Las epidemias y nosotros

Decían los antiguos que la muerte llega sin esperar, metáfora y símbolo y realidad. A veces, la muerte avisa, a veces, la muerte es posible, otras probable, pero analicemos el morir. 

En esta seria de homenajes, que estoy realizando-construyendo a columnistas de este suelo y lugar en el que habitamos y nos habita, hoy le ha tocado a Rosa María Artal, que publicó una columna titulada La factura emocional de las pandemias, en el Diario.es, el 04 de junio del 2021. yo, si he aprendido-aprehendido algo en la vida-existencia, en los diversos órdenes, es que hay que tener en cuenta, distintos puntos de vista, Ortega, el gran Ortega como pensador, porque también tuvo sombras, nos conceptualizaría el racionalismo vitalista perspectivístico, es decir, cada persona o situación ofrece una dimensión. 

No todas son semejantes, ni todas totalmente iguales, ni todas exactamente parecidas, pero entre todas podemos aceptar mejor la realidad. Estemos cinco personas en un salón, cada uno percibirá la realidad de esa estancia-habitáculo de un modo diferente. En la realidad sucede lo mismo. 

La epidemia que llevamos sufriendo, en el momento de la redacción de este modesto artículo, los medios de comunicación, nos están indicando, que tienen miedo a la nueva variedad, que está surgiendo, Omicrón, tanto es así, que parece ser que el G-7, se va a reunir de urgencia. Lo cual nos lleva a temer-temblar un poco más. Toda realidad hemos indicado tiene muchas esferas-perspectivas-ópticas-dimensiones-ángulos-vertientes, y, ésta de la epidemia, me gusta más la palabra-concepto epidemia, que el de pandemia. Porque no olvidemos que las epidemias, algunas eran regionales, pero por lo general, eran globales, véase la de 1347-1349. Recuérdese que hasta prácticamente el siglo diecinueve, cada ciudad o territorio, sufría una epidemia, al menos, una por siglo, de consecuencias enormes. 

Como comentarista-columnista-articulista, modesto, creo que en este tema, hay que plantearse la cuestión de la muerte, el morir y el morirse, tanto individual o colectivo. Nosotros como humanos, que creíamos que éramos, todos, pequeños emperadores del mundo, nos hemos dado cuenta, que somos demasiado frágiles. Desde luego, nadie quiere oír, al mensajero de malas noticias, pero la OMS, tiene y tenía, de las epidemias y enfermedades posibles, la llamada Equis, es decir, la enfermedad que puede surgir, y nadie se la esperaba-esperaría. Por consecuencia, no hemos oído-escuchado a los órganos que nosotros hemos inventado para defendernos de las vulnerabilidades de la vida-existencia. 

Quizás, hemos sido demasiado soberbios, quizás, no hemos sido conscientes, de todas las partes que forman este enorme puzzle, donde existimos, es decir, Naturaleza, Sociedad, Cultura, Metafísica o Trascendencia –si admitimos tener esa dimensión de eternidad-. Por lo cual, cada conjunto de esas realidades-entidades forman y conforman nuestro ser y, es nuestro ser. Cada grupo está formado por cientos de elementos-variables-relaciones-ponderaciones-funciones. Somos en ese mundo. Un simple virus, nos hemos dado cuenta, cosa que durante siglos han sabido, otras generaciones, puede terminar con un individuo o una familia o una sociedad o un pueblo… o, al menos dejarlo malherido-maltrecho-derruido en parte o gran parte. 

Además, no estamos preparados a y para el morir. Puede que dentro de cien años, la vida media se alargue a cien años, puede, como algunos indican, que con el injerto de Inteligencia Artificial, cada individuo se prolongue varios siglos, dentro de mil años, puede que dentro de unas generaciones habitemos ya el sistema solar, parte de él, además de este planeta, pueden muchas posibilidades y, no sé, en qué probabilidad… 

Pero con modestia y humildad, quizás, debamos sentir-pensar-estar-ser conscientes, que de momento, la vida humana es limitada y débil, en muchos sentidos, por tanto, deberíamos prepararnos más y mejor a ese tránsito o ese final. Son dos palabras, que arrastran en su seno dos metafísicas diferente, usted como lector o lectora, quizás, no sea consciente. Porque nosotros los escritores jugamos con el lenguaje-conceptos-símbolos-metáforas-realidades. Se lo explicaré, la palabra tránsito es el final de la vida individual en esta tierra, pero después se espera Otro Mundo Eterno, para cada ser humano. 

La palabra muerte como final en esta vida, es que ese individuo termina y, no existe Trascendencia, solo quedará aquí, y quizás sea mucho, sus olas-ecos de sus actos, actos en todos los sentidos, palabras y hechos y deseos, de alguna medida. Porque, nuestras acciones, también dejan eco y poso, aunque no sepamos quién lo ha hecho. Pequeños cambios, que pueden favorecer a otros seres humanos, alguien siembra un árbol, y puede estar dando sombra durante cincuenta años, y fruto y peras y manzanas. También, alguien puede crear un dolor y sufrimiento sin necesidad, y perdurar ese mal, durante años y décadas en otras personas, quizás diluyéndose, quizás, dejando traumas, que otras generaciones heredarán de alguna manera. 

Debemos los columnistas, no solo mostrar realidades, no solo desde distintos puntos de vista, no solo los lectores-as, entender-comprender, que no ofrecemos tratados académicos universitarios, sino más bien opiniones-ideas sueltas, que pueden mostrar algunos puntos de vista diferentes-diversos. Al menos, este artículo, sirva de homenaje, a nuestra articulista que comentamos, y, a usted lector/a, le sirva para reflexionar sobre los novísimos. Concepto que supongo no conocerá, pero dentro de la filosofía escolástica, sería la reflexión sobre la muerte y lo que puede venir después, si admitimos que tenemos alma-espíritu inmortal. Porque no se concibe lo mismo, la vida y la muerte, si nos situamos en una perspectiva o en otra, en la de la muerte o en la del tránsito. Paz y bien. 


Jesús Millán Muñoz – http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es  © jmm caminero (30 noviembre 2021-12 enero 2022 cr). 



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