María Jesús Pérez Navarro: «El sufrimiento es testigo silencioso de todo lo que ocurre»

Autora de «El sufrimiento de las cigarras»

María Jesús Pérez Navarro / Foto: /www.mjpereznavarro.com
Por Eva Fraile
La Reina Lectora
Dedicarle un libro al sufrimiento pudiera parecer, en un principio, algo desalentador, pero María Jesús Pérez Navarro (Santomera, Murcia, 1987) consigue en El sufrimiento de las cigarras convertir a ese sufrimiento vital que jalona cada una de nuestras existencias en un auténtico protagonista. Un personaje fantasmal que se hace patente y le da sentido a la narración, y además lo hace sirviendo como nexo de unión entre los distintos hilos que componen este interesante relato, premiado en la V edición de los Premios Caligrama y finalista del I Certamen de Novela Casino de Monóvar.

¿Qué sientes cuando echas la vista atrás a todo el proceso desde que comenzaste a escribir, ahora que ya está publicada El sufrimiento de las cigarras?

Hace ya bastantes años, paseaba con una amiga cuando, de repente, nuestras risas pasaron a reflexionar de temas más serios. Recuerdo que me dijo que a ella le gustaría poder mirar atrás pasados unos años y sentirse orgullosa de lo que había conseguido. En ese momento me di cuenta de que yo también buscaba lo mismo. Poco después, empecé a escribir.

Si miro atrás, siento satisfacción y eso me hace sentir cierto orgullo. No ha sido fácil, detrás de este camino ha habido mucho esfuerzo y trabajo. Me siento afortunada también de haberme cruzado con esos golpecitos de suerte que son también muy necesarios en todas las carreras. La novela quedó finalista del I Certamen de Novela Casino de Monóvar y, posteriormente, ganó la V Edición de los Premios Caligrama en la categoría Best-Seller.  El premio era la reedición en B de Bolsillo de Penguin Random House. Durante todo este camino, ha conseguido superar los diez mil lectores y despertar cierto interés en torno a la historia. Todo esto lo vivo con mucha ilusión y responsabilidad: siento continuamente que tengo que seguir adelante y ser capaz de responder a esta confianza con nuevas historias.

Dentro de unos años, me gustaría volver a mirar atrás y volver a sonreír. Seguir con ese camino que de alguna manera puso ante mí mi querida amiga. Por cierto, se llama Celia, como la protagonista de El sufrimiento de las cigarras.

Calificas El sufrimiento de las cigarras como una novela de misterio, amor y sufrimiento, pero ¿cómo se combinan esos tres ingredientes tan dispares y que te salga tan bien?

La verdad es que no fue algo premeditado. La historia llegó a mí con tres pequeñas pinceladas: la primera era Celia, una joven que se sentía perdida. La segunda, una desaparición y, la tercera, el final, que en esta historia tuve claro desde el principio.

A partir de estas tres pinceladas empecé a trabajar, a dar forma a las tramas y a crear la atmósfera que envolvería la novela. Me di cuenta de que tenía un misterio claro que sería el eje vertebrador de la historia: la desaparición de Macarena, pero también una serie de personajes muy complejos y con un relato propio. Las relaciones personales empezaron a tomar fuerza, con sus luces y sus sombras. Todo ello bajo un tema recurrente en cada una de las historias: el sufrimiento que acompaña cada vida.

¿Por qué querías hablar del sufrimiento en tu novela, qué mensaje querías trasladar al lector?

En realidad, no lo elegí, fue la propia historia quien lo puso ahí. Esas tres pequeñas pinceladas que he comentado me condujeron de alguna forma hasta ese punto.  ¿Qué es lo que une cada una de las historias, las tramas, los personajes?: el sufrimiento.

Ese era el tema central de la novela y sobre el que debía tejer el resto de puntos de la historia. El sufrimiento siempre está ahí, acompaña a los personajes en cada una de las escenas. Testigo silencioso de todo lo que ocurre.

Cuéntanos algo que te pareciese innegociable, que debía estar sí o sí en El sufrimiento de las cigarras cuando comenzaste a darle forma.

Hay una escena en la novela que creo que hubiera sido innegociable para mí y está directamente relacionada con el título de la novela.

No lo tuve claro desde el principio. Sabía que buscaba algo atractivo, que se relacionara con la novela y le diera sentido de alguna forma a todo lo que en ella ocurría. Mi primera opción fue «Los gritos del silencio» (quien ha leído la novela sabrá que también podría encajar), pero ya estaba cogido: es una película rodada en 1984 sobre una parte sangrante de la historia de Camboya.

Seguí trabajando en la novela con la mente abierta y, de pronto, un día, escribiendo, vino a mí: «El sufrimiento de las cigarras», y de forma automática me vi en la playa y en la escena concreta en la que se explica el significado del título de la novela. Lo tuve claro, encajaba a la perfección con la historia, con su final y le terminaba de dar sentido a la novela. Era la pieza que sentía que faltaba.

Por ello, creo que jamás hubiera dejado fuera de la novela el título y la escena en concreto donde se explica su significado.

¿Es posible para ti como autora desmarcarte totalmente de tus personajes, que no se te parezcan en nada?

A veces sí, en otros casos no. En los casos en los que me resulta sencillo es porque tengo un referente claro de lo que quiero crear y es algo muy diferente a mí. En los que es más complicado es en aquellos en los que me siento más próxima: por edad, por aficiones, por su forma de pensar… En esos, sin llegar a ser yo, imagino que acaban haciendo o diciendo algunas cosas que yo diría en su lugar.

A los lectores les encanta preguntar sobre cuánto de real tienen los personajes, y a mí me gusta mucho contestar lo mismo: «Todo y nada». Porque, aunque partamos de algún referente real, suelen ser pequeños detalles, y al final, el personaje evoluciona solo, se transforma en un ente con vida propia y acaba haciendo lo que él mismo demanda o lo que interesa que haga por la trama.

¿Qué parte del proceso de creación de un libro, desde que comienzas a escribir hasta que tienes que darle visibilidad, te resulta más ardua?

Siempre digo que todo en este mundo de la escritura es complicado: dar el paso es complejo, ser capaz de plasmar en el papel las ideas que inundan tu cabeza es un proceso difícil, ser capaz de terminar la historia es una meta que a veces cuesta alcanzar… Pero es que, cuando tienes la novela terminada y piensas que ya lo tienes todo hecho…, resulta que hay que conseguir que se publique, vender una vez que llega a las librerías…

Escribir es una lucha, una lucha continua. Pero creo que no hay batalla que merezca más la pena, porque, al mismo tiempo que sus fases son complejas, también están llenas de vida, de superación, de orgullo. Y si tienes la suerte de llegar al corazón del lector, sentir que ha disfrutado la historia… es una sensación que no tiene precio.

Aseguras que disfrutas mucho del trato directo con el público, sobre todo en firmas, ¿también te gusta interactuar en redes sociales?

Sí, es una parte de la escritura que me gusta mucho. He conocido a gente maravillosa a través de las redes sociales, y muchos de ellos luego vienen a las firmas. El momento en el que una relación deja de ser meramente digital es muy bonito.

La verdad es que las redes sociales tienen una parte positiva que yo disfruto mucho: es una herramienta inmejorable para conseguir dar a conocer la novela y poder interactuar con los lectores.

¿Qué genero/s te gusta/n más como lectora?

Leo mucho y de estilo muy variado. A veces busco historias similares a lo que yo escribo (muchas veces para aprender de otros autores), otras me intereso por obras completamente diferentes.

La vida nos viene durante muchos años marcada, cambiarla es complicada… La lectura desde muy temprana edad nos permite aprender sobre lo que nos interesa, descubrir y viajar a otros países, otras épocas… Nos permite decidir por nosotros mismos sobre qué temas queremos focalizarnos (científicos, religiosos, políticos…). Leer nos hace libres.

– ¿Tendrá una continuación El sufrimiento de las cigarras? ¿Qué puedes contarnos sobre este proyecto?

Para mí, El sufrimiento de las cigarras termina con esta novela. Muchos lectores, en cambio, me dicen que les encantaría poder leer una secuela. Por ello, es algo que no descarto del todo, mantengo la mente abierta: si en el futuro llega una buena idea para una segunda parte, la escribiría. Pero es algo que no voy a forzar. Se podría decir que lo dejo en manos del destino.

Ahora mismo estoy trabajando en una nueva novela, me encuentro a las puertas del final (cerca y lejos a la vez). Como decía, es una historia independiente y diferente a El sufrimiento de las cigarras,  pero he intentado mantener toda su esencia en este nuevo proyecto. Empieza con una desaparición. No podría ser de otra forma.



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