Guadalajara: lo ilimitado en lo limitado, I

Castillo de Zafra, Campillo de Dueñas, Guadalajara / De Diego Celso - Wikipedia

Somos de un lugar y espacio, de un tiempo y época, espacio y tiempo forman nuestra urdimbre esencial en la tierra. Somos y pasamos en estos aires y vientos y tierras y aguas.

Todo viaje es interior y exterior, más interior que exterior, recorres las neuronas de lo que eres o deseas o has sido o eres, el recuerdo y el deseo de recuerdo y el deseo de futuro. Cada ser humano con su fragilidad y su inmensidad, con su ser y su estar, su circunstancias y sus fragilidades, y, su alma-espíritu eterna, según los teísmos monoteístas occidentales. Somos y no-somos, estamos y no-estamos. Recorrer lugares es recorrer trozos del yo profundo en trozos de geografías y espacios y paisajes… Muchos, creen que para conocerse hay que recorrer cientos de cientos de miles de metros, quizás, el verdadero viaje sea el cercano. Esos árboles que atravesamos y no nos fijamos en ellos.

Guadalajara embarazada de La Mancha, -Madrid es Mancha también-, La Mancha en el seno de Castilla, Castilla en el seno de España, España en el seno de Europa, Europa en el seno de la Tierra… Loa viajes interiores y exteriores, los viajes de los ojos y de los oídos y de las piernas y de los brazos y de los vientres… Mirar como las águilas o los peces o los mamíferos, con la distancia y la cercanía, empezando por el Castillo de Zafra, sierra de Caldereros, piedras que surgieron y se formaron hace millones de años, fueron troceados en el medio de un fragor medieval de lucha y defensa… castillos de Castilla. Quizás, siglos de disrupciones culturales y metafísicas han llevado al corazón colectivo de estas gentes, estas gentes que somos nosotros, a un conflicto eterno con nosotros mismos. Siempre en lucha, con el alma, mística y ascética, siempre en lucha con las banderas. Siempre estaos en esa tranquilidad de no parecer que no se hace nada, quizás, porque se teme, que surja desde el interior-exterior otros conflictos… Existe otra Zafra en Extremadura, con sus calles y sus conventos…

Aquella mañana los dos viajeros, en Molina de Aragón, mañana de primavera, se va alejando en el tiempo, que hacía mucho frío, retorciéndose las calles, aquella mañana los dos viajeros de edad mediana pero madura, arribaron a estas piedras, haciendo mucho frío, recorrieron algunas calles, se acercaron a un puente y a un río, aquella mañana desayunaron en algún lugar, de una calle principal, aquella mañana que algunas piedras en vertical se habían destrozado y deteriorado por el tiempo, casas y casas palacios algunas deshabitadas, ahora, suponemos que ya restauradas… La Mancha tierra, en siglos pasados, de frontera, y, que existen en las fronteras pues aduanas y banderas, que eran las fronteras medievales pues los castillos. Castilla de castillos, castillos de Castilla.

Queremos hacer todos los escribientes, una nueva interpretación-libro que tenga el color del de Hita o de Cela en su Viaje, o de Buero y su teatro. Ambos libros recorren las vértebras de lugares-paisajes de estos vientos. Quisiéramos, todos los escribientes, pasar a la historia, por crear monumentos simbólicos de palabras –pero solo dejaremos, lo más esencial, la inmensa mayoría de nosotros, la memoria de los vástagos y descendientes de carne y mente y alma como nosotros-. Una sierra ha roto la tierra de la piedra, conformando y besando el llamado Barranco de la Hoz. En él existen especies de seres vivos, cada uno en su lugar, atraviesas algunos lugares, y, te mira un ser viviente de cuatro patas o volador, un insecto o un pájaro o una lagartija, y, te dices, qué entenderá de ti, ser bípedo racional, y, te preguntas, que entenderás tú, tú de ese ser de cuatro patas, que sabrá una lagartija de si misma, qué sabrá al vete a ti, de ti mismo, que quizás, tú no sabes. El misterio de seres vivientes individuales de distintas especies…

Las piedras y las verdes violetas de las hojas de árboles, siempre se besan con las metafísicas, aquí, la Virgen de la Hoz. No solo somos carne, no solo somos mente-conciencia-cerebro, sino también, muchos dicen, somos metafísicas, somos alma-espíritu inmortal. Los humanos desde las noches de los siglos, nos acercamos a lugares, para intentar saber, si después de este existir existe El Otro y Eterno, si tenemos inmortalidad y alma inmortal. Mientras tanto, nos acercamos a las fuentes de santuarios, para que nos ayuden a que los maridos sean mejores, que los hijos sean mejores, los tiempos y cosechas sean mejores…

Somos células y neuronas, somos espacio y tiempo, somos naturaleza en la Naturaleza, la Laguna de Taravilla. Está a unos cientos de miles de metros de tu casa, quizás, dentro de la gran urbe de la capital, y, jamás has visitado este lugar. Pero si has ido a América del Sur, o a la lejana Eurasia, porque tú, vives y existes en la Eurasia del Oeste, en una Península que denominamos Ibérica, quizás hayas viajado a los paisajes de las Rocosas de Norteamérica, pero no has pisado ningún fin de semana, por estas tierras que solo están a cien kilómetros de tu distancia, tú, del vientre de Madrid, tú, del vientre de la misma Mancha, paseas por la misma Mancha siempre recorriendo con el fin de la playa y la arena y los cuerpos esbeltos de cruzamientos de deseos. Y, no te detienes en tu misma Mancha…

Quisiéramos cuando nos enfrentamos al libro del Arcipreste de Hita, que presentó otra crónica del ser humano, cuándo nos enfrentamos al Viaje de la Alcarria, del maestro Nobel Cela, una forma de entender el país-aje, de otro modo y, el maestro Buero, semidormido en estos lustros. Siempre me digo, el Arcipreste, debió de gastar una cantidad de dinero apreciable, en el material del libro, en el hacerlo o escribirlo, sería ya papel. Pero el papel sería caro, no tanto como las vitelas. Y, nos ofreció otro modo de entender el mundo, el mundo interior y el mundo exterior… eso somos nosotros mundos, que nos encadenamos a espacios y tiempos. En esos nuestras pasiones y deseos y conceptos y razones mezcladas en una ensalada con las circunstancias, vamos tejiendo el recorrido de nuestro vivir y existir… somos y resomos y estamos y reestamos en nuestros ojos que miran al exterior y que miran desde el interior…

Atraviesas el Parque del Ato Tajo, sientes como si fueses un ser antes de los neolíticos, un Cromagnon que atraviesas estas tierras, con los colores cambiantes. Si lo haces de la madrugada, en el silencio del amanecer, y, puedes sentir los ruidos de parques humanos de vientos con aspas. Se juntan en algunos lugares árboles naturales con decenas de tonos de colores, en las caídas de las hojas, solo duran unos días, y, en otros lugares, el movimiento y ruido y sinfonías de los movimientos de los aires con las aspas, siempre el mismo símbolo el Quijote, siempre está el Quijano en algún lugar de esta tierra, bordeándolo como Cervantes en su nacimiento de ciudad, algunos dicen en Alcalá de Henares, otros, dicen, los pocos, en Alcázar de San Juan

Las victorias tienen mil padres, las derrotas son huérfanas, ya nos recordaron los viejos maestros de la Grecia Clásica. Porque ciudades de varios miles de habitantes, en la Grecia vieja de maestros, surgieron voces que interpretaron el mundo, y, nosotros, en ciudades de decenas de miles de almas, parece que no encontramos un nuevo mundo mental y conceptual y perceptivo. Aquel tiempo fue el amanecer de la cultura actual, y, pusieron nombre a casi todo, ahora, está surgiendo otro mundo, dentro de unos siglos, ya viajaremos y habitaremos todo el sistema solar…

Guadalajara en los sonidos del yo, rezuman los ecos del interior, al recorrer paisajes de humanos y paisajes de tierras, paisajes de recuerdos de seres vivientes, paisajes de recuerdos de naturaleza. Debajo de las estrellas, aquí escondido de ti mismo, aquí no-escondido de ti mismo. Solo te espera el viaje del viaje, que empieces a andarlo, con paz y seguridad, o quizás envueltos en grandes preguntas y dudas y fortalezas y debilidades…


Jesús Millán Muñoz – https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (02-12 agosto 2023 cr).



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