«In Arcadia», de Fernando García Pañeda, una novela de personajes llenos de contrastes

Fernando García Pañeda

Por Eva Fraile
La Reina Lectora

Como un autor de personajes, así se define el bilbaíno Fernando García Pañeda, que busca siempre rodearse en sus historias de protagonistas atípicos, con multitud de contrastes en su forma de ser y de hacer ver el mundo al lector. También el amor ocupa un lugar fundamental en la obra de este escritor, pues, lejos de apelar a nuestras pasiones más viscerales, él prefiere presentar el amor de una forma elegante y fluida, que llega a nuestras vidas con la calma del discurrir de un río, y siempre manteniendo un diálogo con el lector como si se tratase de dos viejos amigos.

Alejarse de las raíces es siempre un error. Aunque a menudo se pueda confundir con eso que llamamos evolución, olvidar lo que somos o de donde venimos no es sino una forma de perder pie en el océano de la creación cultural, es decir, borrar por completo todo rastro del avance que nos ha traído hasta aquí; siendo aquí dondequiera que se encuentre la producción cultural española en el momento presente, que a lo mejor tampoco es una ubicación muy halagüeña, no se crean, o al menos es la impresión que tiene el escritor bilbaíno Fernando García Pañeda: «Creo que estamos perdiendo nuestra identidad, nuestras raíces culturales. El canon clásico de la literatura occidental, por supuesto incluyendo la literatura española, es una construcción intelectual llevada a cabo durante muchos siglos, y recoge no sólo la estética, sino la filosofía, la ética, el conjunto de valores sobre los que se fundamenta nuestra cultura, que nos define, que intenta representar el fondo de la naturaleza humana. Para comprender lo que somos deberíamos conocer lo que hemos sido, y eso es algo que se tiene cada vez menos en cuenta. Las escuelas de escritura que tanto abundan hoy en día sólo miran hacia lo nuevo, lo actual, es de una miopía conceptual, de un ombliguismo exacerbados, y se diría que la novela surgió a principios de este siglo, sin tener en cuenta la inmensa creación de veintiocho siglos precedentes. Pero, claro, es mucho más fácil enseñar la estandarizada novela actual que la variedad y complejidad de siglos precedentes».

García Pañeda es autor de In Arcadia, una novela sobre dos personas que se ven envueltas en una serie de aventuras y desventuras con la mágica ciudad de Estambul como telón de fondo. Una historia de amor sin aspavientos, pero que destaca precisamente por ser difícil de clasificar. «Por decirlo de algún modo —asegura el escritor vasco—, mi género literario es uno transversal, que cruza varios géneros diferentes en cada momento. Pero, como no está catalogado ese transversal, y ni siquiera comprendido, lo más sencillo es concluir que no escribo en un género concreto. Mi intención permanente es plasmar una historia real e interesante con una escritura sencilla, blanca, elegante, con una expresión acogedora para el lector, aunque pueda estar situada en los más diversos escenarios o épocas. Yo no soy de los que dan puñetazos al estómago del lector o le vuelan la cabeza, eso a lo que tanta afición hay actualmente, sino que me gusta más acariciarle, hablarle como a un amigo».

Esa historia de amor que llena las páginas de In Arcadia es fundamental para entender, no solo la obra, sino también al autor. Y lo es porque en ella y en sus protagonistas radica la esencia de la visión que Fernando García Pañeda tiene sobre el oficio mismo de escritor y sobre cómo debe ser una buena novela. Encontraremos, por ejemplo, que él siempre huye de los tópicos tan manidos del flechazo, la pasión desmedida, los vicios que queman y matan desde dentro, porque, como él mismo explica, el amor no es eso; el amor es algo que sucede de forma mucho más natural: «En primer lugar, porque están repetidos hasta la náusea, y repetidos de muy mala manera en la mayor parte de las veces. Y en segundo lugar, porque son irreales y dañinos. El amor verdadero es discreto, llega sin llamar la atención, es como un río tranquilo que avanza con lentitud, pero de forma imparable, por su intensidad, que cala sin darte cuenta, o cuando te das cuenta ya te ha calado hasta el tuétano. Por eso entiendo que una historia de amor verdadera tiene que representar el amor de esa forma».

Pero si hay algo que destaca en la prosa de García Pañeda y lo hace reconocible dentro de lo inclasificable de su producción sin duda son sus personajes. Él mismo se declara un autor de personajes, y no es para menos, dado el grado de contraste con que los llega a retratar. Sorprendentemente, o no tanto, del mismo modo que sucede con sus historias, sus personajes también resultan complicados de etiquetar: «Al igual que ocurre con las historias, los personajes que las protagonizan son siempre de difícil definición o clasificación. Me atraen siempre personajes atípicos, que se cuestionan a sí mismos y sobre todo cuestionan el mundo en que les ha tocado vivir. Mujeres valientes, resilientes, muy inteligentes, y por ello inseguras, así como hombres sensibles, reflexivos, leales, pero incompletos y vacilantes», asegura el bilbaíno.



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