orient Express de Agatha Christie, Sé lo que estás pensando de John Verdon y Las sucias calles del cielo de Tad Williams. Son cuatro novelas que se me han grabado a fuego y considero perfectas.

¿Qué consideras que debe tener una novela negra por encima de todo? Ese elemento que sería innegociable para ti.

Es una pregunta muy difícil de responder, pero diría que, por encima de todo, personajes muy reales y cercanos, con los que poder empatizar fácilmente y así sufrir con ellos y poder ponernos en su piel, ya sea para bien o para mal.

¿Qué crees que es lo que más van a disfrutar los lectores de El mañana nos pertenece?

Creo y espero que será el hecho de que no van a encontrarse con una novela que trate exclusivamente sobre el racismo, sino que es el telón de fondo para encontrarse temas como la familia, la amistad, la traición o la corrupción; y, por su puesto, que es una novela llena de grises, en la que no hay nadie perfecto. Leerán una historia con dos hilos paralelos que parecen ir confluyendo. Espero que se entretengan, se diviertan y se emocionen como lo hice yo al escribirla.



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