La crisis climática requiere de una transformación radical de los sistemas alimentarios

Según los últimos datos publicados por Naciones Unidas, 735 millones de personas sufren hambre en el mundo en la actualidad, una cifra que podría aumentar en 80 millones más en las próximas décadas por los efectos de la crisis climática

Foto: Toby Madden

El cambio climático está impactando directamente en los sistemas alimentarios debido, también, a sus efectos adversos en las infraestructuras de transporte y redes comerciales. Un ejemplo significativo es el impacto en el canal de Panamá, un punto clave para el comercio mundial, donde las restricciones al tránsito debido a la falta de precipitaciones podrían afectar a las cadenas de suministro a nivel global. En países como Colombia, donde más de un tercio de la población depende del comercio fluvial, los bajos niveles de agua impiden el transporte de mercancías, ocasionando la pérdida de alimentos. Son solo unos ejemplos de cómo el cambio climático afecta, no solo a la producción agrícola, sino también a la distribución y comercialización de los sistemas alimentarios.

Bangladés es uno de los países del mundo más afectados por el cambio climático. Solo este año, el país ha sufrido tres ciclones, algo que nunca había experimentado en el pasado, y el cuarto ciclón se está acumulando en la Bahía de Bengala. Mohammad Akmal Shareef, director de Acción contra el Hambre en Bangladés, acudirá a la COP28 para contar cómo trabaja su organización en este contexto: “Los sistemas alimentarios mundiales son actualmente responsables de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero”, comenta Akmal Shareef, “sin embargo, existen alternativas sostenibles, enfoques como la agroecología ofrecen una forma de conciliar la resiliencia de las comunidades con la sostenibilidad, a través de una producción diversificada, local y ecológica”.

Los pequeños agricultores y la agricultura familiar proporcionan el 80% de los alimentos del mundo, la mayor parte de ellos (el 80%) viven en el África subsahariana y el sudeste asiático, las zonas más afectadas del planeta por el cambio climático.

“En Bangladés”, añade el director de Acción contra el Hambre en el país, “tenemos un programa que ayuda a los agricultores de las zonas inundadas a reestructurar su agricultura. Con nuestros cursos de formación, ayudamos a los agricultores a reconstruir las tierras de cultivo destruidas y les enseñamos métodos agroecológicos innovadores. Creamos estanques para recoger agua y construimos diques para proteger de las inundaciones. Las frutas y hortalizas se cultivan en las orillas de los estanques, en los diques y en rejillas en la superficie del agua. Nuestro proyecto ha aumentado considerablemente los rendimientos de los agricultores de la región”.

“Ejemplos positivos como este”, acaba diciendo Akmal Shareef, “deben ser discutidos en Dubai cuando los gobiernos hablen de medidas de protección climática en la agricultura, porque para muchas personas de todo el mundo la crisis climática es, ante todo, una crisis de hambre”.

La crisis climática golpea con mayor fuerza a las personas de bajos recursos que carecen de mecanismos de adaptación. La financiación debe priorizar la preparación de las personas más expuestas, permitiéndoles iniciar la transformación necesaria para su supervivencia. La inversión, por tanto, debe enfocarse en acciones que preparen a estas personas porque el cambio climático no es que sea inminente, sino que ya está en marcha.

La Conferencia Anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) se celebra desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre de 2023 en Dubai (Emiratos Árabes Unidos), un momento crucial para que los países más contaminantes se comprometan a tomar medidas decisivas en favor del clima y a garantizar una transformación sostenible de los sistemas alimentarios.  


www.accioncontraelhambre.org



Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*