«El eco del bosque», de Raquel Ortega, el terror silencioso como fenómeno literario

Raquel Ortega

Por Eva Fraile
La Reina Lectora

La literatura de terror no es como el cine, es mucho más silenciosa y efectiva. En la gran pantalla, los baños de sangre y los efectos de sonido contribuyen a generar una atmósfera terrorífica que a menudo no es sino una sucesión de sustos encadenados. Pero lo que de verdad crea ese estado de terror calando los huesos es una atmósfera en la que sumergirse, lo que Raquel Ortega (Madrid, 1995) llama «terror silencioso». Sus libros son una buena prueba de ello. Ya se alzó con el Premio Literario Amazon 2022 con No despiertes al diablo y ahora vuelve a la carga con El eco del bosque.

La escritora madrileña Raquel Ortega tiene en su haber varios galardones, algunos de ellos los recibió cuando comenzaba a dar sus primeros pasos en el mundo de la escritura, cuando publicaba relatos en la red social Wattpad. Sin embargo, el más importante de todos ellos le llegó en el verano de 2022, cuando se coronó como vencedora del Premio Literario Amazon Storyteller con No despiertes al diablo, una novela de terror con un origen tan interesante como aterrador: sus propios sueños.

Su nuevo libro, El eco del bosque, que pertenece a la misma serie de libros, surgió, como ella misma explica, de una manera muy similar: «Al principio, iba a ser una única historia que surgió de una experiencia personal que tuve en mi infancia y que derivó en una pesadilla poco antes de comenzar a escribir la novela. En esta, recordé mis vacaciones en un pueblo rural al norte de España, en una casa antigua con poca iluminación y mobiliario de otra época. Me vi de nuevo saliendo de mi habitación en mitad de la noche para ir al baño, atravesando el pasillo en silencio e intentando que la mirada viva del hombre del cuadro no me espantase. El cuadro es lo que más recuerdo; cómo los ojos de aquel anciano parecían perseguirte cuando caminabas junto a él».

Lo que esconde El eco del bosque entre sus páginas no es menos aterrador que la esencia de la que nació. En esta novela, Raquel Ortega nos cuenta la historia de Joselen, una joven que acaba de perder a su madre y que debe abandonar sus estudios para dedicarse al cuidado de sus hermanos menores. Poco después, su padre, de profesión policía, toma la decisión de trasladar a toda la familia a vivir a un pequeño pueblecito llamado Ashloch, nada menos que en Irlanda. Allí, la chica no tardará mucho en comenzar a experimentar fenómenos paranormales.

Algo que llama mucho la atención de esta novela es la cantidad de detalles que la autora se ha tomado la molestia de poner en ella. Por ejemplo, todos los nombres de las localizaciones en las que sucede la trama tienen un significado especial; sin ir más lejos, Ashloch es un topónimo creado a partir de las palabras inglesas ash (ceniza) y loch (lago), pero hay muchos más a lo largo de la narración, como el río Liath, nombrado así por la palabra que en irlandés quiere decir gris.

No cabe duda de que Ortega se ha tomado muy en serio el tema de la ambientación, y no solo por estos detalles, que ya implican una capacidad de documentación bastante importante, sino por la propia composición de la historia. Cabe destacar aquí que la madrileña suele hacer gala de su predilección por eso que llama el «terror silencioso», el que perfectamente puedes estar de nosotros acechándonos en este mismo momento, el que nos hace girar la cabeza por si acaso, creando ese estado de tensión constante, mucho más efectivo que el que precisa de un baño de sangre explícito para inspirarnos la sensación de terror.

Esa atmósfera, que bien podría ser definida como su sello persona, está muy bien asentada sobre sus personajes. «Estoy muy satisfecha con el resultado —asegura Raquel Ortega—. Al final, son ellos los que tienen que ganarse al lector y convencerlo de que merece la pena el viaje hasta la última página. Todos mis personajes tienen su propia voz y sus propios demonios. Me gusta pensar que, incluso los antagonistas, son capaces de tocar el corazón del lector».

Ser capaz de estructurar un sueño para contarlo después ya parece una tarea complicada, y mucho más si es para escribir un libro acerca de ello. Imaginemos ya lo que tiene que ser conseguir una historia capaz de ganar premios como el de Amazon. Raquel Ortega, sin embargo, asegura no sentirse demasiado especial por ello; para ella es tan natural como el acto mismo de soñar cada noche.

«Cambia la vida, sí. En todos los aspectos —reconoce—. Desde el profesional, con las puertas que se abren, hasta el personal y la manera de enfrentarte a las siguientes historias. No me siento famosa, ni mucho menos. Pero ese tampoco es el objetivo del premio, ni tampoco el mío. Para mí lo más importante es enamorar con mi escritura, hacerme un hueco en este océano de historias, y que, poco a poco, se cree una comunidad de lectores que disfrutan con mis novelas».



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