Adagios XI de Juan de Portoplano

El adagio es un instrumento, que tiene distintos nombres a lo largo de la historia de la humanidad, y que se produce, hasta donde sabemos en todas las culturas y civilizaciones, que intenta en una docena o unas docenas de palabras, intentar centralizar y fijar una cuestión moral y ética. Diríamos formular en varias palabras un estado de conciencia en cuanto a un tema ético.

– Hay que preguntarse si hay personas que con su carácter moral o personalidad ética, con su conducta ética, se hace enfermar a si misma, en algunos aspectos de la existencia, si hace enfermar a otras personas, cercanas o menos cercanas.

– El que hace el mal, y te hace el mal, quiere seguir haciéndote mal, y no desea y no le gusta, que le dejes, y te alejes de él o de ella, y de su mal.

– Tienes la obligación moral y ética y religiosa de que tus palabras sean conformes al bien y a la verdad, si no puedes decir ambas cosas, puedes estar en silencio y callarte. Tienes la obligación de con tus palabras escritas, intentar el bien y la verdad. No escribes solo para mostrar tus sentimientos o tus afectos o tus ideas, o para aparentar ser o que sabes más de lo que sabes, sino para buscar con palabras e ideas la verdad.

– Haces arte para buscar y razonar y demostrar la verdad y la verdad con bondad. Toda actividad tiene que tener el norte de la verdad y de la bondad y del bien y de la paz y de la equidad…

– Llega una edad, que el ser humano percibe que lo que quiso ser o estar en la vida o existencia, ya será muy difícil que lo consiga, hayan sido vocación o profesión o estado de vida, en un tema o en otro, esencial para esa persona.

– La televisión y los medios clásicos, radio y periódicos, en total no más de veinte, es lo que durante unos cien años han permitido una integración social, ahora Internet ha fragmentado la realidad social. O dicho de otro modo, ahora es más difícil regir y gestionar la masa social.

– Buscar descifrar los misterios de la realidad, y al final, algo descubres, pero olvidas la realidad material de la misma realidad. Pero te quedas en la soledad, olvidados de casi todo y de casi todos, apenas has descubierto la realidad, apenas has conseguido nada de la realidad.

– Llegas al enorme límite del misterio y enigma de tu arte o vocación, de tu escritura literatura o del pensamiento filosofía o del arte plástico, llegas a ese límite, en el cual, te puedes ahogar si llegas más profundo, pero por otro lado, tus coetáneos, no les interesa nada o casi nada de lo que has fabricado o construido. Te quedas en un terreno medio y de casi la nada, ni te valoran todo el enorme esfuerzo hasta el límite, siempre de forma legal y moral, y por otro lado, casi nadie te reconoce todo ese enorme laborar y profundizar en los recovecos espirales de las galaxias de la mente y de la realidad.

– Emerge de lo profundo, una tan enorme tristeza, no quieres relatarla, porque bastante sufre la humanidad ahora, con esa epidemia de ansiedad rozando la depresión, pero si te dedicas a relatar estados del alma y de la mente y del cuerpo y de la realidad exterior, tienes la obligación de contar el poliédrico espejo de lo que somos y de lo que estamos. Como un volcán surge del fondo, de alguien que ha buscado un buen hacer mejor y más moral en todo y en todos.

– Miras y remiras hacia atrás, sin quererlo y sin desearlo, y vas contando, como te han ido dejando unos y otros, de un color y de otro, de un estrato social y de otro, de una relación o de otra, te han ido abandonando, y, y te has ido quedando solo en la soledad. Siempre en la soledad, alguien que ha valorado tanto a la humanidad y a los humanes, alguien que siempre ha intentado llevar y ser dirigido por una vida moral y ética correcta, alguien que siempre ha estado anhelando al sombra del Poderoso y la Infinita Eternidad.

– Te encuentras en el borde de una decisión, con lo cual, todo cambiaría, pero en ese abismo, para evitar un sufrimiento enorme, entrarías en otro sufrimiento produciría otros sufrimientos a personas que llevas toda la vida intentando defender y amar. Y en ese potencial abismo te encuentras siempre en la duda, rompiéndote por dentro, destrozándote por dentro, quedando reventado en el existir.

– Miras a tu alrededor, vas ampliando los círculos de la mirada, y, y eres consciente que todos han prosperado material y social y económicamente, han disfrutado en multitud de aspectos de la realidad, y tú, tú que siempre has intentado seguir las grandes normas, en casi todos los terrenos te has quedado a un cuarto, en muchos has descendido, y encima caminas con tus pasos de la soledad y el silencio por el existir y la existencia. Ni has progresado en los caminos de la Trascendencia, ni en los de la inmanencia. Y no entiendes nada, tú, tú que te has esforzado como un loco en un constante trabajar y estudiar y hacer y reflexionar y pensar. Tú, que has intentando siempre seguir las leyes jurídicas de tu sociedad, las normas sociales de tu tiempo, los mandatos morales y éticos esenciales de tu época, e incluso, las grandes normas metafísicas-religiosas de tu cultura. Tú, tú te miras en el espejo de la vida, y te das cuenta, que has fracasado en casi todo, y te encuentras en la soledad y silencio de casi todo. Pero hay que continuar viviendo-existiendo, ese es el deber de todo ser existente en este mundo.


Jesús Millán Muñozhttp://twitter.com/jmmcaminero  © jmm caminero (09 febrero-13 abril 2018 cr)



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